domingo, 22 de febrero de 2015

D. Bernardo Berruezo Gerez (1875-1908). Parte II


El año 1898 fue un punto de inflexión en la Historia de España; la irremediable Guerra con los Estados Unidos de América, ante las imposiciones e intransigencias estadounidenses sobre Cuba Española, hizo que se pasara de un entusiasmo y alegría bélica colectiva, promovida por la prensa de la época, a una melancolía y pesimismo nacional por la dolorosa pérdida de los últimos reductos (Filipinas, Cuba, Puerto Rico, Guam y otras islas menores del Océano Pacífico) del antaño poderoso imperio español de ultramar.


El llamado Desastre del 98 supuso una enorme conmoción en la sociedad española. La derrota militar frente a unos subestimados EE.UU. y la consiguiente pérdida de las colonias españolas de ultramar originó un fuerte desencantamiento con la Monarquía y la clase política gobernante, que se demostró incapaz de encauzar de manera más efectiva el descalabró militar que sufrió España. Este sentimiento de fin del imperio colonial, desencanto político y aceptación de la verdadera realidad nacional tras el Desastre hizo surgir en España un movimiento social e intelectual llamado Regeneracionismo.
Este movimiento regenerador fue muy acuciante en Almería, provincia tradicionalmente deprimida y donde los pueblos estaban condenados a sufrir paulatinamente un injusto abandono por parte del Gobierno de España.
El grupo regeneracionista de Garrucha, del que era partícipe principal el joven Bernardo, renegó de la España de la Restauración Borbónica y abrazó el republicanismo como la única fórmula capaz de hacer resurgir España y llevarla al concierto de los países más desarrollados y progresistas. Bernardo Berruezo Gerez dirigió a los jóvenes regeneracionistas garrucheros y, junto a los veteranos del Sexenio Revolucionario de 1868, condujo este espíritu de resurgimiento de una nueva España a la búsqueda de soluciones a los nuevos problemas económicos, políticos y sociales que se presentaban al país.
Reunión Republicana. El Eco de Levante (16/9/1902)
Como ya se ha comentado, a nivel político, Bernardo, inspirado en los ideales ilustrados del republicanismo francés, militó en la política local garruchera en las filas republicanas. Fuertemente comprometido con los más altos ideales de libertad, igualdad y fraternidad buscó ansiadamente la redención de Garrucha para llevarla al concierto de las villas comerciales e industriales más importantes de España, cuando comenzó su declive económico a principios del siglo XX. Para la defensa de sus convicciones se adentró en el mundo del periodismo donde fue un defensor acérrimo de los intereses progresistas de Garrucha y su comarca.
De 1887 a 1915 se editaron en Garrucha más de una decena de revistas y/o periódicos con mayor o menor éxito, como consecuencia del bullicio económico y social que vivió el municipio en esa época, para defender y luchar por sus intereses. Algunos con una duración de días, otros de meses y otros de pocos años. Éstos fueron: El Litoral, El Levante, El Látigo, El Adalid, La Fusta, La Unión Obrera, El Contribuyente, El Obrero, La Justicia, La Opinión Pública, La Razón, El Porvenir, Ideal, El Despertar y El Eco de Levante. Fue precisamente en este último, surgido por segunda vez el 3 de agosto de 1899 y que terminó de publicarse el 23 de abril de 1903, en el que Bernardo, cofundador del mismo, trabajó como redactor periodístico. Sus artículos los firmaba como BEBE, B.B., B. Berruezo o Bernardo Berruezo. El periódico era dirigido por su amigo D. José Bueno y Cordero y como compañeros de redacción tenía a D. Antonio Lacal Montenegro (médico titular de Garrucha) y a D. Pedro Gea López-Teruel (médico y comerciante), además de contar con colaboraciones de diversa autoría. Bernardo tuvo un papel principal en este periódico, siendo quizás el redactor más activo y feroz de ellos; el ímpetu de su juventud jugaba a su favor. Este periódico, dada la enorme importancia de Garrucha en su época comercial, era leído no sólo en el municipio sino en todo el levante almeriense y Murcia, principalmente.

El Eco de Levante nació como semanario de cuatro páginas en las que se abogaba firmemente por la realización de los tres proyectos principales y necesarios para la regeneración de Garrucha y su comarca: la construcción del ferrocarril de Lorca a Almería, el canal del Almanzora y la carretera de Garrucha a los Gallardos. También se trataban temas de agricultura, comercio, minería, literatura y sociedad. La cuarta página estaba destinada a anuncios de publicidad comercial.
1899 fue, por tanto, el año del inicio de una vibrante campaña periodística, que acaudilló un veinteañero Bernardo en defensa del progreso económico y social de Garrucha y su comarca.
Asimismo, se preocupó por la desigualdad de clases y la miseria de la clase obrera, tan castigada en la época. En este sentido, como periodista, por ejemplo, denunció y solicitó la supresión del famoso Impuesto de Consumos, tan perjudicial para aquella clase trabajadora. En uno de los artículos en El Eco de Levante (16/10/1901) sobre este espinoso tema se diría: "Mil veces hemos combatido ese terrible impuesto, que gravita sobre el pobre en la misma cuantía que sobre el rico y que hace contribuir con mayor suma al que más familia tiene, a pesar de que sus recursos han de estar en razón inversa al número de personas que la compongan. En varias ocasiones clamamos contra ese odioso tributo, cuyo cobro tiene que realizarse por gente mal educada, falta de sentimientos de caridad, pues ningún hombre honrado puede exigir al mendigo y al pobre bracero una parte de su limosna o de su jornal, ganado con tanto trabajo, sin sentir repugnancia, ni menos podrá llevar a cabo el infame comiso, que arrebata al pobre su alimento y el de sus hijos, llevando el hambre y la desesperación al mísero hogar."

