miércoles, 28 de septiembre de 2016

La Unión Republicana de don Francisco Berruezo López


El Desastre del 98 indudablemente dio alas a los republicanos. La derrota militar y la dolorosa pérdida de las provincias españolas de ultramar provocaron un sentimiento de desencanto popular hacia el Gobierno. El pueblo, engañado por la prensa, que vaticinó una victoria fácil ante unos subestimados Estados Unidos, le echó la culpa de los males de España a la clase política gobernante.

Nicolás Salmerón en un discurso. Hacia 1900
El movimiento republicano vio en esta crisis la posibilidad de instaurar la República. Para ello procuraron, de una parte, la concentración de las diversas fuerzas de esta tendencia y a tal efecto constituyeron un Partido Político, con la denominación de Unión Republicana para presentarse a las Elecciones Generales de 1903; de otra, realizaron intensas campañas dirigidas a la opinión pública para propiciar un clamor popular a favor del advenimiento de la República, pues como dijo Salmerón en su discurso de aceptación de la Presidencia de la Unión Republicana: “Los partidos monárquicos, por servir a la dinastía, han llevado a la Patria a la pérdida del imperio colonial, y sólo por la República puede redimirse la Patria.”

Del referido discurso de Nicolás Salmerón podemos resaltar el ideario político del Partido naciente, destacando algunas partes del mismo.

Salmerón atribuye a la Restauración Monárquica la causa de la pérdida del Imperio Español, considerando que la regeneración de España tiene que venir necesariamente con la instauración de la República. Así se desprende de sus palabras: “Nosotros podremos decir: Hubo una España que fue desmembrada, desposeída de su imperio colonial por la Restauración Austroborbónica, y ofreceremos una España seria, digna de la obra que realizaremos en holocausto de la Patria, cumpliendo así con nuestro deber.”

Por otra parte, se vuelve a la radicalidad de la acción política para hacerse con el poder: “Nosotros debemos ir a la conquista del Estado haciendo uso de todos los medios, haciendo uso, repito, de todos los medios; porque cuando se ha demostrado por una sistemática conducta de los Poderes Públicos que los medios legales están obstruidos, para que la soberanía de la nación se afirme, en el ejercicio de la soberanía ha de encarnarse la fuerza…”. A pesar de que la violencia había sido desterrada de la práctica totalidad de las ideologías políticas en España (porque aún perduraban en el recuerdo los procesos revolucionarios que casi provocaron la desmembración de España durante la I República), a principios del siglo XX la violencia como forma de acción política se constituyó como una de las nuevas religiones de la nueva centuria, que tuvo en el anarquismo a su mayor referente. Asimismo, era un mal necesario para dar cabida en la Unión a las facciones republicanas más radicales.

“La República es la negación de todo lo que hay en la Monarquía”, con esta frase sectaria se aleja de cualquier entendimiento con los partidos dinásticos a los que considera incompatibles con la democracia porque son los valedores del régimen.

Asimismo, Salmerón alude a que en la Unión Republicana se encuentran los verdaderos demócratas, alejados de la Demagogia (considerada por Aristóteles como la forma impura de gobierno de la Democracia), con la que algunos políticos  pretenden acceder y mantenerse en el poder mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos (populismo). También, el nuevo Partido busca el fin loable de la desaparición de la lucha de clases mediante la participación en las reformas sociales y económicas de todos los sectores, como se desprende de la siguiente frase: “Nosotros, a fuer de demócratas, pero de demócratas que distamos tanto de la demagogia, por el sentido en que apreciamos y cultivamos los principios democráticos, como el régimen monárquico, por radicalmente incompatible con la democracia, queremos que no haya lucha de clases; queremos que aquellas fuerzas que aún no han llegado al Poder, encarnen en el derecho para alcanzarlo e integrarlo con reformas económicas y sociales”.

En definitiva, la ilusión regeneracionista salvadora que predicaba la Unión Republicana se resume en las siguientes palabras de Salmerón: “La España que fue, fue obra de la Monarquía; esta España que renace, es la obra de la República”. Además, pretendían la restauración de la Constitución de 1869 y la convocación de Cortes Constituyentes con el objetivo de proclamar la República.

En 1902 se procedió a la reorganización de las variadas fuerzas republicanas para constituir la Unión Republicana. En Garrucha se constituyó en septiembre la siguiente Junta Directiva:

Reunión republicana
Convenidos algunos republicanos de este pueblo, celebraron el domingo último una reunión para designar su Comité o Junta Directiva, contribuyendo así a la reorganización del partido en esta provincia, que se está operando ahora por iniciativa de los elementos de la Unión Republicana de Almería.
Este Comité ha quedado constituido en la siguiente forma:
Presidente: D. Enrique Calvet y Lara
Vicepresidente: D. Francisco Berruezo López
Tesorero: D. Marcos Giménez
Vocales: D. Bernardo Berruezo, D. Cándido González, D. Miguel Martínez, D. Ricardo Guevara, D. Manuel González y D. Pedro Gea.
(El Eco de Levante, Garrucha, 16 de septiembre de 1902)
D. Enrique Calvet y D. Francisco Berruezo, los dos grandes líderes del republicanismo garruchero
 a finales del siglo XIX y principios del siglo XX
Foto Calvet: Extraída del libro Memoria Fotográfica de Garrucha (1838-1936): La Historia Quieta
Foto Berruezo: Colección José Berruezo García

Es destacable la aparición del prestigioso republicano progresista don Enrique Calvet que, después de años de ausencia, regresaba a Garrucha para asumir la presidencia del Partido. Sin lugar a dudas era un cargo honorífico pues el anciano Calvet pronto regresó a su domicilio de Madrid, donde falleció tres meses más tarde, en diciembre de 1902, a la edad de 74 años. Desde entonces, don Francisco Berruezo López, baluarte del republicanismo posibilista garruchero, asumió de manera oficial una presidencia que ya ejercía de facto.

