De entre todos los personajes ilustres que nacieron
o residieron en Vera (Almería) destaca la figura histórica de Alí Bey. Este
aventurero barcelonés nacido en 1767 y veratense de adopción, de nombre real
Domingo Badía y Leblich, adquirió fama mundial tras la publicación de libros
donde narraba sus expediciones al mundo islámico a principios del siglo XIX,
hasta entonces lugares prácticamente desconocidos y vedados a los occidentales.
Sus libros se convirtieron en auténticos best
sellers en la Europa de su tiempo y aún hoy día se reeditan sus aventuras.
Domingo Badía como Alí Bey |
En sus
viajes Domingo Badía visitó Marruecos, Libia, Argelia, Egipto, Grecia, Chipre,
Turquía, Siria y Arabia; incluso peregrinó a La Meca y entró en el santuario de
la Kaaba, siendo seguramente el primer español no musulmán en hacer esto. Todo
ello bajo una identidad falsa, la de un príncipe sirio de nombre Alí Bey el-Abassí. Actuando como tal se
codeó con sultanes y lo más granado de las sociedades musulmanas que visitaba.
Todo esto sirviendo en sus viajes al gobierno de Carlos IV en calidad de
militar, espía y científico. Posteriormente, las circunstancias históricas le
llevaron a estar bajo las órdenes del Emperador Napoleón, su hermano José
Bonaparte como Rey de España y Luis XVIII de Francia.
Alí Bey llegó a Vera en 1778, a la edad de once años, con motivo de haber sido designado su padre, D. Pedro Badía, Contador y Comisario de Guerra, ya que se le confirió “la contaduría de guerra y tenencia de Tesorero del partido de Vera en Granada y distintivo de comisario de guerra”. El Domingo Badía que llegó a Vera era un adolescente inquieto intelectual y culturalmente, que se educó en la ilustración veratense emanada de la Real Sociedad Patriótica de Amigos del País de la Ciudad de Vera y su Jurisdicción, fundada en 1776. De su padre aprendió la profesión de funcionario estatal y dada su innata valía fue nombrado con 16 años “Administrador de Utensilios de la Costa de Granada”. Posteriormente, a la edad de 19 años ocupó el cargo de su padre al asumir la Contaduría de Guerra en Vera.
Durante sus años de estancia en la ciudad veratense tuvo conocimiento de las leyendas y tradiciones moriscas que recorrían la zona del Bajo Almanzora. Su fascinación hacia la cultura y pasado musulmán de España provocó en él un gran interés y sed de conocimiento hacia el mundo islámico. Fue el inicio de la forja de Domingo Badía como Alí Bey, el gran arabista, aventurero y explorador español que llegó a ser.
Fue también en Vera donde se enamoró y casó con su querida Mariquita, Doña María Lucía Berruezo Campoy, el 26 de septiembre de 1791 en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Ella era hija del acaudalado comerciante, labrador propietario, mediero de sal e ilustrado veratense Don Pedro Berruezo Caparrós y su mujer, Doña Antonia Campoy de Salas. Es muy probable que ambos contrayentes se conociesen desde temprana edad, ya que Domingo Badía siendo niño pasaba muchos días en casa del que fue su suegro leyendo los libros de su importante biblioteca.
Alí Bey llegó a Vera en 1778, a la edad de once años, con motivo de haber sido designado su padre, D. Pedro Badía, Contador y Comisario de Guerra, ya que se le confirió “la contaduría de guerra y tenencia de Tesorero del partido de Vera en Granada y distintivo de comisario de guerra”. El Domingo Badía que llegó a Vera era un adolescente inquieto intelectual y culturalmente, que se educó en la ilustración veratense emanada de la Real Sociedad Patriótica de Amigos del País de la Ciudad de Vera y su Jurisdicción, fundada en 1776. De su padre aprendió la profesión de funcionario estatal y dada su innata valía fue nombrado con 16 años “Administrador de Utensilios de la Costa de Granada”. Posteriormente, a la edad de 19 años ocupó el cargo de su padre al asumir la Contaduría de Guerra en Vera.
