viernes, 31 de julio de 2015

Los Cantonalistas de Cartagena en Garrucha en 1873



El Cantón de Cartagena, último bastión del cantonalismo en España, se encontraba asediado por las tropas gubernamentales de la I República desde el 15 de agosto de 1873. La situación interna del Cantón empezaba sufrir las consecuencias del duro sitio y la necesidad de conseguir víveres y dinero con que continuar de manera efectiva su rebelión se hizo evidente. Por ello, los cantonalistas, al controlar una parte de la Armada Española, emprendieron algunas expediciones por el litoral levantino en busca del ansiado avituallamiento. Una de estas incursiones les llevó a Garrucha.

Cabecera del periódico "El Cantón Murciano. Diario Oficial de la Federación". (Cartagena, 8/10/1873)
(http://hemeroteca.regmurcia.com/)

D. Antonio Gálvez Arce
(http://www.regmurcia.com)
Amanecía en Garrucha el 3 de octubre de 1873 cuando los garrucheros divisaron frente a su playa dos buques militares fondeados. Eran la fragata “Tetuán” y el transporte “Despertador del Cantón”. A bordo de los mismos iban el Comandante en Jefe de las tropas cantonalistas, D. Antonio Gálvez, sus ayudantes, dos miembros de la Junta del Cantón de Cartagena, la Compañía de Guías del General y un buen número de soldados. En total, alrededor de 1600 personas. En Garrucha desembarcó una fuerza invasora de 600 hombres a cuyo frente estaba su líder D. Antonio Gálvez. 

Como relató la prensa de Madrid: "La Junta Cantonal se estableció en casa del juez municipal D. Juan Francisco Berruezo, y allí fueron los cónsules de Francia, Portugal (D. Francisco Berruezo López) e Italia a conferenciar con Gálvez, quien les manifestó que respetaría los intereses de los súbditos extranjeros y en general los de los vecinos de Garrucha, pues su único objeto era arbitrar recursos y víveres en los pueblos inmediatos al cantón, ofreciendo pagarlos con los efectos de que se podía disponer en Cartagena, como cáñamo, lonas, etc. Más tarde fueron llamados a capítulo los comerciantes y mayores contribuyentes y los administradores de aduanas y de estancadas (D. José Segura Berruezo), que habían puesto pies en polvorosa, presentándose en su lugar el contador de aduanas y un empleado de estancadas. A los primeros se les intimó la orden de aprontar mil duros, y aunque a duras penas, los aprontaron, y a los segundos se les mandó abrir las cajas y almacenes, en los cuales, como es consiguiente, se hizo el vacío. El contador de aduanas fue amenazado, por no presentar los libros, con ser conducido a Cartagena a responder a responder de aquella informalidad. […] El ayudante de marina estuvo también en peligro, como el contador de aduanas, de ser llevado a Cartagena, gracias a que se refugió a tiempo en casa del cónsul inglés [...]." (El Imparcial, Madrid, 12 de octubre de 1873)
El periódico El Cantón Murciano, a fecha 8 de octubre de 1873, narró lo acontecido de la siguiente manera:

En la noche del 2 (de octubre) salieron de nuestro puerto (Cartagena) el “Despertador” y la "Tetuán" llevando a su bordo fuerzas de voluntarios de desembarco y la compañía de guía del general en jefe, todo al mando del ciudadano Antonio Gálvez, en la mañana siguiente daban fondo en el pueblo de Garrucha distante 13 leguas de Almería; el desembarco se hizo con gran precisión y rapidez; pero no hubo resistencia alguna, antes al contrario la población, excepción hecha de alguno que otro ciudadano que tuvo por conveniente en poner en salvo su pellejo, se mostró simpático a nuestros expedicionarios, fraternizando a los entusiastas vivas dados a la República Federal, al Cantón murciano y al jefe de la expedición Antonio Gálvez, que era objeto por parte de todos de las mayores atenciones, siguiéndola por doquiera una multitud ansiosa de conocer y de estrechar su mano.
Después de haber tomado raciones y organizado el servicio de Administración para las incautaciones de víveres en dicho pueblo quedó una comisión encargada y alguna fuerza, […]
Pese a que el periódico, propaganda cantonal, comenta que se acogió con entusiasmo a la fuerza invasora en Garrucha, lo cierto es que no debieron despertar excesivas simpatías en el municipio sino más bien respeto y temor.

Los cantonalistas saquearon en Garrucha los diferentes almacenes de víveres que poseían los comerciantes, la Aduana y la Administración de Rentas. También exigieron al Ayuntamiento, presidido por D. Pedro Berruezo Soler, un elevado tributo para su causa. La Municipalidad sólo disponía de 3000 reales, por lo que tuvo que solicitar a las familias pudientes el préstamo de 20.000 reales con los que poder hacer frente a la demanda de los intransigentes y así evitar males mayores.

