lunes, 17 de octubre de 2016

La inestabilidad del conservadurismo garruchero a finales del siglo XIX


Panorámica de Garrucha a finales del siglo XIX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Nota de La Crónica Meridional (Almería, 17/5/1890)
Don Alejandro Ayanz y Sauca fue un personaje peculiar de la Garrucha del último tercio del siglo XIX. Médico de profesión, era Director de Sanidad Marítima en el municipio y un destacado político local. Debió ser un hombre de fuerte carácter que no despertaba excesivas simpatías en Garrucha, pues tuvo algunas actuaciones reprochables tanto en su faceta profesional como política.

En una ocasión, un obrero que trabajaba en el embarque de minerales en el cable aéreo de Bédar a Garrucha resultó herido y se negó a prestarle auxilio aludiendo a que debía atenderle el médico de la Compañía Águilas. Estuvo a punto de ser apaleado por los familiares y amigos del malogrado trabajador. En otra, le acusaron de arbitrariedades e irregularidades como Director de Sanidad del Puerto de Garrucha, aunque esto siempre lo negó. Todo ello quedó registrado en la prensa del momento.

Desde 1886 fue Jefe del Partido Conservador en la localidad y se enfrentó con dureza a los liberales. Contaba con el favor del diputado D. Juan José Giménez Ramírez y logró acaudillar a la heterogénea facción conservadora de Garrucha.


Nota del periódico La Época (14/2/1886)

El municipio levantino era mayoritariamente de ideología liberal, por lo que tuvo que hacer frente a los constantes ataques políticos de los adversarios. La guerra que mantuvo con los liberales pasó en poco tiempo del terreno meramente político al personal e incluso llegó a obsesionarse con ciertos oponentes. Particularmente fue notoria su enconada lucha con los López, liberales exaltados, a los que acabó por arrebatarles y comprarles en 1889 el periódico local que dirigían. Desde entonces, don Alejandro Ayanz fue director-propietario de El Levante de Garrucha. Sin embargo, no le sirvió de mucho, ya que D. José López López fundó meses después el periódico El Látigo.

Aunque los conservadores eran minoría en un municipio de tradición liberal progresista y republicana, el turnismo político imperaba y tanto unos como otros se sucedían en la Presidencia del Ayuntamiento de Garrucha al ritmo del cambio de gobiernos en Madrid.

D. Miguel Sáez Rodríguez
Así pues, en 1891, sucediendo al liberal D. Miguel Sáez, don Alejandro Ayanz fue designado Alcalde de Garrucha. Convertido en la máxima autoridad municipal, cometería algunos excesos que acabarían por costarle el cargo.

Unos meses después de ostentar la Alcaldía ocurrió un altercado que minó su reputación e hizo explotar de indignación al Cuerpo Consular de Garrucha. En octubre de 1891, se produjo la detención de D. Julio Chasserot, Agente Consultar de Francia, sin causa aparente, sino más bien por una antipatía personal, pues como relató el propio Cuerpo diplomático en carta al Ministro de Estado, D. Carlos O’Donnell: “[…] la autoridad municipal nos está menospreciando, haciéndonos sufrir vejaciones incalificables por cuantos medios encuentra a mano. Dígalo, si no, el hecho de haber sido detenido el día de ayer el Sr. Agente Consultar de Francia, en ocasión de hallarse paseando frente a su despacho consular, sin otros motivos que las excusas más fútiles y groseras buscadas de propósito para conseguir el objeto, de detener en la cárcel pública, como al último de los criminales, al expresado funcionario. Tan abusivo proceder no puede pasar en silencio por más tiempo, a fin de que en lo sucesivo pueda quedar garantizada nuestra personalidad dentro de la correcta actitud que venimos guardando […]”.

D. José López López
En otra ocasión tuvo lugar un hecho mucho más grave. A primeras horas de la madrugada del 21 de julio de 1892 explotó un petardo en el portal de la casa de D. Alejandro Ayanz y lo que pudo ser una simple gamberrada, acabó convirtiéndose en un asunto que levantó un enorme revuelo en la Garrucha de su tiempo. Ayanz, alterado por el suceso que calificó de atentado, y haciendo valer su autoridad como Alcalde, llamó inmediatamente al Juez Municipal Suplente (D. Gabino Arroniz), al Secretario Municipal (D. Francisco Giménez), a guardias municipales y empleados de consumos del Ayuntamiento que se presentaron armados con escopetas. Una vez reunido el grupo, criminalizó del suceso a sus mayores adversarios políticos en el pueblo, y fueron prestos a las casas de ellos para detenerlos. Se dirigieron al domicilio de D. José López López, echaron la puerta abajo y detuvieron al mencionado, que se encontraba durmiendo en el dormitorio. No quedó ahí la cosa, pues registraron la casa y confiscaron un revólver y cuantos papeles les pareció, dándose además la circunstancia de que el domicilio era también la sede de la Real Agencia Consular de Italia, pues los López representaban a esta nación en Garrucha. De igual manera detuvieron, “en nombre del Rey”, a los liberales D. Juan Antonio Orozco, D. Luis Lacal y D. Alberto Almunia, todos los cuales quedaron recluidos en la prisión municipal. Sin más pruebas y acusación que la inquina personal, fueron puestos en libertad en pocas horas. Los afectados lo denunciaron y se abrió causa judicial contra Ayanz.