D. Bernardo Berruezo Gerez
Col. José Berruezo García
También es reseñable, aunque no sorprendente, que el joven D. Bernardo Berruezo Gerez (hijo de D. Francisco Berruezo López) fuese vocal de la Unión Republicana. Este comerciante y periodista garruchero, adscrito desde temprana edad a la doctrina salmeroniana, se distinguía en la prensa por su lucha contra las injusticias sociales y económicas, además de abogar siempre por la Regeneración del levante almeriense.

En lo concerniente al ámbito local, los republicanos solicitaban la autonomía municipal y una mayor participación de los ciudadanos en la vida pública, aunque el gobierno debería ser ostentado por vecinos pudientes, ya que así se entendía que el enriquecimiento personal ilícito sería más improbable: “Porque democracia es el gobierno del pueblo, y aquí el pueblo no es nada más que víctima del caciquismo. Ni él interviene en las elecciones, ni él fiscaliza los actos de la Administración Pública, ni nadie le da cuenta de la inversión de los fondos comunales. ¿Y para qué? El pueblo es indocto y nada entiende, se deja explotar y siente el malestar y calla, paga lo legal y lo ilegal, y sufre. Por eso, lo menos malo será que seamos gobernados por los pudientes, por los que tengan lo bastante para cubrir sus necesidades; y si además son gentes educadas y de buenos sentimientos, procurarán nuestra instrucción y el alivio de los tributos.” (El Eco de Levante, Garrucha, 16 de diciembre de 1902)

D. José Jesús García
(Extraída Biografías. Dip. Alm.)
El objetivo general de la Unión era presentarse con una sola candidatura republicana a las Elecciones Generales de 1903, donde consiguieron 30 escaños sobre un total de 403 en el Congreso de los Diputados, habiendo doblado su presencia con respecto a las Elecciones Generales de 1901. No obstante, no lograron sacar diputado por la circunscripción de Almería en estas elecciones.

Dos años más tarde, los republicanos se prepararon para dar un nuevo empujón a su unificada fuerza en las Elecciones Generales del 10 de septiembre de 1905. Y aunque no consiguieron aumentar el número de escaños, se produjeron importantes victorias en Madrid, Cataluña y Valencia. En Almería consiguieron que el buen amigo de la familia Berruezo, Pepe Jesús, como era popularmente conocido D. José Jesús García Gómez, fuera diputado por la circunscripción almeriense.


jueves, 22 de septiembre de 2016

El Gran Berruezo


Francisco Berruezo, el Gran Berruezo
Col. José Berruezo García
Han pasado más de 50 años y nunca se me podrá olvidar aquella mañana del 19 de junio de 1960 en el cementerio de San Miguel de Málaga. Pocas veces vi entierro tan multitudinario en aquel antiguo camposanto malacitano, centenares de personas reunidas en tan triste día lloraban junto a los familiares del difunto la terrible pérdida que acababan de sufrir.

El féretro, portado a hombros por la Policía Armada, avanzaba a duras penas entre un gran gentío por las calles del cementerio en busca del nicho que había de ser eterno descanso del finado. Tras él iban los destrozados familiares, el Alcalde de la ciudad, el Gobernador Civil, el Presidente de la Diputación Provincial, el Comandante Jefe de la Policía Armada y de Tráfico, el Comisario Jefe del Cuerpo General de Policía, el Jefe de la Policía Municipal, diversos altos cargos del Ejército y de la Policía, representantes de peñas deportivas, instituciones civiles, amigos, etc. En el momento de la inhumación un pelotón de la Policía Armada rindió los honores de ordenanza.

Era tal la masificación que allí se concentraba que parecía que el ataúd navegaba en un mar de personas. Ante semejante manifestación de duelo y desfile de personalidades no eran pocos los curiosos que se acercaron a ver el entierro. Uno de ellos me preguntó: ¿Quién es el fallecido? Tragué un poco de saliva, deshice como pude el nudo que me afligía el pecho, me serené un minuto y le contesté: Ha muerto el Gran Berruezo. Si no lo conociste, yo te contaré su historia…

Francisco Berruezo nació en Garrucha el 27 de septiembre de 1913 y pertenecía a uno de los linajes fundadores del municipio. Era hijo, nieto y bisnieto de Alcaldes, y su infancia transcurrió de manera cómoda en el seno de una buena familia vinculada al comercio y los negocios mineros.

Puede decirse que tuvo una pasión en la vida: el deporte, y más concretamente, el fútbol. Éste debió llegar a Garrucha hacia 1915 de manos de las tripulaciones inglesas de los buques mercantes que llegaban al municipio para embarcar, principalmente, minerales y esparto. Los marinos extranjeros jugaban partidos en la localidad y poco a poco fue calando este juego entre los garrucheros.

Gracias a una entrevista que concedió al periódico Heraldo de Almería en julio de 1932 podemos conocer sus inicios en la vida deportiva. Comenzó en 1921, a los ochos años, jugando en los equipos infantiles del Garrucha F.C. Niño con una habilidad especial para el fútbol, donde destacaba por su dribling, se puso como meta a su corta edad jugar con el primer equipo, por lo que se colaba en los entrenamientos de los mayores. Y aunque admitido con buen agrado por los jugadores del primer equipo, la Junta Directiva del Club le denegó formar parte de la plantilla dados sus 8 años. No obstante, no se amedrentó ante esto y siguió jugando con los infantiles y entrenando con el primer equipo. Tal fue su entusiasmo y calidad, que finalmente fue admitido en el primer equipo, a la edad de 10 años, aunque en condición de suplente. Todo ello, por su tesón personal y jugando al fútbol a escondidas, ya que sus padres no querían que practicase este deporte de contacto que le hacía, la mayoría de las veces, la ropa jirones.

