viernes, 3 de julio de 2015

D. Bernardo Berruezo Gerez insiste en las obras necesarias para regenerar el levante almeriense


El 18 de abril de 1900 D. Rafael Gasset Chinchilla asumió la Cartera del Ministerio de Obras Públicas, a la edad de 33 años. El nombramiento del joven político conservador, director del importante e influyente periódico El Imparcial de Madrid que abogaba constantemente por la realización de las obras públicas necesarias en España, llenó de ilusión a los regeneracionistas. Su juventud y disposición redentora hizo creer que las construcciones ineludibles para el progreso del levante almeriense serían una realidad muy pronto. A este respecto, el conocido regeneracionista y periodista garruchero D. Bernardo Berruezo Gerez, preocupado como siempre por los problemas que afectaban a sus convecinos, vuelve a insistir una vez más sobre sus soluciones y esperanzas, como lo demuestran los siguientes artículos que escribió:


D. Rafael Gasset Chinchilla (1866-1927), Ministro de Obras Públicas

AL EXCMO. SR. MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS

Aun cuando aquellas impresiones que otras veces sentíamos los españoles al cambiar un Gobierno o a la formación de un nuevo Ministerio, se borraron ya por la triste experiencia de que todos ofrecen para no cumplir nada, hay, sin embargo, que confesar, que la entrada de V.E. lleva consigo esperanzas risueñas para esta desgraciada nación víctima siempre del abandono a que la condenaron los que debieron velar por su engrandecimiento.

V.E. que siente el vigor de la juventud, V.E. que posee un talento esclarecido que hasta aquí ha dedicado todas sus aptitudes al periodismo, sabe más que nadie las necesidades de la madre patria, y puede prestarla un gran servicio coadyuvando poderosamente a la obra piadosa de su regeneración.

La cartera que en la actualidad maneja V.E., está sin duda alguna llamada a jugar un gran papel en esa obra; porque la agricultura estuvo siempre muy abandonada en la fértil España; porque su industria y comercio fueron siempre castigados en vez de protegidos, y porque en Obras Públicas estuvimos siempre a la cola de todas las naciones.

Y ya que todo esto ha de correr bajo el cuidado de V.E., fíjese por Dios en esta provincia, la más abandonada, la más postergada, la más desatendida de todas por los tres conceptos, y muy especialmente en lo tocante a obras públicas. Aquí vivimos en aislado rincón por faltas de vías de comunicación y hace mucho tiempo que suspiramos por algunas obras que constituyen nuestra vida y sin las cuales se hace insoportable.

Muchas se las podrían citar a V.E., pero comprendemos que de una vez no puede hacerse todo. Por eso hay que concretarse a lo más preciso, a lo más necesario, a lo que se hace indispensable, y que de atenderlo V.E., habría millares de familias que verían fundadas las esperanzas que la entrada de V.E. en el Ministerio les ha hecho abrigar, y verían confirmado lo que tantas veces han leído en las columnas de “El Imparcial”.

El ferrocarril de Lorca a Almería con su agregado de Zurgena a Vera constituye la base de la redención de una gran zona, y la vida y desenvolvimiento de la mayor parte de la provincia de Almería. El canal del Almanzora convertiría en grande extensión productiva, innumerables hectáreas de terreno hoy estéril; y la Carretera de Garrucha a los Gallardos, ya lo hemos dicho otras veces; desarrollaría una hermosa y considerable agricultura; beneficiaría algunos pueblos importantes que están hoy casi aislados; crearía bastantes industrias mineras que en la actualidad no pueden en manera alguna moverse. Y esas tres obras, de las que tanto nos hemos ocupado ya y pensamos ocuparnos, son el único medio de salvación de esta comarca agonizante.

Apiádese, pues, Sr. Gasset, de este puñado de españoles sufridos como ningunos, olvidados más que todos, y recordados sólo para exigirles su sangre en nombre de la patria y el producto de sus afanes para mal invertirlo.

De ese modo cumplirá V.E. un deber de conciencia, un destino sagrado, y dejaría bendita huella de su paso por el camino que sólo debieran cruzar los que llevasen parte de la felicidad que tanto necesita nuestra España.

Mucho confiamos en V.E., y Dios quiera que los aplausos redoblen a las esperanzas.

B.B.

(El Eco de Levante, Garrucha, 29 de abril de 1900)

EL CANAL DEL ALMANZORA

Era el Sr. D. Rafael Gasset y Chinchilla, Director del importantísimo diario madrileño “El Imparcial”, y fue siempre “El Imparcial” el periódico que recomendaba a los gobiernos la necesidad de mirar con detenimiento la cuestión de pantanos, canales y demás beneficiosas obras públicas, para dar impulso a nuestra Agricultura, a nuestro Comercio y a nuestra Industria.

El Director de “El Imparcial” pasó a formar parte de nuestro gobierno actual y, como para que sus deseos se vieran cumplidos, se le nombró Ministro de Obras Públicas.

Vera, Cuevas, Zurgena, Huercal-Overa, Garrucha y otros, son pueblos que suspiran desde muy antiguo por la construcción del Canal de Almanzora, y sin embargo, es nombrado el Sr. Gasset, consejero de la Corona, ostenta el exdirector de “El Imparcial” el título de protector de la Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, y esos pueblos permanecen inactivos, sin protección, y no gestionan ese canal que habría de reportarles incalculables beneficios.

¿Merecemos, pues, el nombre de desheredados? ¿Somos dignos de mayores cuidados? Yo creo que no, pues en todas partes consiguen porque piden, se redimen con sus propios esfuerzos, y todos los triunfos que redundan en bien del interés general, van precedidos de una labor constante.

Aquí debe crearse una Junta Gestora de ese canal; un puñado de hombres de prestigio que enteren a los poderes públicos de la necesidad imprescindible de esa obra, y que canten ante todo el mundo las excelencias de este suelo, del suelo que habrían de regar las aguas que el cauce recogiera del caudaloso río.

Y con los trabajos de esa Junta, no cabe dudar que se conseguiría al fin atraer la atención del gobierno, o aportar los capitales de una empresa que reconociera el positivo rendimiento de un negocio claro, evidente y digno del mayor agradecimiento por parte de los muchos que indiscutiblemente verían enriquecidas sus propiedades y acrecentados sus rendimientos.

Los pueblos más beneficiados con la obra tantos años apetecida, tienen la palabra; tienen también las columnas de EL ECO DE LEVANTE, siempre dispuestas, siempre apercibidas a pelear con bríos por la vida de su desventurada región.

B.B.

(El Eco de Levante, Garrucha, 9 de junio de 1900)


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