jueves, 8 de octubre de 2015

D. Bernardo Berruezo y el poeta Durbán Orozco


Vista panorámica de Garrucha en 1900. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

D. José Durbán Orozco
(Extraída Biografías. Dip. Alm)
Garrucha a principios del siglo XX todavía seguía siendo lugar recurrente de visita de buena parte de la intelectualidad almeriense y forastera. En este bello pueblo del levante almeriense, al calor de su rica y exportadora rada, en un clima de gran cultura favorecido y fomentado por los prohombres del municipio, aquellos grandes y cultos hombres de negocios, bullía la ilustración. Por las calles de Garrucha pasearon figuras destacadísimas de la poesía española: D. Luis Cernuda Bidón, D. Francisco Aquino Cabrera, D. José Durbán Orozco, D. José María Álvarez de Sotomayor…

El poeta Don José Durbán Orozco (1865-1921) era hijo del Ingeniero de Caminos D. Francisco Durbán Villanueva y de Dña. Ana Orozco Segura, hija del conocido político y empresario almeriense D. Ramón Orozco Gerez. Aunque nacido en Salamanca por motivos de destino profesional de su padre, fue siempre una figura asidua de Almería y, particularmente, de Garrucha, municipio donde residió desde principios del siglo XX de manera casi permanente. Se vinculó tanto a esta villa, que algunos historiadores atribuyen erróneamente su nacimiento a este este pueblo del levante almeriense.

D. Bernardo Berruezo Gerez
Col. José Berruezo García
Cortesía Juan Antonio García Berruezo
En Garrucha entró rápidamente en los círculos culturales e intelectuales de manos de figuras locales tan destacadas como D. José Bueno y Cordero, D. Pedro Gea López-Teruel, D. Antonio Lacal Montenegro, D. Pedro Berruezo Gerez o D. Bernardo Berruezo Gerez. Precisamente con éste último, sensible a las artes literarias, entabló una estrecha y gran amistad. Asimismo, Durbán Orozco era colaborador habitual del periódico garruchero El Eco de Levante, donde publicaba algunas de sus composiciones poéticas. También se le podía ver en todo acto social del municipio, donde deleitaba a los oyentes recitando alguno de sus poemas.

Con ocasión de la publicación, en diciembre de 1899, de su libro de poemas Tardes Grises, su segunda obra desde Afanes Eternos, su buen amigo, el periodista D. Bernardo Berruezo, uno de los hombres que más influyó en que Durbán se decidiera a publicarlo, elaboró un artículo agasajándolo en el periódico local El Eco de Levante, del que era redactor y cofundador. No fue el único escrito al respecto, muy bien recibido por la crítica literaria, otros redactores y poetas ensalzaron esta obra que encumbró a D. José Durbán Orozco como poeta en Almería, lo que le permitió acceder plenamente a los círculos literarios modernistas. Fue y es considerado uno de los poetas más grandes del siglo XX almeriense.

TARDES GRISES
En un país donde en el mes de Enero abrasa el sol, que el azul de su cielo es pocas veces encubierto por las nubes, no puede ser más melancólico ni original el título de un libro. Pero Pepe Durbán ha dicho y con razón, que si el firmamento de su tierra es radiante, su alma está cubierta de ciertas nubecillas, y de todo se deduce que el nombre con que ha bautizado su segunda producción está en perfecta armonía con las joyas literarias que se leen entre su cubierta.
Bien puedo decir que he sido uno de los que más han inducido a mi querido amigo a que no demorara la publicación de “Tardes grises”, y cada vez que mano a mano saboreábamos el aromático Moka por el cual – dicho sea de paso – tiene pasión Pepe, y entre sorbo y sorbo recitaba a instancia mías algún verso, le recalcaba que era una solemne majadería que dejara por más tiempo bajo la carpeta lo que tan correctamente habíale dictado su privilegiada y fogosa imaginación. Apunta esta advertencia, me obliga a quejarme de que no se haya acordado de enviarme su libro hasta diez días después de dado a luz.
“Tardes grises” ha sido ya juzgado y declarado un triunfo para su autor por distinguidos y autorizados escritores de Almería como Pepe Jesús García y Paco Aquino, y desgraciadamente no alcanzarán mis conocimientos en la materia – que son nulos – a hacer una crítica por mi cuenta.
Lo que escribe Durbán, tiene el doble de mérito de que no está hecho para agraciar al lector expresamente. Sus versos son un eco de lo que habla su corazón, y si algo ajeno a este encierran, es la forma en que los presenta su innata condición poética.
Después de leídas y releídas las 22 composiciones que contiene el libro, no se me ocurre nada más que enviar a mi poeta distinguido la más cariñosa y verdadera felicitación, y recomendar al público con la eficacia que merece, que no deje el comprar “Tardes grises” si quieren deleitar su imaginación y poseer un verdadero primor de la legítima literatura.
Vengan esos cinco D. José, y espero pronto “La rosa blanca” que preparas, y que como tuya ha de ser flor delicada y de suave y plácido olor.
B. Berruezo.

(El Eco de Levante, Garrucha, 6 de enero de 1900)

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