El año
1898 fue un punto de inflexión en la Historia de España; la irremediable Guerra
con los Estados Unidos de América, ante las imposiciones e intransigencias
estadounidenses sobre Cuba Española, hizo que se pasara de un entusiasmo y
alegría bélica colectiva, promovida por la prensa de la época, a una melancolía
y pesimismo nacional por la dolorosa pérdida de los últimos reductos
(Filipinas, Cuba, Puerto Rico, Guam y otras islas menores del Océano Pacífico)
del antaño poderoso imperio español de ultramar.
El
llamado Desastre del 98 supuso una
enorme conmoción en la sociedad española. La derrota militar frente a unos
subestimados EE.UU. y la consiguiente pérdida de las colonias españolas de
ultramar originó un fuerte desencantamiento con la Monarquía y la clase
política gobernante, que se demostró incapaz de encauzar de manera más efectiva
el descalabró militar que sufrió España. Este sentimiento de fin del imperio
colonial, desencanto político y aceptación de la verdadera realidad nacional
tras el Desastre hizo surgir en
España un movimiento social e intelectual llamado Regeneracionismo.
Este movimiento regenerador
fue muy acuciante en Almería, provincia tradicionalmente deprimida y donde los
pueblos estaban condenados a sufrir paulatinamente un injusto abandono por
parte del Gobierno de España.
El grupo regeneracionista de Garrucha, del que era partícipe principal
el joven Bernardo, renegó de la España de la Restauración Borbónica y abrazó el
republicanismo como la única fórmula capaz de hacer resurgir España y llevarla
al concierto de los países más desarrollados y progresistas. Bernardo Berruezo Gerez dirigió a los jóvenes regeneracionistas
garrucheros y, junto a los veteranos del Sexenio Revolucionario de 1868,
condujo este espíritu de resurgimiento de una nueva España a la búsqueda de
soluciones a los nuevos problemas económicos, políticos y sociales que se
presentaban al país.
Reunión Republicana. El Eco de Levante (16/9/1902) |
Como ya se ha comentado, a
nivel político, Bernardo, inspirado en los ideales ilustrados del
republicanismo francés, militó en la política local garruchera en las filas
republicanas. Fuertemente comprometido con los más altos ideales de libertad,
igualdad y fraternidad buscó ansiadamente la redención de Garrucha para
llevarla al concierto de las villas comerciales e industriales más importantes
de España, cuando comenzó su declive económico a principios del siglo XX. Para
la defensa de sus convicciones se adentró en el mundo del periodismo donde fue
un defensor acérrimo de los intereses progresistas de Garrucha y su comarca.
De 1887 a 1915 se editaron en Garrucha más de una decena de revistas
y/o periódicos con mayor o menor éxito, como consecuencia del bullicio
económico y social que vivió el municipio en esa época, para defender y luchar
por sus intereses. Algunos con una duración de días, otros de meses y otros de
pocos años. Éstos fueron: El Litoral, El
Levante, El Látigo, El Adalid, La Fusta, La Unión Obrera, El Contribuyente, El
Obrero, La Justicia, La Opinión Pública, La Razón, El Porvenir, Ideal, El
Despertar y El Eco de Levante.
Fue precisamente en este último, surgido por segunda vez el 3 de agosto de 1899
y que terminó de publicarse el 23 de abril de 1903, en el que Bernardo,
cofundador del mismo, trabajó como redactor periodístico. Sus artículos los
firmaba como BEBE, B.B., B. Berruezo o Bernardo Berruezo. El periódico era
dirigido por su amigo D. José Bueno y Cordero y como compañeros de redacción tenía
a D. Antonio Lacal Montenegro (médico titular de Garrucha) y a D. Pedro Gea
López-Teruel (médico y comerciante), además de contar con colaboraciones de
diversa autoría. Bernardo tuvo un papel principal en este periódico, siendo
quizás el redactor más activo y feroz de ellos; el ímpetu de su juventud jugaba
a su favor. Este periódico, dada la enorme importancia de Garrucha en su época comercial, era leído no sólo en el municipio sino en todo el levante almeriense y Murcia, principalmente.
El Eco de Levante nació como semanario de cuatro páginas en las que se abogaba
firmemente por la realización de los tres proyectos principales y necesarios
para la regeneración de Garrucha y su
comarca: la construcción del ferrocarril de Lorca a Almería, el canal del Almanzora
y la carretera de Garrucha a los Gallardos. También se trataban temas de
agricultura, comercio, minería, literatura y sociedad. La cuarta página estaba
destinada a anuncios de publicidad comercial.
1899 fue, por tanto, el año del inicio de una vibrante campaña
periodística, que acaudilló un veinteañero Bernardo en defensa del progreso
económico y social de Garrucha y su comarca.
Asimismo,
se preocupó por la desigualdad de clases y la miseria de la clase obrera, tan
castigada en la época. En este sentido, como periodista, por ejemplo, denunció y
solicitó la supresión del famoso Impuesto
de Consumos, tan perjudicial para aquella clase trabajadora. En uno de los
artículos en El Eco de Levante
(16/10/1901) sobre este espinoso tema se diría: "Mil veces hemos combatido ese terrible impuesto, que
gravita sobre el pobre en la misma cuantía que sobre el rico y que hace
contribuir con mayor suma al que más familia tiene, a pesar de que sus recursos
han de estar en razón inversa al número de personas que la compongan. En varias
ocasiones clamamos contra ese odioso tributo, cuyo cobro tiene que realizarse
por gente mal educada, falta de sentimientos de caridad, pues ningún hombre
honrado puede exigir al mendigo y al pobre bracero una parte de su limosna o de
su jornal, ganado con tanto trabajo, sin sentir repugnancia, ni menos podrá
llevar a cabo el infame comiso, que arrebata al pobre su alimento y el de sus
hijos, llevando el hambre y la desesperación al mísero hogar."
