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Vista panorámica de Garrucha en 1900. Fotógrafo: F. de Blain (http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1) |
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D. José Durbán Orozco (Extraída Biografías. Dip. Alm) |
Garrucha a principios del siglo
XX todavía seguía siendo lugar recurrente de visita de buena parte de la
intelectualidad almeriense y forastera. En este bello pueblo del levante
almeriense, al calor de su rica y exportadora rada, en un clima de gran cultura
favorecido y fomentado por los prohombres del municipio, aquellos grandes y
cultos hombres de negocios, bullía la ilustración. Por las calles de Garrucha
pasearon figuras destacadísimas de la poesía española: D. Luis Cernuda Bidón,
D. Francisco Aquino Cabrera, D. José Durbán Orozco, D. José María Álvarez de
Sotomayor…
El poeta Don José Durbán Orozco
(1865-1921) era hijo del Ingeniero de Caminos D. Francisco Durbán Villanueva y
de Dña. Ana Orozco Segura, hija del conocido político y empresario almeriense
D. Ramón Orozco Gerez. Aunque nacido en Salamanca por motivos de destino
profesional de su padre, fue siempre una figura asidua de Almería y,
particularmente, de Garrucha, municipio donde residió desde principios del siglo
XX de manera casi permanente. Se vinculó tanto a esta villa, que algunos historiadores
atribuyen erróneamente su nacimiento a este este pueblo del levante almeriense.
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D. Bernardo Berruezo Gerez Col. José Berruezo García Cortesía Juan Antonio García Berruezo |
En Garrucha entró rápidamente en
los círculos culturales e intelectuales de manos de figuras locales tan
destacadas como D. José Bueno y Cordero, D. Pedro Gea López-Teruel, D. Antonio Lacal
Montenegro, D. Pedro Berruezo Gerez o D. Bernardo Berruezo Gerez. Precisamente
con éste último, sensible a las artes literarias, entabló una estrecha y
gran amistad. Asimismo, Durbán Orozco era colaborador habitual del periódico
garruchero El Eco de Levante, donde
publicaba algunas de sus composiciones poéticas. También se le podía ver en
todo acto social del municipio, donde deleitaba a los oyentes recitando alguno
de sus poemas.
Con ocasión de la publicación, en diciembre de 1899, de
su libro de poemas Tardes Grises, su
segunda obra desde Afanes Eternos, su buen amigo, el periodista D. Bernardo
Berruezo, uno de los hombres que más influyó en que Durbán se decidiera a publicarlo, elaboró un artículo agasajándolo en el periódico local El Eco de Levante, del que era redactor y cofundador. No fue el único escrito al respecto, muy bien recibido por la crítica literaria, otros redactores y poetas ensalzaron esta obra que encumbró a D. José Durbán Orozco como poeta en Almería, lo que le permitió acceder plenamente a los círculos literarios modernistas. Fue y es considerado uno de los poetas más grandes del siglo XX almeriense.
TARDES GRISES
En
un país donde en el mes de Enero abrasa el sol, que el azul de su cielo es
pocas veces encubierto por las nubes, no puede ser más melancólico ni original
el título de un libro. Pero Pepe Durbán ha dicho y con razón, que si el
firmamento de su tierra es radiante, su alma está cubierta de ciertas
nubecillas, y de todo se deduce que el nombre con que ha bautizado su segunda
producción está en perfecta armonía con las joyas literarias que se leen entre
su cubierta.
Bien
puedo decir que he sido uno de los que más han inducido a mi querido amigo a
que no demorara la publicación de “Tardes grises”, y cada vez que mano a mano
saboreábamos el aromático Moka por el cual – dicho sea de paso – tiene pasión
Pepe, y entre sorbo y sorbo recitaba a instancia mías algún verso, le recalcaba
que era una solemne majadería que dejara por más tiempo bajo la carpeta lo que
tan correctamente habíale dictado su privilegiada y fogosa imaginación. Apunta
esta advertencia, me obliga a quejarme de que no se haya acordado de enviarme
su libro hasta diez días después de dado a luz.
“Tardes
grises” ha sido ya juzgado y declarado un triunfo para su autor por distinguidos
y autorizados escritores de Almería como Pepe Jesús García y Paco Aquino, y
desgraciadamente no alcanzarán mis conocimientos en la materia – que son nulos
– a hacer una crítica por mi cuenta.
Lo
que escribe Durbán, tiene el doble de mérito de que no está hecho para agraciar
al lector expresamente. Sus versos son un eco de lo que habla su corazón, y si
algo ajeno a este encierran, es la forma en que los presenta su innata
condición poética.
Después
de leídas y releídas las 22 composiciones que contiene el libro, no se me
ocurre nada más que enviar a mi poeta distinguido la más cariñosa y verdadera
felicitación, y recomendar al público con la eficacia que merece, que no deje
el comprar “Tardes grises” si quieren deleitar su imaginación y poseer un
verdadero primor de la legítima literatura.
Vengan
esos cinco D. José, y espero pronto “La rosa blanca” que preparas, y que como
tuya ha de ser flor delicada y de suave y plácido olor.
B. Berruezo.
(El Eco de Levante, Garrucha, 6
de enero de 1900)
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