La familia Berruezo puede dar una pincelada de cómo le afectó comercialmente la requisa cantonal en Garrucha:

D. Francisco Berruezo López
El potente empresario Don Francisco Berruezo López en carta a los Sres. Alesán Hermanos del comercio de Barcelona, a fecha 12 de noviembre de 1873, comentó:

[…] agradeciéndole su buen deseo, tengo el gusto de decirles que escapé regular de la invasión consabida, y que respetaron mi casa porque veían izado el pabellón de la Nación (Portugal) que represento.
En el mismo sentido, el destacado comerciante Don Manuel Berruezo Ayora, en carta dirigida a los mismos empresarios de la ciudad condal, a fecha 18 de noviembre de 1873, manifestó:

Ya dije a Vds. en mi carta del 11 pasado que los insurrectos de Cartagena se habían llevado 200 sacos de los 500 que me habían Vds. mandado para llenarlos de jaboncillo y gracias que pude salvar los otros 300. Vds. saben ya las pérdidas que además sufrí yo […]
D. Miguel Sáez Rodríguez
(Extraída del libro Memoria Fotográfica de
Garrucha (1838-1936). La Historia Quieta Vol. III)
También en el libro Memoria fotográfica de Garrucha (1838-1936): La Historia Quieta se recoge una anécdota de la invasión cantonal y que tiene como protagonista a D. Miguel Sáez Rodríguez, empleado de la Casa Comercial de Don Manuel Berruezo Ayora. Se cuenta que llegados los cantonalistas a Garrucha, este empleado escondió el importe económico completo de un embarque de mineral en un pozo. Tras la marcha de los cantonalistas, entregó a su jefe el dinero, a pesar de haber tenido oportunidad de quedárselo, ya que todo el pueblo pensaba que el dinero se había perdido con motivo de la requisa que ejercieron en el pueblo los revolucionarios. Este hecho le granjeó fama de hombre honorable e íntegro en Garrucha.

Las tropas cantonalistas también lograron incautarse de comestibles y dinero en Vera y Cuevas del Almanzora e incluso llegaron en su rapiña hasta Antas, Mojácar y Turre. Se hicieron con un elevado botín en metálico de 5000 duros (100.000 reales = 25.000 pesetas) y en víveres (harina, tabaco, trigo…) valorado en unos 10.000 duros (200.000 reales = 50.000 pesetas). Además llegaron a confiscar 20 caballos, aunque por el mal tiempo que se dio en la mar no pudieron llegar a embarcarlos.

Por suerte, parece comprobado que no hubo que lamentar muertes, ya que los pueblos afectados, desbordados por la situación y pillados de improviso, colaboraron para evitar problemas.

Panorámica de Garrucha a finales del siglo XIX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Finalmente, el 5 de octubre de 1873 se concentraron las tropas invasoras en Garrucha para proceder al embarco de toda la requisa y la fuerza expedicionaria. Al día siguiente partieron los buques rumbo Cartagena, regresando la tranquilidad y el alivio a Garrucha.

El 9 de octubre, el Ayuntamiento de Garrucha, en sesión plenaria, acordó devolver, cuando le fuera posible, los 20.000 reales a los vecinos que habían socorrido a la Municipalidad para hacer frente a la cantidad exigida por los cantonalistas de Cartagena.


jueves, 30 de julio de 2015

Garrucha, por el poeta Álvarez de Sotomayor


Poeta Álvarez de Sotomayor
http://www.poetasandaluces.com/imagenespoetas/100_1.jpg

Garrucha fue, seguramente, musa de inspiración de poetas en muchos momentos del pasado. Por sus calles pasearon figuras tan destacadas como D. Luis Cernuda Bidón, D. Francisco Aquino Cabrera, D. José Durbán Orozco, D. Antonio Cano Cervantes, D. José Martínez Álvarez de Sotomayor... Precisamente este último es el que nos concierne en esta presente entrada del blog. 

Álvarez de Sotomayor nació en Cuevas del Almanzora en 1880 en el seno de una familia acomodada. Joven despierto con inquietudes culturales, pronto consagró su vida a lo que de verdad le gustaba: la literatura y la música. En Garrucha fijó su residencia de veraneo, como buena parte de la alta sociedad de la época. En el vibrante municipio levantino, donde en su época dorada se reunía lo más granado de la cultura y la intelectualidad almeriense, entró en contacto con otros relevanes poetas como Durbán o Cano Cervantes.

Durante sus estancias en La Pequeña San Sebastián en compañía de buenos amigos, compuso probablemente muchas de sus poesías, como la que se expone a continuación. Con ocasión del estreno de su drama "La Seca", el poeta Álvarez de Sotomayor recitó el siguiente poema dedicado a Garrucha, el 6 de abril de 1924, en el Teatro del municipio, como puede leerse en el libro Obras Completas

GARRUCHA

Bella playa levantina
que tienes la gracia fina
que da la sal de los mares.
La que alumbra sus espacios
con los hilos de topacios
de sus efluvios solares.
La de tardes que sonríen;
la de noches que deslíen
los diamantes de su luna
sobre las ondas serenas
que vienen contando penas
de la otra playa moruna.

La que arriesga sus marinos
en los locos torbellinos
de sus rudas marejadas.
La de mujeres morenas
como sus finas arenas
por los soles calcinadas.

La que tendida en un monte
tiene por limpio horizonte
besos de mar y del cielo.
La que arrulló con sus olas
tristezas que lloro a solas
porque no tienen consuelo.

La que ha mecido en sus brisas
rumor de besos y risas…
y suspiros… y promesas…
que encendieron mis amores
y aún arde a aquellos fulgores
mi corazón en pavesas.

¡Bella playa levantina
que tienes la gracia fina
que da la sal a los mares.
La que alumbra sus espacios
con los hilos de topacios
de sus efluvios solares!