El fútbol de Garrucha vivió su impulso definitivo con la creación de la Peña Deportiva de Garrucha en 1929, lo que hizo que el club, gracias a las gestiones de D. Pedro González Cervantes, jugara partidos de cierta envergadura.

Francisco Berruezo, tercero de pie empezando por la izquierda, en el Peña Deportiva de Garrucha. Hacia 1929
(Extraída de Memoria fotográfica de Garrucha (1838-1936). Vol. III. Ed: Ayto. de Garrucha. Autor: Juan Grima)

Una tarde en la que el Garrucha jugó un partido con el Motril, nuestro joven protagonista vivió su bautismo con el primer equipo. La lesión del extremo derecho del Garrucha hizo que Berruezo jugase en su sustitución en esta posición. Fue un partido especial para él, ya que había conseguido que sus padres fuesen al campo a verlo, por lo que puso todo lo mejor de sí en este señalado partido. Tirando de arrojo y demostrando sus grandes cualidades en este deporte, el muchacho Paco Berruezo dejó a todos embobados con su juego; el estadio se batió en estruendosos aplausos y se vitoreó con pasión: ¡Berruezo! ¡Berruezo! ¡Berruezo! Sus padres, el Alcalde D. Pedro y Dña. María, ante semejante espectáculo, aplaudieron encarecidamente a su hijo durante el partido y nunca más le prohibieron jugar al fútbol. Sin embargo, tan memorable día, en el que se consagró como jugador del primer equipo, acabó lesionándose en la pierna derecha, lo que a la postre acabaría por favorecer su vida deportiva.

Tras esta lesión comenzó a pegarle al balón con la izquierda y para su sorpresa acabó siendo zurdo por la destreza que mostraba, jugando desde entonces como extremo izquierda en Garrucha.

En poco tiempo adquirió una gran fama en el levante almeriense, apodándosele “El Gran Berruezo”. Y aunque militaba en el Garrucha, en varias ocasiones los equipos de fútbol de los pueblos limítrofes le pedían que jugara con ellos en partidos de trascendencia.

En 1931 se derribaron los muros del estadio del Garrucha con motivo de la ampliación de la Calle Mayor hacia Mojácar por orden del Ayuntamiento, lo que dio pie a la siguiente coplilla. Pese a lo pesimista de la canción, el fútbol no acabó en Garrucha.

El Fútbol en Garrucha se ha terminado,
tirando las paredes con gran descaro.
Qué lástima, señores, que ocurra así,
porque se ganó a equipos de gran postín.
Aquí nació el Gran Berruezo,
aquí nació el Jesusín,
el Churumbo y el Alías
y también nació el Martín.
Pobre Peña Deportiva,
tu vida ya se acabó,
y es difícil que en Garrucha
vuelva a triunfar el fútbol

(Coplilla Popular de Garrucha, 1931)

En el verano de 1931 llegó a Garrucha para disfrutar unos días de vacaciones D. José Aynat. Este hombre era un gran aficionado al fútbol y vio jugar a Berruezo en varios de los partidos que se celebraron. Aynat, maravillado por el juego de éste, llegó a decir: “Es lástima que este chico no esté en un equipo de más categoría. ¡Yo voy a procurar llevármelo a Madrid!”. Y así fue, en septiembre de 1931 llegó don Francisco Berruezo al Real Madrid C.F. (entonces Madrid C.F., por cosas de la República) con un contrato de 500 pesetas para los costes de viaje, una gratificación mensual de 150 pesetas para gastos particulares y el hospedaje en hotel correría a cargo del club merengue. Y quién mejor que sea el propio Francisco Berruezo quién comente como aconteció su estancia en Madrid:

Nota del Heraldo de Almería (29/9/1931)
“En la estación me esperaba mi protector (Aynat), que me condujo seguidamente al hotel que me habían designado. Al día siguiente fui en su compañía al campo de Chamartín, donde se entrenan los internacionales del Madrid C.F. ¡Me parecía todo un sueño! Mi protector me presentó al entrenador, y a algunos de los jugadores. Sostuve una buena charla con el veterano José María Peña y saludé a Lozano. El entrenador me requirió a su presencia, vestido con el uniforme merengue. Me tuvo un gran rato entrenándome. Le debí agradar, porque al aproximarme a él, oí que decía: «Tiene buen toque y buena pegada.» Seguidamente, se despidió de mí, designándome los lunes, martes y viernes para que acudiera a entrenarme. [...] (Un día) tuve una actuación magnífica y al final oí decir al entrenador: «Se va a dar el caso, bastante raro, de que un jugador pase por méritos propios de un equipo sin categoría a un equipo de la primera división»". Sin embargo, lo que parecía un sueño hecho realidad, pronto despertaría envidia en el vestuario madridista, ya que como el propio Berruezo relató: “Los jugadores empezaron a mirarme con envidia y me hacían objeto de los mayores desprecios. Esto me desalentó y ya jugaba cohibido. De ahí que regresara a mi tierra nuevamente."

Su paso por el Club merengue fue seguido con especial interés por la prensa de Almería, ya que una de las grandes promesas almerienses del momento podía triunfar en uno de los equipos más importantes de España:

Francisco Berruezo con la equipación
del Real Madrid C.F. en 1931.
Fechada en Madrid el 22/11/1931
Col. José Berruezo García
Berruezo está dando un excelente resultado, habiendo producido su juego un entusiasmo extraordinario al entrenador del Madrid F.C. y cuantos han visto las envidiables dotes de jugador que concurren en Berruezo.
(Heraldo de Almería, Almería, 4/11/1931)
Terminado su periplo en la capital de España, retornó al Peña Deportiva de Garrucha (1931,1932). Sin embargo, tal era su fama de excelente jugador que fue fichado por diversos equipos: Athletic Club de Almería (1931,1932,1933,1934), Club de Fútbol Badalona (1932), Club Deportivo Malacitano (1933), Unión Deportiva Almeriense (1935, club constituido tras la desaparición del Athletic Club de Almería con los mejores jugadores de la provincia) y Melilla F.C. (1935,1936).