Durante sus años de estancia en la ciudad veratense tuvo conocimiento de las leyendas y tradiciones moriscas que recorrían la zona del Bajo Almanzora. Su fascinación hacia la cultura y pasado musulmán de España provocó en él un gran interés y sed de conocimiento hacia el mundo islámico. Fue el inicio de la forja de Domingo Badía como Alí Bey, el gran arabista, aventurero y explorador español que llegó a ser.
Fue también en Vera donde se enamoró y casó con su querida Mariquita, Doña María Lucía Berruezo Campoy, el 26 de septiembre de 1791 en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Ella era hija del acaudalado comerciante, labrador propietario, mediero de sal e ilustrado veratense Don Pedro Berruezo Caparrós y su mujer, Doña Antonia Campoy de Salas. Es muy probable que ambos contrayentes se conociesen desde temprana edad, ya que Domingo Badía siendo niño pasaba muchos días en casa del que fue su suegro leyendo los libros de su importante biblioteca.
El matrimonio entre D. Domingo Badía y Dña. María Lucía Berruezo tuvo tres hijos: Pedro, Asunción y José. En Vera nació el primero de ellos, Pedro Badía Berruezo, el 5 de julio de 1792 y que llegó a ser, por los avatares históricos y familiares, oficial del ejército de Luis XVIII de Francia y condecorado por este rey francés con la Orden de la Flor de Lis. Su hija Asunción nació en Córdoba el 10 de agosto de 1794, algunas fuentes bibliográficas sostienen erróneamente que nació en Vera, y su hijo José nació en Madrid el 22 de abril de 1809.
Alí Bey vivió en Vera un total de 15 años, hasta que en 1794 fue nombrado “Administrador de la Real Renta del Tabaco” en Córdoba, ciudad a la que se trasladó con su mujer e hijos. Aunque alejado de Vera por los acontecimientos históricos y personales, siguió manteniendo contacto con la familia Berruezo durante toda su vida. Destacó la buena relación que mantuvo con sus suegros, a quienes debía la financiación de algún que otro proyecto, y en particular el excelente y afectuoso trato que siempre tuvo con su cuñado, Don José Antonio Berruezo, con quien siempre mantuvo correspondencia postal. En este sentido se transcribe a continuación, a modo de ejemplo, una copia de una carta de Domingo Badía, dirigida desde París a Vera, a su cuñado:
«París Diziembre
17–814.
Mi estimado José
Antonio: Habiendo escrito á Vera desde Londres, ayer recibí contestaciones de
tu Madre, Luisa y Flores que nos llenaron de gozo viendo han escapado con vida
de la borrasca de la revolución y de las epidemias, excepto el pobre Juan
Francisco (fallecido
en 1812 a causa de la epidemia de fiebre amarilla que asoló Vera), que esté en gloria. No te había escrito á
ti porque no sabía tu paradero; y ahora que ellas me lo han dicho, lo hago,
deseando llegue esta á tus manos. Hemos tenido también el mayor gusto viendo
nos dizen estás bueno y sano, con ese Caballero Alcalde Mayor, á quien darás de
nuestra parte la enhorabuena, pues el que escapa el pellejo en tales
revoluciones es como si volviera a nacer. Nosotros vinimos á París, donde he
establezido mi casa. Mariquita está más gorda y rolliza que nunca, y
perfectamente contenta viviendo (en) una casa preciosa en el mejor sitio de
París, y bien alhajada, habiendo yo comprado todos los muebles, pues á la
salida de España perdí mi equipage, y con sus dos criadas que la sirvan. Mi
Hijo Pedro se halla de Teniente de Artillería en el Depósito de su Cuerpo, y el
Rey de Francia Luis 18 le ha concedido la honrosa Decoración de la Flor de Lys,
que usa ya seis meses há. Mi chiquitín Pepe está gordito y hermosísimo, pero
sus patitas aun están floxillas. Asumpcion que es la mejor moza de París acaba
de hazer un gran casamiento: El sábado 26 de Noviembre último, se casó con el
célebre Monsieur De L’Isle de Sales, Miembro del Instituto Real de Francia.