Dile a tu sol africano
cuando vista soberano
sus regias galas de fuego,
que sin su aliento fecundo
ando errante por el mundo
como un ciego.

Di a tus hijas pescadoras
de negros ojos de moras
con el alma nazarena,
que a la paz de sus hogares
he de llevar los cantares
de mi pena.

Dile a los claros luceros
que iluminan los senderos
de Dios hacia el infinito,
que son mis noches eternas
y oscuras como cavernas
de granito.

Dile a aquella que me amaba
y en mi boca deshojaba
de sus labios las corolas,
que soy en amor constante
como el batir incesante
de tus olas.

Di, que llorando añoranzas,
sólo vivo de esperanzas
apartado de tus lares,
¡mientras mi vista se pierde
en busta del tono verde
de tus mares!

martes, 28 de julio de 2015

Los Berruezo, una saga de Alcaldes de Garrucha


Panorámico de Garrucha a finales del siglo XIX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Pocas familias han significado tanto para Garrucha como la Berruezo. A nivel político, en los primeros 70 años de vida del municipio fueron seis los Alcaldes que llevaron este apellido. Desde la constitución de la villa en 1861, ha habido siempre un Berruezo al frente del gobierno municipal en las siete décadas siguientes. 

La contribución de esta familia a la consolidación y prosperidad de Garrucha es, a todas luces, evidente.

La lista cronológica de los Alcaldes de Garrucha de la familia Berruezo es la siguiente:
  1. D. Manuel Berruezo Ayora. De 1861 a 1863.
  2. D. Juan Francisco Berruezo Torres. En 1865, 1866, 1883 y 1886.
  3. D. Pedro Berruezo Soler. De 1873 a 1874.
  4. D. Francisco Berruezo López. De 1887 a 1889.
  5. D. Cleofás Berruezo Castaño. En 1895.
  6. D. Pedro Berruezo Gerez. De 1906 a 1914, 1916, 1918 a 1923 y 1931.
La gestión de Don Manuel Berruezo Ayora, primer Alcalde de Garrucha, fue destacada por la historiografía clásica como la mejor que ha tenido el municipio en su Historia. Durante su mandato la villa fue dotada de Municipalidad Independiente, Administración de Aduanas y Rentas Estancadas, Ayundantía de Marina, Sanidad Marítima, Compañía de Carabineros del Reino, Intervención de Minas, Feria, la Fundición de plomos San Jacinto, médico titular, notario público y viceconsulados inglés y francés, que facilitó la llegada de capital extranjero para la revitalización de la industria y el comercio que tanto benefició a Garrucha. Además se aprobó la construcción del Ayuntamiento, cárcel y Escuela de Instrucción.

En el libro de 1921 Historia de Garrucha, páginas 82 y 83, sus autores resaltaron la total entrega al pueblo del Ayuntamiento dirigido por Don Manuel Berruezo al expresar lo siguiente: “El primer Ayuntamiento de Garrucha demostró una actividad y un interés laudable en todo lo que podía ser beneficioso a la población… En resumen: aquel primer Ayuntamiento de Garrucha hizo por la población en un año más que todos los que le han seguido hasta nuestra época, demostrando verdadero cariño al pueblo y una voluntad firme y decidida de trabajar por su bien; ejemplo que debieran imitar todos los ciudadanos… He aquí la obra de unos cuantos patriotas.”

De manera similar a lo expuesto en el párrafo anterior, ya se había pronunciado el 12 de enero de 1901 el periódico garruchero “El Eco de Levante” en el artículo “Garrucha en el siglo XIX”, donde se puede leer: “Aquella primera Administración Municipal no pudo ser más recta y más conveniente a los intereses locales en aquel primer año de emancipación, se instituyó la Feria que anualmente se celebra desde entonces y se dio principio al fomento de la localidad bajo la importancia de aquellos importantísimos hombres de negocios cuyo norte consistía en mejorar y hacer que progresase Garrucha en todo aquello que una bien entendida administración económico-social y de Justicia reclama”. 

Bajo el mandato de D. Juan Francisco Berruezo Torres cabe destacar que se dotó al municipio de pila bautismal, algo tremendamente importante y que hizo que desde su solemne inauguración, el 15 de enero de 1866, todos los nacidos en Garrucha fueran bautizados en el municipio y no en Vera. También destaca su papel como Alcalde de Garrucha en la fundación de la benéfica Sociedad de Salvamento de Náufragos en febrero de 1887, institución importante dado el carácter marinero del municipio y la peligrosidad de los temporales.

Don Pedro Berruezo Soler, uno de los padres fundacionales de Garrucha junto a Don Manuel Berruezo Ayora, fue para la Historia el último Alcalde de Garrucha de la I República Española. Bajo su mandato tuvo que hacer frente a la invasión de los cantonalistas de Cartagena en 1873. Su proceder ante los invasores evitó males mayores.

Con respecto a Don Francisco Berruezo López destaca su gestión en la organización para la constitución de la Junta General Gestora del ferrocarril de Calasparra a Almería, su impulso hacia la construcción del cable aéreo para el transporte de mineral desde el Pinar de Bédar a Garrucha y su actuación principal en el escrito que se remitió en 1888 al Ministro de Fomento para la construcción de un necesario puerto en Garrucha, aunque por los avatares históricos no comenzó la obra hasta 1931. Asimismo, bajo su Presidencia, el 28 de mayo de 1888 y el 29 de abril de 1889 se cedieron terrenos del Ayuntamiento para la construcción de la Caseta de Sanidad y la primera Caseta de Salvamento de Náufragos.