Sobre la calidad futbolística de Francisco Berruezo nos da buena información la prensa de la época, donde los periodistas deportivos escribieron incontables elogios al joven garruchero:

Berruezo, que juega cuanto quiere, y toda la tarde está haciendo juegos malabares con el balón. […] Berruezo coge la pelota, burla a cuantos se oponen a su paso y lanza un tiro genial a ras de suelo, que vale el segundo tanto a los locales, el tiro ha sido de maestro y de los que dejan imborrable recuerdo.
(Garrucha Vs. Athletic Club de Almería. Heraldo de Almería, Almería, 9/1/1932)
El Garrucha posee buenos elementos, como son, el extremo izquierda Berruezo en el que se ve el jugador de clase por su buen toque de balón y buena intuición comprensiva de lo que es el fútbol. Fue el más peligroso de su línea, pues pase que recibía era avance que realizaba y que hacía poner en movimiento a nuestra defensa.
(Athletic Vs. Garrucha, Heraldo de Almería, Almería, 19/1/1932)
Berruezo, además de ejercitarse en el juego, a los pequeños y a los que no son pequeños, les enseña mucho. […] Berruezo, a nuestro juicio, fue el mejor de los veintidós jugadores. 


(Athletic Vs. Alameda F.C. de Jaén Heraldo de Almería, Almería, 12/7/1932) 

Un comentario similar se dijo de él unos días más tarde, cuando se enfrentó el Athletic Club de Almería al Córdoba: Berruezo el mejor de los 22. 


(Athletic Vs. Córdoba F.C. La Independencia, Almería, 16/7/1932)
Berruezo es y seguirá siendo un excelente jugador difícilmente sustituible en el extremo izquierda.
(La Independencia, Almería, 10/8/1932)
Quizá una de las mayores alabanzas que le dedicó la prensa fue la siguiente:

Berruezo, el más formidable extremo que defendió los colores almerienses en todas las épocas, el jugador por excelencia. […] Es mucho Berruezo para captar una de sus jugadas con el sólo objetivo de una pluma. Ya hubo un escultor, Benlliure, que cinceló con su arte explendente la verónica de aquel ídolo malogrado que conocíamos por «Gitanillo de Triana»; un día Benlliure empleará su cincel y su arte en captar una jugada pletórica de belleza de Berruezo.
(Heraldo de Almería, Almería, 26 de julio de 1932)
Equipo del C.D. Malacitano (antecesor del actual Málaga C.F.) en 1933. Francisco Berruezo, el segundo por la derecha.
Col. José Berruezo García

Fue un futbolista muy valorado y querido en la década de 1930. Convertido en una estrella mediática, se anunciaba su alineación a bombo y platillo en los partidos, como por ejemplo: “antes de que puedas sorprenderte de porque te escribo ésta, para que cese tu sorpresa te diré que con el Athletic local se alineó Berruezo.” (Diario de Almería, Almería, 25/4/1933)

Pedro Berruezo, hijo de
El Gran Berruezo, con la
equipación del Sevilla F.C.
En Garrucha su figura fue divinizada en vida, siendo probablemente el jugador más importante de su Historia. Se cuenta que cuando llegaba de vacaciones los chiquillos salían a la entrada del pueblo a recibirlo y lo acompañaban arremolinados hasta casa.

El inicio de la Guerra Civil le sorprendió militando en las filas del Melilla F.C. Paralizado el fútbol por el conflicto bélico, ingresó en octubre de 1936 en el Cuerpo de Seguridad y Asalto. No obstante, nunca dejaría el deporte, siguió jugando al fútbol y en los años venideros fue entrenador de los equipos policiales, así como del equipo de atletismo, disciplina que también practicó.

Con su desafortunada muerte en 1960 no acabó la vinculación de la familia Berruezo con el fútbol, se creará una saga de futbolistas que aún perdura y que tuvo como continuidad más inmediata a su hijo, el legendario Pedro Berruezo Martín, que siguió la estela paterna y militó en el Málaga y el Sevilla F.C., siendo además internacional con la selección española. Se da la circunstancia de que Pedro Berruezo, con ocasión de visitar Garrucha en 1970 y siendo ya un jugador consagrado de Primera División, le hizo especial ilusión jugar unos minutos con el equipo en el que había militado su padre.


viernes, 16 de septiembre de 2016

Masones en la Garrucha del siglo XIX


La masonería en España vivió su edad dorada con el inicio del llamado Sexenio Democrático en 1868. El nuevo país emanado de La Gloriosa estuvo influenciado por destacadas figuras masónicas (Prim, Amadeo I, Ruiz Zorrilla, Estanislao Figueras, Nicolás Salmerón, Francisco Pi y Margall, Sagasta, etc), lo que favoreció la creación de logias por todo el territorio nacional.

La introducción de la masonería en Almería capital puede situarse en los años 70 del siglo XIX y a partir de la década de 1880, coincidiendo con la llegada a la Presidencia del Gobierno del masón D. Práxedes Mateo Sagasta, comenzó su expansión por el resto de la provincia con la aparición de diversas sociedades francmasónicas.

Por aquellos años, Garrucha bullía en un frenesí comercial e industrial consecuencia de la ferviente e intensa actividad minera. En constante expansión económica y demográfica, este municipio del levante almeriense fue residencia de destacados empresarios, políticos, vicecónsules y profesionales liberales que regían desde La Pequeña San Sebastián sus importantes negocios. En este ambiente lleno de prohombres, tanto españoles como extranjeros, no tardó en establecerse una logia masónica.