Este grande hombre que es hoy día el primer Filósofo de Europa, prendado del
talento, instrucción y gracias de Asumpcion, pidió su mano. Después de los
trámites regulares accedí á ello. Él le ha hecho desde luego donación ínter
vivos de un capital que vale cerca de un millón de reales, y además la deja por
heredera universal. Ella vive en un Palacio magnífico con un gran jardín, y
tiene para su servicio personal una Dama de compañía y dos doncellas. En fin,
ella goza lo mismo que una Princesa. La boda se celebró con todas las
solemnidades, sirviendo de testigos varios Consejeros de Estado, Franceses y
Españoles. La comida fué en casa de Sales y quedó Asumpcion instalada en su
nuevo Reyno. Ya ves quanto nos habrá llenado de satisfaccion esta boda. Yo,
desde que vine, me dediqué á mis tareas literarias. He hecho la redacción de
mis viages en Francés, cuya obra compone tres tomos y un Atlas de cerca de Cien
Láminas como verás por el adjunto Prospecto que te incluyo. El Gobierno de
aquí, siempre pronto á proteger las Ciencias, ha concurrido con una suma de
quinze mil francos ó sesenta mil reales á la edición de mi obra que ya está
medio impresa y se publicará dentro de un par de meses. En Octubre último fui a
Londres y arreglé dos ediciones inglesas de mi Obra que ya se están haciendo,
la una en quarto y la otra en octavo. Dentro de pocos días voy á Alemania para
arreglar otro par de ediciones Alemanas en Viena y en Leipsic, y al mismo
tiempo haré una visita de paso al Rey de Babiera y al Príncipe Heredero, con
quienes estoy en relación y á quienes debí mil bondades la otra vez que tuve
allí un mes y medio de enfermedad en 1808. Creo que también pasaré a Holanda
para hacer otra edición Francesa para Rusia y demás Payses del Norte. En fin,
te aseguro que nunca he estado tan contento, satisfecho y festejado como ahora,
mereciendo la benevolencia de varios Soberanos al mismo tiempo que esos tontos
de Madrid quieren despreciarme y confundirme en el número de los traidores:
voto á Dios que nunca lo he sido, pues yo no he vendido mi Patria. Yo estaba al
servicio de Napoleón y José por una órden personal y perentoria del Sr. Rey D.
Carlos 4.º que era mi lexítimo Soberano á quien ni pude ni debí resistir. En
quanto supe la ida del Sr. Rey D. Fernando le envié mi papel de submisión por
triplicado refiriendo á S.M. el caso particular en que me hallo á causa de mi
Expedición de África. No he tenido respuesta alguna, y es claro que los picaros
que rodean el trono obscurezen estas justas reclamaciones.
Entretanto me
lisongeo de que ninguno ha hecho á la Patria servicios tamaños como los que yo
he hecho en África, ni jamás podrán pagarme los que he hecho en las dos
Provincias de Segovia y Córdova que he gobernado, sin cuidar de mis adelantos
ni pedir jamás nada, y así yo era Brigadier de Exercito é Intendente por Carlos
4.º y lo mismo soy.
Te encargo
socorras en lo que puedas á tu Madre, como yo procuro hazerlo desde aquí, pues
si no, Dios no te ayudará. Escríbeme: Pásalo bien: Recibe expresiones de esta
familia: Ofréceme á esos Señores y cree que te estima de veras tu afmo.
hermano.
BADÍA.»
Calle Alí Bey de Vera (Almería) |
Esta
carta, copia de la original, transcrita por D. Manuel Berruezo Ayora en
Garrucha en 1865 fue remitida a D. Victor Balaguer, cronista de Barcelona, con
motivo la publicación de una reseña biográfica sobre Alí Bey en su obra Las
Calles de Barcelona. Origen de sus nombres. Sus recuerdos, sus tradiciones y
leyendas. Biografías de los personajes ilustres que han dado nombre a algunas.
Historia de los sucesos y hechos célebres ocurridos en ellas y de los edificios
más notables así públicos como particulares, que existen en cada una, con la
reseña y noticia de todo lo más importante relativo a la capital del Principado.
Publicado en
1866.
Pasados
los años de Alí Bey, Vera tuvo a bien concederle una calle en el municipio,
como homenaje a este singular personaje de la Historia de España, que ha sido
considerado el primer espía de la Edad Contemporánea. En Barcelona, su ciudad natal,
también cuenta con una vía llamada carrer
d’Ali Bei.
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