Por su parte, Don Cleofás Berruezo Castaño tuvo que lidiar con los vaivenes políticos de los años previos a la Guerra Hispanoamericana de 1898.

D. Pedro Berruezo Gerez
Col. José Berruezo García
Cortesía Ernesto Ortuño Berruezo
Don Pedro Berruezo Gerez, quizás sea el Alcalde de la familia Berruezo del que todavía perduran ciertos ecos entre los más mayores de Garrucha. Estuvo al frente del gobierno municipal 15 años y tuvo que bregar con la gran crisis económica y paro obrero que se originó en Garrucha por la paralización de las actividades comerciales e industriales como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Durante su mandato destacó por ser un Alcalde muy social, preocupado siempre por los problemas de la clase obrera, a la que siempre ayudó tanto a nivel particular como en su faceta política. Algunas de las medidas populares tomadas bajo su mandato y a su propuesta fueron:

  • La reactivación de obras públicas para mitigar la falta de trabajo.
  • Que las familias pudientes de Garrucha socorrieran económicamente a los pescadores y cargadores/descargadores más necesitados, si por motivo del mal tiempo en la mar no podían ganarse el jornal.
  • Que el Ayuntamiento se hiciese cargo de la manutención de aquellas familias que hubiesen quedado sin medio de subsistencia debido a la marcha de sus hombres a la Guerra de África y en el caso de ser insuficientes los fondos municipales, se solicitaba la solidaridad de las familias acomodadas de Garrucha. 
  • También aumentó la plantilla médica para reforzar la asistencia gratuita a los más desfavorecidos.

Esta saga de prohombres no sólo fueron Alcaldes sino también exitosos comerciantes, industriales, consignatarios de buques, propietarios y diplomáticos que contribuyeron de manera muy notoria al desarrollo económico y social de Garrucha. Asimismo, muchos de ellos estuvieron vinculados al servicio público municipal como Concejales, Secretarios del Ayuntamiento y gestores de las contribuciones fiscales, Jueces Municipales y de Paz. Igualmente, formaron parte de la Administración Estatal como responsables del Servicio de Rentas de Garrucha. En el ámbito consular, al frente de los viceconsulados de Portugal y Francia estuvieron Don Francisco Berruezo López y Don Cleofás Berruezo Castaño, respectivamente.

D. Ernesto Ortuño Berruezo
También la familia Berruezo estuvo muy vinculada a las fiestas populares y religiosas del municipio, constando, por ejemplo, Don Francisco Berruezo López y Don José Segura Berruezo como los padres fundacionales, firmantes, de los Estatutos de la Hermandad de la Virgen de los Dolores de Garrucha en 1868.

Cabe decir, además, que la familia Berruezo es una de las más antiguas de Garrucha y todavía a día de hoy permanece en el municipio. Ejemplo de ello son Dña. María Luisa Alías Berruezo y el ingeniero D. Ernesto Ortuño Berruezo, nietos de Don Pedro Berruezo Gerez, por cuyas venas fluye la misma sangre de aquellos dignos patricios tan vinculados de manera pública a Garrucha desde su fundación.


domingo, 26 de julio de 2015

Dos malagueños en la Garrucha del siglo XIX


Panorámica de Garrucha. Principios de siglo XX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Málaga, al albor de la fama minera y mercantil de La Pequeña San Sebastián, envió a dos de sus hijos ilustres a disfrutar de la dicha comercial e industrial de la villa de Garrucha.

A la joya del levante almeriense arribaron allá por el siglo XIX dos célebres malagueños: D. Arturo Lengo Castañeda y D. Guillermo Henrique Huelin Newmann.

Don Arturo Lengo nació en Málaga el 15 de julio de 1840. Era hijo de D. Cayetano Lengo Luque y Dña. Josefa Castañeda Navarrete. Pertenecía a una familia acomodada de ascendencia austro-italiana afincada en la capital de la Costa de Sol a principios del siglo XIX como comerciantes y diplomáticos. Los Lengo ostentaron en la ciudad malagueña las casas consulares de Austria y Toscana.  

D. Horacio Lengo
Era primo-hermano del conocido pintor malagueño Don Horacio Lengo y Martínez Baños (1840-1890), destacado artista conocido por sus cuadros sobre temática floral y de pájaros.

Don Arturo Lengo llegó a Garrucha en el último tercio del siglo XIX siguiendo la estela de las riquezas mineras y posibilidades de negocio que estaba originando la afamada rada de este pueblo del levante almeriense. Se asentó como comerciante y representante de los asuntos mineros del vicecónsul de Inglaterra en Garrucha D. Jorge Clifton Pecket. Fue vicecónsul de Grecia en el municipio, continuando así la saga de generaciones de la familia Lengo dedicadas al servicio consular. 


Sello de la Logia de Garrucha
Asimismo, D. Arturo Lengo fue un destacado masón perteneciente a la Logia Antigua Urci de Garrucha, ostentó el cargo de Venerable Maestre y grado 13 dentro de esta sociedad. Su símbolo era Pilades. No era nuevo dentro de la masonería pues provenía de la Logia Libertad de Madrid.