También se preocupó Bernardo de la alarmante emigración de los
trabajadores cuando comenzó la crisis económica de Garrucha a principios de
siglo XX, en este sentido escribió en El
Eco de Levante, el 16 de diciembre de 1904, al Ministro de Fomento D. José de Cárdenas y Uriarte:
"[...] En los tres últimos meses van
embarcados por los puertos de Almería, Garrucha y Águilas la friolera de 5.000
emigrantes con destino a Argelia, en su mayoría procedentes de la zona de
Levante de la provincia de Almería.
¿No parace a V.E. la cifra horrible y
alarmante? ¿Verdad que es un desconsuelo que el hambre arroje de su patria a
tantísimos braceros, aposentándose a diario en ella legiones de frailes
extranjeros, que maldito el bien que nos hacen? Y cuente el señor ministro con
que a su número hay que añadir la emigración a países más lejanos, y algunos
miles más de hombres que anualmente van a otras provincias españolas, porque
aquí no hallan trabajo; porque esta zona tan privilegiada por la Naturaleza en
su suelo y en su subsuelo, es la más abandonada de todas, y los poderes
públicos sólo se acuerdan de ella para azotarla con irresistibles
contribuciones.
La minería, principal fuente de
riqueza de la comarca, que posee sierras tan ricas como las de Almagrera,
Alhamilla, Bacares, Bédar y otras, no puede desenvolverse porque los impuestos
que sobre ella pesan así lo imponen. La pequeña industria de este ramo, lo que
podemos llamar pequeñas explotaciones, y que proporcionaba antes el sustento a
infinidad de familias, desapareció por completo.
La agricultura, nuestra famosa
agricultura otra veces, porque ha llevado a los mercados el mejor fruto, está
igualmente paralizada por la enormidad de los tributos que paga y por la
absoluta carencia de medios de riego.
[…] para evitar esa tremenda
emigración que sufre esta zona, se hace necesaria, completamente necesaria, la
construcción del ferrocarril de Lorca a Almería, o, en su defecto, una línea
secundaria de Zurgena a Garrucha. Que el Canal de Almanzora se impone como
única salvación de nuestra tan decaída agricultura, que es de absoluta
necesidad una carretera que partiendo de Sierra Almagrera, la importante sierra
que atesora en sus entrañas los más preciados minerales, pase por Garrucha, su
puerto, y vaya a empalmar en los Gallardos con la de Lumbreras a Almería, dando
así comunicación a dos cotos mineros de extraordinaria producción.
Que la referida emigración,
robustecedora de la usura, va acrecentando de día en día la inmoralidad por otros
órdenes, y que este país, todavía cunero y sometido a pesar de sus continuos
sufrimientos, tendrá que abandonar en pleno este territorio, porque el hambre
se enseñorea ya en él de un modo pavoroso; la incultura por falta de escuelas
predomina y la honradez, la laboriosidad que siempre fueron lema de estos
pacientes habitantes, corre inminente riesgo de trucarse en feroz condición.
Y este cambio, forzosamente habría de
remorder la conciencia de sus causantes, de los Gobiernos que ignoran la
diferencia enorme que hay entre habitar en la zona de Levante de la provincia
de Almería, o en Jauja, que es la residencia habitual de ellos."
Dada su valía en la prensa local, no tardó en saltar a la
prensa nacional y en 1900 fue nombrado corresponsal en Garrucha del importante
periódico madrileño El Liberal. En el
mismo publicó tanto noticias sobre el asunto del ferrocarril de Lorca a Almería
como sucesos acaecidos en Garrucha y su comarca.
Noticia de El Eco de Levante (29/1/1900) |
Merece la pena pararse y comentar, al menos brevemente, uno
de los asuntos más importantes de la época y que hizo correr enormes ríos de
tinta en la diversa prensa del levante almeriense. La construcción del
ferrocarril de Lorca a Almería supuso una verdadera Cruzada para aquellos
prohombres del Este de Almería. Garrucha, cuyo único medio económicamente
viable de exportación de la riqueza minera y agrícola era por mar, necesitaba la
mejora inmediata de sus infraestructuras terrestres para seguir prosperando
como villa comercial e industrial. Por ello se solicitó la construcción del
ferrocarril de Lorca a Almería (construcción que estaba incluida en el
plan general de ferrocarriles aprobado por el Congreso en 1885, pero que aún no
se había realizado) con un anejo a Garrucha-Vera, que,
aunque nunca llegó a construirse por la desidia del Gobierno Central, supuso
una enorme esperanza su ansiada realización para aquellos pueblos levantinos.
La mayor parte de los artículos de Bernardo en El Eco de Levante tratan sobre este fin. Además formó parte de la
Junta Gestora del ferrocarril de Lorca a Almería y se reunió con acaudalados
constructores como D. Ivo Bosch y se entrevistó con diputados, senadores y
diversas personalidades que por cuyo cargo o economía podían inclinar la
balanza a favor de la construcción de la citada línea de tren. Pese a toda esta lucha, todo fue en vano.
Lo comentado en esta segunda parte de la reseña biográfica de D. Bernardo Berruezo Gerez da fe de su carácter regeneracionista y de la fortaleza de su compromiso en la búsqueda de soluciones ante los problemas económicos y sociales de Garrucha, en particular, y del levante almeriense, en general.
[Continuará]
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