Así pues, en septiembre de 1880 se constituyó la Respetable Logia Antigua Urci de Garrucha bajo la obediencia del Gran Oriente de España (GOdE), que le concedió el número de orden 199 (posteriormente le otorgó el nº 88). Sobre el significado de la masonería ya se había pronunciado el Gran Oriente en 1871 al definirla como “la reunión de hombre libres y honrados que, siendo verdaderos apóstoles de la verdad, la ciencia y de la virtud, marchan siempre a la vanguardia del progreso; instruyen sin cesar con la enseñanza y con la práctica lo que es bueno y lo que es bello, y procuran hacer de la humanidad una sola familia de hermanos, unida por el trabajo, el amor y por el pensamiento.”

Según comenta el escritor Juan Grima, esta fotografía puede tratarse de una reunión de la Logia Antigua Urci de Garrucha
en la casa del Vicecónsul Inglés Jorge Clifton Pecket. Hacia 1883
Extraída del libro Memoria Fotográfica de Garrucha (1838-1936): La Historia Quieta.

Sobre quiénes componían la logia garruchera son escasos los datos, aunque gracias a los cuadros lógicos conservados del año 1881 se pueden saber sus miembros en dicha fecha:

  1. Venerable Maestre: D. Arturo Lengo Castañeda (Grado 13, simbólico “Pilades”)
  2. Primer Vigilante: D. Jorge Clifton Pecket (Grado 3, simbólico “Phytagoras”)
  3. Segundo Vigilante: D. Francisco Sobrino Icard (Grado 3, simbólico “Hipócrates”)
  4. Orador: D. Manuel Lacasa Valdés (Grado 3, simbólico “Nínive”)
  5. Secretario: D. Emilio Koeberlin (Grado 3, simbólico “Guillermo Tell”)
  6. Tesorero: D. José García Suesa (Grado 3, simbólico “Júpiter”)
  7. D. Joaquín Lisart López (Grado 3, simbólico “Riego”)
  8. D. Adam Emery (Grado 3, simbólico “David)
  9. D. Francisco Ariza Gómez (Grado 3, simbólico “Guadalete”)
  10. D. Jacinto Calvet Anglada (Grado 3, simbólico “Esparta”)
  11. D. Manuel Caravaca Alarcón (Grado 3, simbólico “Colón”)
  12. D. Juan Antonio Cuadrado (Grado 3, simbólico “Prim”)
  13. D. Antonio Marrón (Grado 1, simbólico “Malani”)
  14. D. Enrique Nicholls (Grado 3, simbólico “Arquímedes”)
  15. D. Augusto Stubbs (Grado 3, simbólico “Marte”)
  16. D. José Vázquez Llorente (Grado 3, simbólico “Josías”)

Sello de la logia
De los 16 masones expuestos, 11 eran españoles y 5 extranjeros (Koeberlin, suizo-alemán; Nicholss, inglés; Clifton, inglés; Stubss, inglés; Emery, francés). Con respecto a los nacionales, ninguno de ellos era garruchero, cosa natural si tenemos en cuenta que Garrucha se había constituido como municipio independiente hacía apenas 20 años, en 1861, y no contó con pila bautismal hasta 1866.

En referencia a los cargos su función era la siguiente, según puede leerse en el Diario Masónico:

Venerable Maestre: es el jefe de la logia, debiendo ser un hombre bueno, recto y justo, que obedezca las leyes morales y fomente la práctica de las virtudes; como ciudadano debe ser pacífico y también respetuoso de las leyes del país en que vive y de su gobierno cuando éste es legítimo, trabajar con inteligencia y vivir con honradez cultivando siempre los principios sociales que distinguen y enaltecen. Entre otras muchas obligaciones se encuentran las de estimular el conocimiento de las artes y de las ciencias, debe cumplir y hacer cumplir a todos los masones de su logia con oportunidad y decisión en todos los deberes masónicos, velando siempre por el progreso de la logia.

Primer y Segundo Vigilante: Los deberes simbólicos de estas dos posiciones son los de asistir al Maestro en el gobierno de la logia. El Primer Vigilante preside en ausencia del Maestre y a veces toma el lugar del Maestre mientras el Maestre actúa como primer Vigilante, según la tradición de algunas logias. El Segundo Vigilante está nominalmente a cargo de los hermanos, mientras estos se encuentran “en descanso”- o sea cuando se suspende el trabajo ritual. Al igual que el Maestre de la logia, los Vigilantes tienen cada uno un podio enfrente de su silla sobre el cual sitúan una columna de madera mientras está a cargo del oficio. La columna del Segundo Vigilante está levantada cuando la logia esta en descanso o ha sido clausurada formalmente. La columna del Primer Vigilante está levantada (y la del Segundo Vigilante acostada) cuando la logia está abierta.

Orador: fundamental en toda logia, pues además de poseer una excelente oratoria, debe mostrar un conocimiento exacto y preciso de las leyes de la masonería. Es el único elemento con poder amplio para suspender una reunión cuando lo que se está analizando no se ajusta a las leyes y reglamentos. Aceptar el cargo de orador implica un gran manejo de las leyes y reglamento, pero con habilidad para juzgar, por lo que debe saber aplicar la prudencia en cada caso. Debe dar fe de los documentos recibidos en la secretaría, de tal suerte que se convierte en un filtro natural de todo cuanto se recibe o se envía dentro y fuera de logia. La importancia del cargo exige que sea cubierto por un maestro masón experimentado y de trayectoria impecable, con habilidad de tolerancia y prudencia necesarias.

Con respecto al Secretario y Tesorero eran meros cargos administrativos.

