Don Manuel
nació en el municipio almeriense de Turre el 20 de agosto de 1816. Era hijo del
militar de caballería, hacendado, Cabo del Resguardo y héroe de la
Guerra de la Independencia, Don Cleofás Berruezo de Aro y Doña Juana Ayora Guevara, hija del veterano militar
y empleado de la Real Hacienda D. Fernando Ayora Mellado.
Criado
en el ambiente de la naciente burguesía liberal de la época tardo-fernandina,
esa nueva élite social que tomaría las riendas del Estado en el reinado de
Isabel II, pasó su infancia, posiblemente, a mitad de camino entre Almería
capital y el levante almeriense.
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D. Ramón Orozco Gerez (Fotografía tomada del Dicc. biográfico de Almería. I.E.A.) |
El 9 de
septiembre de 1838 contrajo matrimonio en Carboneras con la que fue su gran amor
de juventud, Doña Carmen Caravaca Hernández, natural de Níjar (Almería). Cinco
años más tarde, en 1843, D. Manuel Berruezo y hermanos se asentaron como
comerciantes, con géneros traídos de las Islas Baleares, en una pedanía del
municipio de Vera llamada Garrucha. En poco tiempo se convertiría en un comerciante muy
destacado, con el monopolio en la exportación de jaboncillo, entrando en los círculos de amistad y en los negocios de familias almerienses tan importantes como,
por ejemplo, los Orozco. Con el patriarca de esta familia, Don Ramón Orozco
Gerez, el hombre más importante de la Almería de su época, mantuvo una estrecha
amistad. Dicho también sea de paso que D. Ramón Orozco estaba emparentado con la familia Berruezo, ya que estaba casado con Dña. Ana Segura Berruezo.
El factor principal que determinó que D. Manuel se asentara en Garrucha fue la
mayor importancia que cada vez iba cobrando esta pedanía de Vera, ya que, como
puerto natural del levante almeriense, era por donde se exportaban e importaban
los géneros mercantiles y, además, con el inicio del boom de la minería almeriense se construyó en Garrucha, por D.
Ramón Orozco y socios, en 1841, la fundición San Ramón para beneficiar los minerales de plomo argentífero traídos
de la prolífica Sierra de Almagrera, cuyos ricos filones fueron descubiertos en
1838. El levante almeriense se convirtió en poco tiempo en uno de los principales centros
metalúrgicos productor y exportador de España.
Sobre el comercio que ejercía Don Manuel Berruezo
Ayora en Garrucha nos da idea el listado de Mercaderías
que se inventarió en 1872 con motivo de la partición de bienes tras la muerte
de su primera esposa: Cacahuetes, azúcar,
madera, café, palma, cebada, jaboncillo en piedra y en polvo, jabón, tela
cañamazo para envasar jaboncillo, arroz, barrilla, trigo, pleita, bacalao, cogollo de palma, sal,
petróleo, enseres navales… Destacando por encima de todas las mercancías,
el jaboncillo (talco) con más de 1.700 toneladas de este producto repartidos en
sus almacenes de Garrucha, Somontín y Lúcar. Durante décadas fue, sin lugar a
dudas, el Rey del Jaboncillo, estando por encima en esta clase de
comercio de otras importantes familias de comerciantes como los Huelin, Orozco o Anglada. Durante
muchos años obtuvo la contrata exclusiva para la explotación de las ricas minas
de jaboncillo de Somontín. En Garrucha disponía de molino para la
molienda de este mineral.
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Sello de su Casa Comercial presente en sus cartas: ALMACENES DE GÉNEROS COLONIALES Y DEL PAÍS FÁBRICA DE JABONCILLO MANL. BERRUEZO GARRUCHA Col. José Berruezo García |
El jaboncillo o talco fue y es un mineral muy
demandado por su polivalencia. Sus usos hoy día son muy diversos tanto a nivel
industrial como doméstico para hidratar y evitar irritaciones en la piel. Industrialmente destaca su uso
en las cerámicas, la industria de la pintura, insecticidas, materiales para
techado, la industria del hule, relleno de productos asfaltados, papel,
fabricación de inodoros, textiles, cosmético, farmacéutico...
La gestión empresarial de Don Manuel estaba enfocada,
principalmente, al comercio al por mayor, destacándose como uno de sus grandes
clientes la sociedad Alesán y Hermanos
del Comercio de Barcelona; dada la gran cantidad de cartas comerciales que
han sobrevivido hasta nuestros días. De su carácter como comerciante da fe, por ejemplo, en carta a los citados señores de Barcelona a fecha 15 de agosto de 1854, donde, a raíz de la Revolución de 1854 (también conocida como la Vicalvarada), que sacudió todo el país y que provocó la caída del gobierno moderado en España dijo: "Por aquí todo está tranquilo, y sólo falta dinero para negociar, y aprovechar la ocasión, por la paralización de otros, que el miedo les hace no atreverse a seguir los negocios. Cosa que a la verdad yo desprecio altamente."
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BOPA: Relación de comerciantes de Garrucha (11/5/1864) |
Las malas infraestructuras terrestres de Garrucha
hacían inviable económicamente el transporte por tierra de mercancías, es por
ello que Don Manuel fue también consignatario de buques, ya que el único medio
de expansión comercial era a través del mar. Su actividad mercantil era
esencialmente marítima, por lo que el fletamento de buques de carga que
llevasen sus productos y los miles de quintales de talco (jaboncillo) a Europa y
otros puntos de España era una de sus labores. La Casa Berruezo fue, por tanto,
una de las casas de consignación más antiguas y prestigiosas habidas en Garrucha,
que estuvo en activo más de 100 años.
El dinamismo comercial de Don Manuel Berruezo Ayora
le llevó a amasar una gran fortuna, siendo uno de los hombres más prósperos del
levante almeriense y, particularmente, de Garrucha. Dada su posición invirtió también en la naciente industria minera, que empezaba a generar enormes beneficios a
aquellos que tenían la capacidad económica para desarrollarse en esta nueva
forma de negocio.
[Continuará]
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