En octubre de 1906 falleció en Garrucha a la edad de 66 años, tres años después de su esposa Dña. Concha Parra. A su muerte sus hijos tomaron el relevo consular y la gestión comercial, destacando como fuertes hombres de negocios en el levante almeriense. La muerte de Don Arturo Lengo Castañeda fue muy sentida en el municipio, prueba de ello es la siguiente noticia recogida en la prensa local:

Nota de La Crónica Meridional (Almería, 19/10/1906)

Guillermo H. Huelin
El otro malagueño, D. Guillermo H. Huelin Newmann, nació el 14 de junio de 1816. Era hijo de D. Matías Huelin Mandly y Dña. Enriqueta Newmann Grivigneé, tía de la Emperatriz de Francia Doña Eugenia de Montijo. Vino al mundo en el seno de una familia de importantes comerciantes e industriales de ascendencia inglesa afincados en Málaga en las últimas décadas del siglo XVIII. En la primera mitad del siglo XIX, los Huelin estaban dedicados principalmente a la exportación de vino y pasas, con destacadas fincas para la explotación uvera en la provincia de Málaga. También estuvieron muy vinculados empresarialmente a la Casa Heredia, una de las casas comerciales más importantes de la España decimonónica.

Tras pasar una temporada en Hispanoamérica abriéndose paso en su carrera empresarial y vinculado a los negocios del potente empresario malagueño D. Manuel Agustín Heredia, Guillermo H. Huelin llegó a Garrucha en la década de 1850 en busca de la riqueza minera que originaba la fructífera Sierra Almagrera. Huelin, amparado económicamente por los Heredia, se adentró rápidamente en el mundo de la industria minera con dos fundiciones: la "San Francisco Javier", situada en Palomares, y la "Araucana", en Las Herrerías, pedanías de Cuevas del Almanzora. Con la Fundición "San Francisco Javier", una de las tres más importantes a nivel productivo del levante almeriense, exportó lingotes de plomo argentífero al extranjero, principalmente a Marsella (Francia). Asimismo, se dedicó de manera exitosa a la explotación del hierro argentífero gracias a la mina "Santa Matilde", situada en Herrerías. Huelin, tratando siempre de prosperar aún más como empresario no sólo se ciñó a la zona de Almagrera sino que también tuvo intereses mineros en Bédar, Jaén, Murcia, Ciudad Real...

Detalle del remitente de carta comercial de G.H. Huelin,
fechada en Garrucha a 13 de enero de 1875.

Col. José Berruezo García

Guillermo H. Huelin, que residió en Garrucha largos años a la vista de las cartas comerciales que se han conservado, prefería vivir en las dependencias de su fundición de Palomares, donde atendía y gestionaba de manera más efectiva sus diversos negocios. Finalmente, le sobrevino la muerte en su fábrica metalúrgica el 30 de julio de 1876, a la edad de 60 años. Apenas hacía unos meses que había sido nombrado Senador del Reino. Se le dio sepultura en la ermita de la Fundición "San Francisco Javier" de Palomares. 

A la muerte de su padre, su hijo D. Carlos Huelin Larrain trató de continuar con la empresa familiar hasta que, finalmente, los vaivenes económicos y la crisis del sector le hicieron traspasar gran parte de los negocios a las pujantes compañías extranjeras llegadas al levante almeriense.

Tanto los Lengo como los Huelin cuentan con calles en Málaga, incluso existe un popular barrio malagueño llamado Huelin, que fue fundado por D. Eduardo Huelin Reissig (primo-hermano de D. Guillermo H. Huelin Newmann) para alojar a la entonces población obrera de su fábrica azucarera.

Vista parcial del Puerto de Málaga con el Castillo de Gibralfaro al fondo. Finales del siglo XIX

Vista brevemente la biografía de estos ilustres malagueños vinculados a Garrucha, cabe esbozar una pincelada sobre su patria chica, Málaga, a finales del siglo XIX. Gracias al viaje que emprendió el Director del periódico garruchero "El Eco de Levante", D. José Bueno y Cordero, por diferentes ciudades andaluzas en el año 1900, podemos aproximarnos a la señorial Málaga de aquellas fechas, a la Ciudad del Paraíso como cantó el Premio Nobel D. Vicente Aleixandre.

[…] A los treinta y cinco minutos ya marchábamos en demanda de la hermosa ciudad malagueña, que tanto excitaba mis aficiones artísticas desde que supe que se había inaugurado en la amplia Alameda, el soberbio monumento en honor del Marqués de Larios, obra del insigne escultor Benlliure.
Estatua del Marqués de Larios
Fot. original: Enrique Fernández
La noble Málaga, que tanto debe a su hijo predilecto, autor de la célebre calle que lleva su nombre, hermosa vía que saneó la parte más insalubre de la población, no quiso dejar de honrar su memoria, y le ha elevado una estatua – ¡pero qué estatua!– en su mejor paseo.
Cuando aquella tarde, después de fondear en el moderno y cómodo puerto, siempre lleno de multitud de embarcaciones de todos los países del mundo, salté a tierra por mi pie, pasando desde el buque al muelle sobre una plancha de madera que se cimbraba ligeramente a mi paso; cuando caminaba por el Parque en construcción, utilizando la anchurosa explanada robada al mar, y me dirigía a la Alameda en busca del monumento, dejando atrás hermosos edificios, preciosas calzadas, mi imaginación, abstraída de todo lo que no fuese mi idea fija, agrandaba la distancia que me separaba del objeto de mis ansias, y me hacía acelerar el paso, con ademanes de loco.
Por fin llegué, ¡cuánta hermosura! Sobre artístico pedestal, la estatua fundida en bronce; al pie soberbia mujer, mostrando bellísimo torso, eleva  en sus brazos a su hijuelo, que al Marqués el laurel con que le corona un pueblo agradecido; detrás del pedestal, valiente y vigorosa figura de hombre, que con los instrumentos al hombro marcha al trabajo con paso decidido. ¡Cuánta hermosura!