El perfil profesional de los miembros de la logia Antigua Urci abarcaba un amplio espectro: Ingenieros (Koeberlin, Lacasa, Nicholss, Emery), militares (Ariza, Lisart), comerciantes e industriales (Calvet, Clifton, Lengo, Caravaca, García Suesa, Stubbs), empleado de comercio (Marrón), médico (Sobrino), abogado (Cuadrado), propietario (Vázquez) y vicecónsules (Clifton, Lengo y Stubbs, este último, aunque no en Garrucha, sería nombrado años más tarde Vicecónsul británico en Castellón).

La ideología política de la práctica totalidad de estos masones era en cierto modo similar o afín: liberales progresistas y republicanos. Nada sorprendente si se tiene en cuenta que la Respetable Logia Antigua Urci de Garrucha era obediente del Gran Oriente de España, la más liberal y demócrata de las dos obediencias españolas, que tuvo como Grandes Maestres a destacadas figuras de la política nacional como el republicano revolucionario Ruiz Zorrilla o el liberal Sagasta.

D. Manuel Lacasa Valdés
Este distinguido Ingeniero de Minas fue un
 destacado masón, ostentando el cargo de Orador
 de la Logia Antigua Urci de Garrucha en 1881.
Años más tarde sería nombrado Ingeniero Jefe
del Cuerpo Nacional de Minas.
La masonería en Garrucha puede decirse que no surgió de manera espontánea sino de la mano de masones que habían llegado al municipio por asuntos de negocios y que, dado lo heterogéneo y cosmopolita del municipio, no les fue difícil captar nuevos adeptos. La mayoría de los miembros de la logia garruchera ya habían sido iniciados previamente en el rito masónico, así puede mencionarse a D. Jorge Clifton y D. Augusto Stubss, que procedían de la Logia Hijos de Hiram de Cartagena (Murcia); D. Adam Emery, que venía de la Logia Perfecta Sinceridad de Marsella (Francia); el Capitán de Infantería D. Joaquín Lisart, que procedía de la Logia Unión Ibérica de la Habana (Cuba); D. Antonio Marrón, de la Logia Constancia de Cantoria; D. Enrique Nicholss, que venía de la Dundos Favistock de Inglaterra; D. Francisco Sobrino, de la Logia Nueva Urci de Águilas (Murcia); D. Arturo Lengo, que fue iniciado en la Logia Libertad de Madrid; D. Manuel Lacasa y D. José Vázquez, que procedían de la Logia Amor y Ciencia de Almería.

Es de destacar que Garrucha fue el primer municipio del levante almeriense en contar con una logia masónica, aunque no fue el único pues unos años más tarde se establecieron sociedades de este tipo en Vera (Logia Perfección en 1882) y Cuevas del Almanzora (Logia Argentina en 1883), entre cuyos miembros se encontraban masones procedentes de la logia garruchera.

Sin embargo, la andadura de la Antigua Urci de Garrucha no debió durar mucho, apenas 4 años, ya que se sospecha que en 1884 había cesado su actividad al no aparecer en años sucesivos en la relación de talleres del GOdE.


domingo, 11 de septiembre de 2016

Cuando los nazis desembarcaron en Garrucha


El Crucero pesado, también llamado acorazado de bolsillo, Admiral Scheer llegó a Garrucha el 25 de mayo de 1937

El 25 de mayo de 1937 vivió Garrucha uno de sus episodios históricos más insólitos. Aquel día de la Guerra Civil, los garrucheros divisaron frente a su costa un buque de guerra fondeado y saltaron todas las alarmas cuando comprobaron que se trataba de un barco alemán. Ante el miedo de un bombardeo, pues el municipio se encontraba en zona republicana, todo el que pudo se refugió en el campo, la mayoría en la Cañada de Flores.

Almirante Otto Ciliax
El pánico cundió aún más en Garrucha cuando vieron que un bote se dirigía hacia la playa, donde desembarcó un oficial y varios marineros perfectamente uniformados. Salieron al encuentro de la comisión alemana un grupo de milicianos del Comité Revolucionario armados con palos, pistolas, escopetas y portando banderas anarquistas y republicanas.

Los alemanes, tras hacer el protocolario saludo nazi y exhortar el ¡Heil Hitler!, comentaron que se trataban de la tripulación del crucero pesado “Admiral Scheer”, a cuyo mando estaba el comandante Otto Ciliax, y que tenían la misión de recoger a ciudadanos alemanes que se encontrasen en peligro por la Guerra Civil. Tras comentar su propósito, pidieron entrevistarse con la familia Moldenhauer.

Tras dialogar con los marinos alemanes, D. Federico Moldenhauer, Agente Consular de Alemania y farmacéutico en el pueblo, declinó la oferta y decidió quedarse en Garrucha, no sin antes agradecer y despachar cortésmente a los tudescos regalándoles una caja de vino dulce de Málaga.

Con la negativa de Moldenhauer, los marinos del III Reich regresaron al Admiral Scheer y se marcharon. Unos días más tarde, el 31 de mayo, el crucero alemán, junto a cuatro destructores, bombardeó Almería, causando decenas de muertos y heridos, en represalía por el ataque que sufrió el crucero Deutschland en Mallorca por parte de aviones de la República.


jueves, 8 de septiembre de 2016

El despertar minero de los Berruezo Ayora


Barranco El Jaroso. Sierra Almagrera (Cuevas del Almanzora). Siglo XIX. Fotógrafo: J. Rodrigo

En el siglo XIX hubo un acontecimiento en el levante almeriense que cambió la Historia de los pueblos levantinos y, en especial, de Cuevas del Almanzora y Garrucha. En 1838 fueron descubiertos filones de plomo argentífero en Sierra Almagrera (Cuevas de Almanzora). Este hallazgo provocó el inicio de una auténtica fiebre minera, donde la burguesía fue la gran beneficiada. Rápidamente surgieron una serie de fundiciones mineras y se registraron y explotaron decenas de minas. Todo esto reportó enormes beneficios a aquellos que tuvieron la capacidad económica para desarrollarse en este nuevo y muy lucrativo negocio. En definitiva, se desencadenó una ferviente actividad industrial y comercial dedicada a la minería que tuvo a Garrucha como puerto exportador de la riqueza minera del levante almeriense. Esto convirtió a Garrucha en una de las joyas de la provincia de Almería, en uno de los embarcaderos industriales y comerciales más importantes de España.