Estos abusos que cometió le sentenciarían definitivamente como líder del conservadurismo garruchero. Los liberales se le echaron encima y entre las filas conservadoras hubo discrepancias cada vez más grandes. Fue particularmente manifiesta la oposición que le mostró a Ayanz su número dos, el Vicepresidente del Partido, don Cleofás Berruezo Castaño, un conservador mucho más moderado que criticó la actitud y el proceder de su Jefe.

A tal punto de crispación política llegó Garrucha, que D. Alejandro Ayanz fue cesado como Alcalde y en su lugar fue nombrado de manera interina el concejal D. José López Rubia, correligionario leal a Ayanz. Sin embargo, no acabaron con esto los problemas en Garrucha.

A finales de septiembre de 1892, el Alcalde accidental López Rubia convocó a los comerciantes en el Ayuntamiento para solucionar un conflicto provocado por una Real Orden del Ministerio de Gobernación sobre Pesos y Medidas cuya aplicación práctica llevada a cabo por el Consistorio era considerada arbitraria e injusta.

En esta reunión, D. José López Rubia les manifestó que había consultado con su jefe, el abogado y Diputado del Distrito Sr. Giménez, y les pedía que abandonaran sus protestas e inútiles reclamaciones, a la vez que les solicitaba trece mil pesetas para cubrir las necesidades del Presupuesto municipal.

D. Cleofás Berruezo
Los comerciantes se quedaron estupefactos de que el Diputado considerase ahora que el comercio estaba obligado a pagar el impuesto, cuando poco antes les había manifestado a varios de ellos su opinión en contra, así como que el alcalde accidental les reclamase la cantidad citada para que así desaparecería incontinenti el oneroso impuesto de Pesas y Medidas. Ante esto, abandonaron la reunión entre grandes protestas, culpando de la aplicación de este arbitrio al ex Alcalde don Alejandro Ayanz.

La situación política en Garrucha se hizo insostenible para los conservadores de Ayanz, el mal gobierno cometido por éstos había hecho que no sólo los liberales estuvieran en su contra sino también el Cuerpo Consular y los comerciantes del municipio. El Diputado conservador del distrito, D. Juan José Giménez Ramírez, estalló contra Ayanz y sus seguidores, a los que manifestó “que arrojaría inmediatamente de su Iglesia y tendría cerradas las puertas de su casa para los individuos de este Ayuntamiento que siguiesen en adelante las inspiraciones de D. Alejandro Ayanz, pue éste había sido completamente separado de las filas que él dirige”. (La Opinión Pública, Garrucha, 2 de octubre de 1892)

Tras la defenestración política de D. Alejandro Ayanz y sus adictos, el Diputado confió la jefatura del conservadurismo garruchero a D. Cleofás Berruezo, hombre sensato y moderado que trató de frenar la cada vez más evidente descomposición del partido conservador y establecer relaciones cordiales con los liberales.

En diciembre de 1892 el turnismo se puso nuevamente en marcha y liberal Sagasta volvió a la Presidencia del Consejo de Ministros en Madrid. En consecuencia, en enero de 1893 el Gobernador Civil de Almería nombró los concejales liberales que debía sustituir a los conservadores en el gobierno del Ayuntamiento de Garrucha. Sin embargo, esta decisión no fue aceptada por el cesado Alcalde D. José López Rubia, ya que se presentó en la Casa Capitular armado con revólver y navaja diciendo que no reconocía más autoridad que la de su jefe, el diputado del distrito, por lo que él seguiría siendo el Alcalde legítimo hasta que Giménez le dijera lo contrario… Semejante espectáculo dejó estupefacto a los liberales y tuvo que acudir la Guardia Civil para sostener la legalidad impuesta por el Gobernador.

Caricatura publicada en el
periódico La Crónica Meridional
de Almería en 1895
La facción liberal se mantuvo en el poder hasta que a finales de marzo de 1895 regresó Cánovas a ostentar nuevamente el cargo de Presidente del Gobierno. Por consiguiente, en Garrucha regresaron los conservadores al poder en julio de 1895, siendo el Alcalde elegido don Cleofás Berruezo Castaño, que estaba como concejal interino. Sin embargo, tampoco fue sencilla su toma de posesión, ya que cuando se presentaron los nuevos ediles nombrados por el Gobernador, no se encontraban en la Casa Consistorial el Alcalde ni los concejales salientes; tampoco el Secretario municipal, porque consideraban que no se había cumplido la Ley. Los afectados reclamaron el auxilio del Gobernador Civil. Éste telegrafió al Alcalde cesado ordenando que se diera posesión a los nuevos elegidos, lo que aconteció unos días después con la colaboración del jefe liberal, el Diputado D. Juan Anglada.

Tres meses después de su toma de posesión don Cleofás Berruezo cesó como Alcalde como consecuencia de una conspiración de algunos concejales conservadores y liberales a quienes había considerado leales amigos y que le desaprobaron las cuentas municipales que había presentado por calificarlas injustamente de exageradas y falsas.

El bueno de don Cleofás Berruezo Castaño, aunque siguió como uno de los baluartes del conservadurismo garruchero, avanzaría con el paso de los años hacia posiciones liberales-reformistas, militando con el tiempo entre los incondicionales amigos del Diputado don Augusto Barcia. Por otra parte, D. Alejandro Ayanz parece que no pudo lavar su mala reputación en Garrucha y acabó marchándose del pueblo. En 1907 consta como vecino de Lubrín, así como Juez Municipal en dicha localidad en 1909-1910.


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