También se preocupó Bernardo de la alarmante emigración de los trabajadores cuando comenzó la crisis económica de Garrucha a principios de siglo XX, en este sentido escribió en El Eco de Levante, el 16 de diciembre de 1904, al Ministro de Fomento D. José de Cárdenas y Uriarte:

"[...] En los tres últimos meses van embarcados por los puertos de Almería, Garrucha y Águilas la friolera de 5.000 emigrantes con destino a Argelia, en su mayoría procedentes de la zona de Levante de la provincia de Almería.
¿No parace a V.E. la cifra horrible y alarmante? ¿Verdad que es un desconsuelo que el hambre arroje de su patria a tantísimos braceros, aposentándose a diario en ella legiones de frailes extranjeros, que maldito el bien que nos hacen? Y cuente el señor ministro con que a su número hay que añadir la emigración a países más lejanos, y algunos miles más de hombres que anualmente van a otras provincias españolas, porque aquí no hallan trabajo; porque esta zona tan privilegiada por la Naturaleza en su suelo y en su subsuelo, es la más abandonada de todas, y los poderes públicos sólo se acuerdan de ella para azotarla con irresistibles contribuciones.
La minería, principal fuente de riqueza de la comarca, que posee sierras tan ricas como las de Almagrera, Alhamilla, Bacares, Bédar y otras, no puede desenvolverse porque los impuestos que sobre ella pesan así lo imponen. La pequeña industria de este ramo, lo que podemos llamar pequeñas explotaciones, y que proporcionaba antes el sustento a infinidad de familias, desapareció por completo.
La agricultura, nuestra famosa agricultura otra veces, porque ha llevado a los mercados el mejor fruto, está igualmente paralizada por la enormidad de los tributos que paga y por la absoluta carencia de medios de riego.
[…] para evitar esa tremenda emigración que sufre esta zona, se hace necesaria, completamente necesaria, la construcción del ferrocarril de Lorca a Almería, o, en su defecto, una línea secundaria de Zurgena a Garrucha. Que el Canal de Almanzora se impone como única salvación de nuestra tan decaída agricultura, que es de absoluta necesidad una carretera que partiendo de Sierra Almagrera, la importante sierra que atesora en sus entrañas los más preciados minerales, pase por Garrucha, su puerto, y vaya a empalmar en los Gallardos con la de Lumbreras a Almería, dando así comunicación a dos cotos mineros de extraordinaria producción.
Que la referida emigración, robustecedora de la usura, va acrecentando de día en día la inmoralidad por otros órdenes, y que este país, todavía cunero y sometido a pesar de sus continuos sufrimientos, tendrá que abandonar en pleno este territorio, porque el hambre se enseñorea ya en él de un modo pavoroso; la incultura por falta de escuelas predomina y la honradez, la laboriosidad que siempre fueron lema de estos pacientes habitantes, corre inminente riesgo de trucarse en feroz condición.
Y este cambio, forzosamente habría de remorder la conciencia de sus causantes, de los Gobiernos que ignoran la diferencia enorme que hay entre habitar en la zona de Levante de la provincia de Almería, o en Jauja, que es la residencia habitual de ellos."

Dada su valía en la prensa local, no tardó en saltar a la prensa nacional y en 1900 fue nombrado corresponsal en Garrucha del importante periódico madrileño El Liberal. En el mismo publicó tanto noticias sobre el asunto del ferrocarril de Lorca a Almería como sucesos acaecidos en Garrucha y su comarca.

Noticia de El Eco de Levante (29/1/1900)

Merece la pena pararse y comentar, al menos brevemente, uno de los asuntos más importantes de la época y que hizo correr enormes ríos de tinta en la diversa prensa del levante almeriense. La construcción del ferrocarril de Lorca a Almería supuso una verdadera Cruzada para aquellos prohombres del Este de Almería. Garrucha, cuyo único medio económicamente viable de exportación de la riqueza minera y agrícola era por mar, necesitaba la mejora inmediata de sus infraestructuras terrestres para seguir prosperando como villa comercial e industrial. Por ello se solicitó la construcción del ferrocarril de Lorca a Almería (construcción que estaba incluida en el plan general de ferrocarriles aprobado por el Congreso en 1885, pero que aún no se había realizado) con un anejo a Garrucha-Vera, que, aunque nunca llegó a construirse por la desidia del Gobierno Central, supuso una enorme esperanza su ansiada realización para aquellos pueblos levantinos. La mayor parte de los artículos de Bernardo en El Eco de Levante tratan sobre este fin. Además formó parte de la Junta Gestora del ferrocarril de Lorca a Almería y se reunió con acaudalados constructores como D. Ivo Bosch y se entrevistó con diputados, senadores y diversas personalidades que por cuyo cargo o economía podían inclinar la balanza a favor de la construcción de la citada línea de tren. Pese a toda esta lucha, todo fue en vano. 

Lo comentado en esta segunda parte de la reseña biográfica de D. Bernardo Berruezo Gerez da fe de su carácter regeneracionista y de la fortaleza de su compromiso en la búsqueda de soluciones ante los problemas económicos y sociales de Garrucha, en particular, y del levante almeriense, en general.

[Continuará]

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