Absorto llevaba no sé el tiempo, contemplando aquella gallarda prueba de inspiración humana, y seguramente me hubiese sorprendido la noche en aquella actitud, si una voz, ya bastante conocida, no me hubiese sacado súbitamente de mi arrobamiento. […]
(El Eco de Levante, Garrucha, 22 de junio de 1900)

viernes, 24 de julio de 2015

D. Pedro Berruezo Gerez (1871-1952). Parte VIII


D. Pedro Berruezo Gerez
Col. José Berruezo García
Cortesía Ernesto Ortuño Berruezo
El 29 de marzo de 1939 fue tomada Garrucha por las tropas nacionales. El mando en jefe pidió a Don Pedro Berruezo, que había regresado al municipio tras la “liberación”, que fuese Alcalde del nuevo Consejo Municipal, pero éste rechazó cortésmente el ofrecimiento. Ya se sabe que por sus fuertes convicciones democráticas no comulgaba con regímenes totalitarios.

Una vez terminada la guerra, empezaron los juicios contra los excesos cometidos durante el conflicto bélico. Algunos de los familiares de los que iban a ser represaliados por el franquismo pidieron a Don Pedro que intercediese a favor de ellos para evitar, principalmente, la pena de muerte. Él, pese a lo ocurrido y vivido en sus propias carnes, lo hizo, ya que por encima todo consideraba que estaba la vida de las personas, llegando incluso a testificar a favor de un vecino que fue Alcalde comunista de Garrucha y miembro del Comité Revolucionario durante la guerra; este testimonio fue relevante para que salvara la vida.

A principios de los años 40, decidió marcharse a Melilla, donde algunos de sus hijos se habían asentado en los años 30 por motivos profesionales. Allí vivió tranquilamente su vejez, recordando con nostalgia sus años en Garrucha, disfrutando de sus nietos y recibiendo de tarde en tarde la visita de garrucheros que le querían tributar su agradecimiento por algún motivo del pasado.

Finalmente, Don Pedro Berruezo Gerez falleció en Melilla el 11 de junio de 1952, a la edad de 80 años. Su entierro fue una solemne manifestación de duelo, donde acudieron la práctica totalidad de los garrucheros residentes en la ciudad autónoma. Se cuenta que semanas antes de fallecer destruyó una gran caja llena de documentos relativos a préstamos que había concedido durante años y que todavía estaban por devolver. Jamás reclamó nada a nadie que por su precariedad económica no pudiese reintegrarle la cantidad de dinero prestada.


Se puso fin a la vida de un gran hombre, de un gran Berruezo. Digno descendiente de un linaje de notables. Las personas que tuvieron el privilegio de conocerlo y gozar de su amistad, siempre lo recordaron con un gran cariño, aludiendo a la enorme labor que realizó sin descanso en favor de los más necesitados de Garrucha. Dijeron de él que era la bondad en persona, una mano amiga siempre dispuesta a ayudar a sus vecinos. Todavía hoy, entre los más mayores del municipio, se recuerda con sincero afecto a Don Pedro, como era conocido por todos.

La figura política de Don Pedro Berruezo Gerez fue de una enorme trascendencia para Garrucha. Sin lugar a dudas fue el político local más destacado de las primeras décadas del siglo XX. Como Alcalde llevó a cabo una política muy personalista y paternalista, trabajando firmemente por la mejora de Garrucha y sus vecinos.

Hombre de elevada formación y cultura, tuvo siempre un alto sentido del honor y el deber. Paladín destacado del regeneracionismo garruchero, fue toda su vida un demócrata convencido. Su nieto D. Ernesto Ortuño Berruezo todavía recuerda una de las frases que le dijo siendo niño en este sentido: "La mejor forma de gobierno para un pueblo civilizado es la democracia".

Ante la magna figura histórica de Don Pedro Berruezo Gerez, sólo queda admirar con orgullo familiar imperecedero a este Hijo ilustre de Garrucha, a este gran prohombre, a este enorme referente de abnegación y filantropía. Con su ejemplo de vida, cobra más sentido que nunca la frase del escritor alemán Goethe, aquella que dice: "Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza, y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila".


jueves, 23 de julio de 2015

D. Pedro Berruezo Gerez (1871-1952). Parte VII


A lo largo de la II República Don Pedro Berruezo se dedicó a sus negocios junto a su hermano D. Francisco. Además, y como ya se dijo en la entrada anterior, siguió perteneciendo al influyente Casino de Garrucha y fue nombrado Vocal de la Junta Local de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos de Garrucha en mayo de 1931.

El 7 de julio de 1934 sufrió un duro revés, ya que su cuñado y gran amigo, el potente empresario D. Simón Fuentes Caparrós, casado con su hermana Dña. Concha, falleció en su finca del Algarrobico a los 76 años. Sus restos, y los de su esposa, descansan en el Panteón que D. Francisco Berruezo López mandó construir en Garrucha en el siglo XIX. 