Los Berruezo, como ya se sabe, no fueron ajenos al lucrativo negocio de la minería y a lo largo de los años se convirtieron en relevantes inversores e industriales mineros. Pero, ¿cuándo empezaron a registrar minas? ¿Cuándo empezó el despertar minero de los Berruezo Ayora?

Según nuestras investigaciones, comenzaron pronto, por lo que puede decirse que fueron pioneros de la naciente minería de Sierra Almagrera, de la misma manera que un poco más tarde lo serían de modo muy destacado en la Sierra de Bédar. Los Berruezo supieron ver en aquellos primeros compases de la minería el lucrativo negocio que estaba por venir y, aparte de ser accionistas de algunas de las primigenias sociedades explotadoras, ávidos de riqueza, comenzaron a registrar sus primeras minas.

Así pues, se tiene constancia que a primeros de marzo de 1841 don Juan Berruezo Ayora cedió su registro minero titulado La Higuera, situado en el Barranco Jaroso de Sierra Almagrera, en el mismo lugar donde se había producido el descubrimiento de los ricos filones de galena argentífera en 1838, a D. Ginés López Navarro. Esta mina lindaba con otras de nombre San Antonio Abad, San Ildefonso, Virgen de la Cabeza y de la Cruz. La sociedad compuesta para la explotación de La Higuera estaba formada por 40 acciones e involucraba a personajes tan señeros de la historia local como D. Ramón Orozco Gerez.

Por otra parte, su hermano don Manuel Berruezo Ayora demarcó en 1843 la mina Seis Hermanos, situada en el Barranco Malo de Sierra Almagrera. Don Manuel por aquel entonces tenía 26 años y se había asentado en Garrucha como un prometedor comerciante con géneros traídos de las Islas Baleares. Joven emprendedor con una habilidad innata para los negocios, vio rápidamente el potencial de la minería y constituyó con prontitud una Sociedad para la explotación de dicha mina. Se estableció la siguiente Junta Directiva:
  1. Presidente y Director de los trabajos: D. Manuel Berruezo Ayora
  2. Vicepresidente: D. Diego Berruezo Ayora
  3. Secretario-contador: D. Ramón Martínez Toledano

Y se repartieron las 100 acciones de que se componía de la siguiente manera:
  • D. Manuel Berruezo Ayora: 25 acciones
  • D. Manuel Marno: 25 acciones
  • D. Ramón Martínez Toledano: 25 acciones
  • D. Diego Berruezo Ayora: 24 acciones
  • D. Cristóbal Oller: 1 acción

A su vez, don Manuel Berruezo repartió sus 25 acciones de la siguiente manera:
  • 5 acciones de reserva
  • 5 acciones para D. Pedro Berruezo Ayora
  • 5 acciones para D. Juan Berruezo Ayora
  • 4 acciones para D. Antonio Berruezo Ayora
  • 4 acciones para D. Francisco Berruezo Ayora
  • 1 acción para D. Pedro Berruezo Soler
  • ½ acción para D. Antonio Calafell de Mallorca
  • ¼ acción para D. Alonso Toledo
  • ¼ acción para Dña. María de Cánovas

Asimismo, se establecían delegaciones de la sociedad minera en Barcelona y Garrucha, a cuyo frente estaría un encargado. Sobra decir que don Manuel Berruezo denominó a la mina Seis Hermanos en referencia a los seis hermanos Berruezo Ayora.

D. Francisco Berruezo López
Potentado minero en el levante almeriense
Col. José Berruezo García
Sin embargo, según comprobaciones del experto investigador minero D. Antonio González Jódar, estas comentadas sociedades mineras debieron tener una vida efímera, ya que, si bien dieron con un filón, éste sería a mucha profundidad, por lo que estas primeras demarcaciones mineras fueron abandonadas al carecer de rentabilidad a corto plazo. No obstante, constituyen un importante testimonio acerca de los inicios de los Berruezo Ayora en la minería. Se puede ver la emprendedora personalidad de un veinteañero don Manuel Berruezo, que acabaría con el tiempo convirtiéndose en uno de los grandes comerciantes del levante almeriense. Además, no tardaría en saltar a la Sierra de Bédar, siendo uno de los pioneros de su minería, explotando, al menos, minas en superficie y exportando hierro por la rada de Garrucha; sin olvidar que desde la década de 1840 explotó las minas de talco de Lúcar y Somontín, llegando a estar por encima en esta clase de negocio de familias tan importantes como los Orozco o los Anglada.

A falta de nuevos hallazgos, pueden conceptuarse las minas La Higuera y Seis Hermanos como las más antiguas registradas por los Berruezo Ayora en la rica Sierra Almagrera. Fue el inicio familiar en el "arte" de las demarcaciones mineras, que tuvo en don Manuel Berruezo Ayora, con más de 30 minas registradas, y en su sobrino D. Francisco Berruezo López, con más de 60 registros repartidos por la provincia almeriense, a los grandes referentes de la familia en la minería. Todo ello, unido a un gran conjunto de acciones, la especulación minera y la activa participación en diversas sociedades, proporcionaría a los Berruezo un gran rédito y posición, lo que se vería aún más reforzado desde que en 1875 la fundición San Antonio, situada en los Lobos (Cuevas del Almanzora), una de las más importantes a nivel productivo de Almería, pasó a manos de D. Antonio Berruezo Ayora.


sábado, 3 de septiembre de 2016

Don Pedro Berruezo Gerez, el Alcalde del pueblo


D. Pedro Berruezo Gerez. Hacia 1906
Col. José Berruezo García
Cortesía María Luisa Alías Berruezo
Este año se han cumplido 110 años desde que don Pedro Berruezo Gerez comenzara su andadura como Alcalde de Garrucha allá por el año 1906. Llegó a la Presidencia del Ayuntamiento a una edad relativamente joven, 34 años, y con unas ganas terribles de trabajar por el bien del pueblo.

Pertenecía a los Regeneracionistas de Garrucha emanados tras el Desastre del 98 y supuso en cierto modo un cambio en las hasta entonces turnistas políticas locales. Era sabia nueva y procedía de buen árbol, pues conviene recordar que su padre, D. Francisco Berruezo López, fue todo un prócer liberal de tendencia republicana en el municipio. Precisamente de él aprendió valores excelsos como patriotismo, abnegación, honestidad u honradez. Todo ello, unido a una gran vocación de servicio público y filantropía, hizo de don Pedro Berruezo uno de los políticos garrucheros más importantes y queridos de la primera mitad del siglo XX.

A lo largo de los 15 años que estuvo al frente del Ayuntamiento, en diferentes periodos (1906 a 1914, 1916, 1918 a 1923 y 1931), destacó por ser un Alcalde muy social. Le tocó regir el municipio en una época muy difícil, pues tuvo que bregar con la gran crisis económica y paro que se originó en Garrucha por la paralización de las actividades comerciales e industriales como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. 

Algunas de las medidas populares tomadas bajo su mandato y a su propuesta fueron:

  • La reactivación de obras públicas para mitigar la falta de trabajo.
  • Que las familias pudientes de Garrucha socorrieran económicamente a los pescadores y cargadores/descargadores más necesitados, si por motivo del mal tiempo en la mar no podían ganarse el jornal.
  • Que el Ayuntamiento se hiciese cargo de la manutención de aquellas familias que hubiesen quedado sin medio de subsistencia debido a la marcha de sus hombres a la Guerra de África y en el caso de ser insuficientes los fondos municipales, se solicitaba la solidaridad de las familias acomodadas de Garrucha. 
  • También aumentó la plantilla médica para reforzar la asistencia gratuita a los más desfavorecidos.

Su casa, situada en la calle Obispo Orberá, era un reguero continuo de garrucheros con problemas de toda clase en demanda de la bondad de don Pedro. Manirroto sin medida, auxilió a todo aquel que le pidió ayuda. En el hall de entrada a su domicilio siempre hubo unos grandes cestos de esparto con alimentos de primera necesidad para todo aquel que lo necesitase. Además, costeó muchos pasajes a aquellos padres de familia que decidieron emigrar a Orán, Argentina u otros lugares en busca del trabajo que escaseaba en Garrucha. También, cuando el temporal de levante hacía imposible que los pescadores pudieran faenar durante días y, por tanto, imposible ganarse su sueldo, remitía a la casa de los marineros una ayuda económica. Tampoco olvidar que en aquellos años de gran penuria para Garrucha, concedió decenas de préstamos a vecinos necesitados, los cuales nunca jamás reclamó.

Alejado de las tiranías caciquiles propias de su época, siempre defendió a la clase obrera, erigiéndose motu proprio como su protector. En 1914 asumió la Presidencia de la Unión Obrera, un importante sindicato garruchero de cargadores y descargadores de mar y tierraComo Presidente de esta Sociedad trató enérgicamente de mejorar las condiciones morales y materiales de los obreros, así como de velar porque en los trabajos y faenas en que se ocupasen se les considerase y se les pagase en la forma y cuantía que merecían sus esfuerzos y sacrificios. También procuró establecer centros de instrucción para fomentar el desarrollo intelectual de los trabajadores y proporcionar enseñanza gratuita a los hijos de los mismos. Asimismo, siempre facilitó a todo obrero que lo necesitase médico, medicinas y alimentos en las enfermedades que pudiesen sufrir ellos o sus familiares.

Sin lugar a dudas fue un hombre muy querido en la Garrucha de su época, cuyo eco hasta hace no mucho tiempo perduraba entre los más mayores del pueblo. Filántropo en mayúsculas, pudo aumentar sus años como Alcalde, aunque los vaivenes políticos y su elevado sentido democrático se lo impidieron. No colaboró con la Dictadura de Primo de Rivera, por lo que fue defenestrado de la Presidencia del Ayuntamiento en 1923; la II República lo apartó del poder pues lo tachó de “viejo Alcalde monárquico” pese a haber ganado limpiamente las elecciones de abril de 1931 y haber tomado posesión como el primer Alcalde de la naciente República, a la que reconoció; en la Guerra Civil estuvo a punto de ser asesinado por la sinrazón de algunos exaltados milicianos, después de toda una vida dedicada a ayudar a la clase obrera; y no quiso saber nada del Régimen Franquista cuando intentaron reponerlo al frente del Ayuntamiento en 1939. En tan duros momentos, todavía el noble don Pedro Berruezo daría muestras de su generosidad y ausencia total de rencor pues llegó a testificar a favor de un vecino, que fue Alcalde comunista de Garrucha y miembro del Comité Revolucionario durante la Guerra, para evitarle la pena de muerte. 

Persona de gran prestancia, una de las últimas frases que dijo poco antes de morir en 1952, y que refleja su talante democrático, fue: “La mejor forma de gobierno para un pueblo civilizado es la democracia”.

Vista del Ayuntamiento de Garrucha en la época en la que D. Pedro Berruezo fue Alcalde. Primer tercio del siglo XX
(Extraída de reedición Historia de Garrucha. Edición: Juan Grima Cervantes)