La relación que siempre mantuvo con Don Simón puede considerarse, prácticamente, de hermanos y fue uno de sus mayores hombres de confianza en la política local. Bien conocidas y célebres en Garrucha llegaron a ser las jornadas de caza que ambos disfrutaban en sus posesiones de Sierra Cabrera.

En el centro, con sombrero, Don Pedro Berruezo Gerez y a su izquierda, con sombrero también,
su cuñado Don Simón Fuentes Caparrós posando con los trofeos de caza. Finales de los años 20.
(Extraída del libro Memoria Fotográfica de Garrucha (1838-1936). La Historia Quieta. Vol. III)

Conforme avanzaban los años de la II República, la tensión y radicalidad política en España fue en aumento hasta que finalmente explotó el 17 de julio de 1936. En esta fecha se produjo en Melilla un levantamiento militar contra el gobierno frentepopulista de la República, el alzamiento se extendió a la península al día siguiente. Sin embargo, al no triunfar la sublevación en la totalidad del territorio nacional, se inició una sangrienta y cruel guerra civil, que duraría hasta 1939.

Situación del levantamiento. En rojo la zona republicana y en azul la sublevada
(http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,1915&r=ReP-27181-DETALLE_REPORTAJES)

Uno de los militares sublevados, el General Franco realizó una proclama el 17 de julio de 1936 en Tetuán incitando a la sublevación, de la que se cita algunos fragmentos:

General Francisco Franco
¡Españoles! A cuantos sentís el santo nombre de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama a su defensa. [...]
Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, se ocultan las sangrientas realidades de aquel régimen que sacrificó para su existencia 25 millones de personas, se unen la molicie y negligencia de autoridades de todas clases que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden en el imperio de la libertad y de la justicia. [...]
En estos momentos es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones el Ejército, la Marina y fuerzas del orden público se lanza a defender la Patria. [...]

Por otra parte, Dolores Ibárruri, en nombre del Partido Comunista, ante los micrófonos del Ministerio de Gobernación exhortó el 19 de julio:

¡Obreros! ¡Campesinos! ¡Antifascistas! ¡Españoles patriotas!... Frente a la sublevación militar fascista ¡todos en pie, a defender la República, a defender las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo! [...]
Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre!... los obreros y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, los socialistas y anarquistas, los republicanos demócratas, los soldados y las fuerzas fieles a la República han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado.

Dolores Ibárruri, también conocida como La Pasionaria
Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte.
Pero ¡NO PASARÁN!
España entera se dispone al combate. [...]
¡Soldados, hijos del pueblo! ¡Manteneos fieles al gobierno de la República, luchad al lado de los trabajadores, al lado de las fuerzas del Frente Popular, junto a vuestros padres, vuestros hermanos y compañeros! ¡Luchad por la España del 16 de febrero, luchad por la República, ayudadlos a triunfar!
El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!
Panorámica de Garrucha. Principios de siglo XX. Fotógrafo: F. de Blain

En la provincia de Almería no triunfó el alzamiento, por lo que Garrucha permaneció en el bando republicano hasta el final de la Guerra Civil.

La primera reacción del municipio ante la sublevación militar fue la constitución el 24 de julio de 1936 del Comité Revolucionario Antifascista del Frente Popular. Una institución paralela al Ayuntamiento de Garrucha. Este Comité rápidamente formó unas milicias compuestas por obreros, a los cuales armó para la seguridad interna y para controlar las vías de acceso terrestre y marítimo de Garrucha. En definitiva, grupos armados para el sostenimiento en el municipio de la causa del Gobierno de República. Lamentablemente, en poco tiempo se producirían algunos sucesos que conmocionaron la vida de Garrucha.

La Guardia Civil de Garrucha, a instancia del Gobernador Civil de Almería, fue desarmada y las armas entregadas al Ayuntamiento. El Comité Revolucionario pediría que dicho armamento le fuese entregado para el uso de la fuerza miliciana.

El Sargento D. Federico Bueno junto a su familia
Extraída del libro La Guerra Civil en Garrucha. Violencia
republicana y represión franquista (1936-1945)
A las 7 de la mañana del 24 de julio de 1936 llegó a Garrucha un grupo incontrolado de milicianos del Frente Popular de Mojácar que asaltó el Ayuntamiento y tomó las armas que había depositado la Guardia Civil. Acto seguido fueron al Cuartel de este Instituto Armado en Garrucha y tomaron por la fuerza al jefe del puesto, al Sargento D. Federico Bueno, que se encontraba en cama enfermo de ictericia. Según parece, algunos de estos milicianos mojaqueros tenían una inquina personal con el Sargento y juraron venganza tiempo atrás. Tras conducirlo a culatazos y golpes por las calles del municipio, finalmente fue asesinado a tiros en las inmediaciones de donde hoy se encuentra el Colegio Público Hispanidad de Garrucha.

La viuda e hijos del malogrado Sargento, en estado de shock, se refugiaron en la casa de Don Pedro Berruezo Gerez donde recibieron las mejores atenciones posibles y la protección de Don Pedro en este nefasto día. Al día siguiente, se consiguió que un coche los sacase del pueblo y los condujese a Almería.

El 25 de julio se produjo otro hecho penoso, el asalto a la Iglesia Parroquial de San Joaquín de Garrucha. Se destruyó, a excepción de una imagen mariana que pudo ser salvada, la totalidad del patrimonio artístico-cultural-eclesiástico del municipio, donde una parte considerable había sido donada por la familia Berruezo a lo largo de los años.

Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl junto a sus alumnas en Garrucha. Hacia 1931.
Extraída del libro Memoria Fotográfica de Garrucha (1838-1936). La Historia Quieta. Vol. III

También, la noche del mismo 25 de julio de 1936 una panda de desalmados irrumpió por la fuerza en el Convento de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Garrucha. Las monjas corrieron despavoridas por las calles del municipio buscando refugio en las casas que se lo dieron, entre ellas la de Don Pedro Berruezo. Días más tarde, las monjas fueron trasladadas al hospital de Cuevas del Almanzora, donde ellas eligieron ser llevadas.

La marcha de las religiosas despertó lágrimas y alegrías. Lágrimas de los piadosos católicos garrucheros y de los alumnos de las monjas, ya que éstas se habían encargado durante años de la educación de los niños, y alegría por aquella parte de la población que buscaba la erradicación del clero en Garrucha.

Tras estos incidentes y el recrudecimiento de la Guerra Civil, comenzaron en Garrucha las detenciones de aquellas personas consideradas no afectas a la República.

A lo largo de la Guerra se detuvieron en Garrucha a 45 personas. Las detenciones venían ordenadas por el Ayuntamiento, el Comité Revolucionario o por las Autoridades competentes de Almería. A los arrestados se les conducía a prisión en una casa habilitada como cárcel situada en el actual Paseo del Malecón. La vida era dura para los detenidos, pues vivían en celdas insalubres, eran vejados por sus captores y a sus familias se les exigía que les llevaran la comida, a la vez que les pedían considerables cantidades de dinero.

Don Pedro Berruezo Gerez fue detenido a instancia del Comité Revolucionario Antifascista del Frente Popular de Garrucha, al parecer acusado de ser de derechas y Alcalde bajo la Monarquía. Además de solicitarle dinero, le expropiaron los varios miles de cabras que poseía en su finca de Sierra Cabrera. Expropiación que le dolió particularmente, ya que la persona que lo hizo fue su antiguo pastor, al que había ayudado muchas veces tiempo atrás, y que durante la Guerra fue un activo miliciano y el encargado de la requisa del ganado para la Intendencia del Ejército Republicano.

Don Pedro se sintió traicionado y entristecido, ya que una parte de los que ahora lo vejaban, los había defendido y socorrido en su época de Alcalde y como Presidente de la Unión Obrera.

La familia Berruezo trató de conseguir desesperadamente su liberación, ya que se rumoreaba que, como otros presos en España, podía ser fusilado. 

Se da cuenta del siguiente hecho recogido en la tradición oral familiar. Reunido el Comité y el detenido, el presidente dijo: “¿Quién quiere matar al camarada Pedro Berruezo?” A lo que uno de los asistentes levantó la mano y dijo: “Yo”. El presidente le preguntó el motivo y el miliciano contestó: Porque le debo 2000 reales. Dicho esto, Don Pedro dijo: “Eso es falso. Id a mi casa y mirad la libreta de cuentas que se encuentra en el cajón de mi despacho”. Tras esa réplica, comprobaron lo que decía el Sr. Berruezo y vieron que el préstamo de 2000 reales tenía anotación de que estaba pagado. Don Pedro en el momento que dio el dinero sabía que nunca se le iba a devolver y marcó como devuelta la cantidad. Esta práctica de marcar el préstamo devuelto aunque no lo estuviera era habitual en él cuando los que solicitaban dinero eran personas necesitadas.

D. Baldomero Andrés. Hacia 1920
Col. José Berruezo García
Cortesía familia Andrés Berruezo
El 3 de octubre de 1936 fue liberado de su cautiverio gracias a la mediación armada de su yerno D. Baldomero Andrés Toledo (Maestro Nacional residente en Zurgena donde tenía un gran prestigio social) y su sobrino D. Francisco Berruezo Cánovas. Tras una tensa discusión, los miembros del Comité Revolucionario accedieron a poner en libertad a Don Pedro Berruezo.

Tristemente, la noche del 3 al 4 de octubre de 1936 fueron fusilados 14 detenidos. Esa noche escribió Garrucha la página más negra de su Historia. Don Pedro perdió entre los fusilados a buenos amigos y parientes como D. Pedro de Juaristi, D. Cleofás Martínez Orozco, D. Antonio Casanova Amat, D. Sebastián y D. Francisco Casanova Segura, D. José López Campos, D. Pedro Cervantes Gerez, D. Francisco Quesada Berruezo, D. José Ruiz Berruezo…


Don Pedro Berruezo Gerez, consciente de que por apenas horas había escapado de una muerte segura, estuvo fuertemente conmocionado por lo ocurrido. No podía entender cómo el ser humano podía hacer tanto daño a sus semejantes, cómo podía haber gente con odios ideológicos tan viscerales, cómo las venganzas personales se camuflaban con la política, cómo la mal entendida y radicalizada política podía llegar a justificar asesinatos.

Finalmente, Don Pedro, a petición de su yerno D. Baldomero, marchó a la casa de éste en Zurgena hasta que se calmaran los ánimos y la situación política garruchera le permitiera volver. En ese pueblo de Almería estuvo refugiado hasta que terminada la Guerra Civil pudo regresar a Garrucha.

[Continuará]