viernes, 16 de febrero de 2018

Cuando Almería lloró la muerte de Isaac Peral, inventor del submarino


D. Isaac Peral, inventor del submarino
(Extraída de wikipedia)
El 22 de mayo de 1895 fallecía en Berlín el inigualable genio, luz de la ciencia, D. Isaac Peral, inventor del submarino, como consecuencia de las complicaciones derivadas de una operación a la que se sometió en Alemania para tratar su cáncer de piel. Su vida se sumergió a edad temprana, a los 43 años.

El hombre cuyo invento pudo situar la fuerza naval española a la vanguardia de las Armadas de los países más potentes del mundo fue víctima de un oscuro complot, urdido por manos nacionales y extranjeras, que involucró al Gobierno y a altos cargos de la Marina, y que privó inexplicablemente a España de ser la primera Nación en contar con la poderosa arma del submarino. Para más inri, no sería hasta 1916 cuando la Armada Española incorporó su primer sumergible (nombrado Isaac Peral), de manufactura estadounidense, más de 25 años después de que se desechara de manera injusta e intencionada el prototipo de Peral, que hubiera situado a España a finales del siglo XIX en una posición hegemónica respecto a los países más desarrollados del mundo.

Sin embargo, y pese a toda la campaña difamatoria que sufrió, D. Isaac Peral fue un héroe para el pueblo, que vio en él al Mesías que podía hacer emerger a España de las oscuras profundidades abisales en que se encontraba tras una desastrosa centuria.

La prensa almeriense, que había seguido con interés las exitosas pruebas del submarino y apoyado al inventor, dedicándole en su momento extensos artículos, recogió la noticia de su fallecimiento el 25 de mayo, tres días después de su óbito, aunque apenas fue una escueta nota informativa. No fue hasta el día 28 cuando La Crónica Meridional de Almería publicó una sentida necrológica, así como una reseña sobre la vida de Peral que publicó el 29 de mayo. A continuación se transcriben:

Don Isaac Peral
Como ya por telégrafo anunciamos, el ilustre cartagenero, el sabio electricista D. Isaac Peral, gloria de España que hizo resonar su nombre en todas las naciones del mundo, ha fallecido en Berlín.
El pueblo que un día se enorgulleció con tener entre sus hijos al inventor del submarino, llora hoy amargamente la ausencia del sabio que enterró con él lo que podía habernos puesto a la cabeza de todas las naciones, trayendo consigo la esplendorosa nota del progreso más grande, más ideal que pudo imaginarse.
Pocas figuras se registran en la historia de la Humanidad tan grandes en el campo de la ciencia moderna como el inolvidable Peral. Solo un hombre se le acercó, si bien solo en idea; Julio Verne. Este soñó la existencia de un Nautilus invencible, hermosa concepción, pero no tan hermosa como la realizada; no tan plausible como la que se demostró, testigos de cien naciones, sobre las aguas del Océano hace siete años aproximadamente.
Como no podía ser menos, la lúgubre noticia que el telégrafo nos ha trasmitido desde la capital alemana ha causado penosísima impresión. ¡Y qué verdad es que la inmortalidad de lo mortal aterra!
Peral vivo sintetizaba una esperanza, una gloria en principio, para nuestro futuro; el sabio muerto significa un recuerdo amargo, una diadema espléndida que se guardará para siempre; pero ¡ay! Sin que aliente su brillo la mirada del genio incomparable ni el palpitar grandioso de aquel corazón todo lleno de anhelos y poder, anhelos que no han podido llegar a realizarse en toda su plenitud.
¡Pobre mártir! ¡Héroe que fuiste bendecido por centenares de bocas, al empezar tu triunfo, descansa en paz en las misteriosas profundidades del más allá, desde donde estás ya viendo la humana pequeñez!
¡España viste de luto ante la muerte del hijo predilecto. Dios haya concedido a éste el eterno descanso que merecen las almas nobles y generosas!
Mañana publicaremos el retrato, en acero, del insigne ex marino y su biografía, llena de esplendideces y… de amarguras.
(La Crónica Meridional, Almería, 27 de mayo de 1895)

ISAAC PERAL
Su retrato
Retrato de Isaac Peral publicado
por La Crónica de Meridional de Almería
Llenos de profunda amargura al recordar la inmensa desgracia que hoy aflige a España, madre adoradora del que supo guardarle todo su amor y respeto hasta la sepultura que hoy encubre sus venerados restos, damos a conocer a nuestros lectores el retrato del insigne electricista y sabio ex marino D. Isaac Peral y Caballero, que acaba de morir en Berlín víctima de la traidora enfermedad que le aquejaba.
Sus primeros años
Nació el ilustre inventor del submarino en Cartagena el día 1º de Junio de 1851.
Sus primeros años transcurrieron sin que nada notable se indicara en él, si bien su aplicación en la escuela y el amor al estudio, que fue siempre su afán único desde pequeño, dejaba adivinar en el niño algo grande para después, cuando transformada la crisálida en mariposa hubiera de tender sus alas espléndidas por las regiones más maravillosas de la ciencia.
A los catorce años ingresó en el Colegio Naval, a cuya carrera mostraba decidida inclinación, mereciendo por su inteligencia no vulgar el aprecio y estimación de sus profesores y compañeros.
De carácter generalmente pensador, se avenía mal con los juegos propios de la juventud, y sus mayores diversiones consistían en resolver ecuaciones intrincada o solucionar algún complicado problema.
Su primer viaje
Terminados que fueron sus estudios preparatorios en la Escuela Naval, pasó a bordo deun buque, destinado por el gobierno para emprender varios viajes que le sirviesen de prácticas de instrucción.
El primero que realizó fue el de Cádiz a Manila, dando la vuelta por el Cabo de Buena Esperanza, a bordo de un barco de vela, viaje penosísimo y arriesgado, en el que demostró el insigne matemático cuanto valía, acreditando sus excelentes condiciones marineras.
A su regreso a la península, en 1870, fue entusiastamente felicitado, obteniendo su comportamiento el título de guardia marina de primera clase.
Su historia militar
Dos años después del viaje referido, fue D. Isaac Peral nombrado Alférez de Navío. Entonces demostró claramente que a más de ser un inteligente marino, era un heroico soldado, expresando el amor que hacia su patria sentía, en 1873, frente a las costas de Cuba, donde entonces ardía la guerra.
Allí conquistó un buen nombre, probando su valor en la persecución y apresamiento de buques filibusteros. Pero donde conquistó Peral laureles de imperecedera gloria fue en Nuevitas, donde saltando a tierra al frente de doce hombres de la dotación del cañonero Dardo, que él mandaba, logró dispersar a los insurrectos.
Por esta acción fue premiado con la cruz roja del Mérito Naval.
Después en la Península batió a los carlistas, logrando nuevos éxitos y recompensas.
Pasó de allí a San Fernando en calidad de Catedrático y después siendo ya Teniente de Navío fue destinado a Filipinas como individuo de la Comisión Hidrográfica del Sur de Mindanao.
La invención del submarino
Vuelto Peral a España, dedicose con verdadero afán al estudio de la navegación submarina, trabajos que practicaba compartiéndolos con los que le acarreaba la Cátedra de Física que tenía a su cargo en la Academia de San Fernando; pero su modestia le evitaba el dar a conocer lo que llevaba adelantado en sus estudios, adelanto grandioso, sublime invención que había de colocarle poco tiempo después entre los más aventajados sabios del mundo.
Ahora bien, en el año de 1885, cuando los sucesos de las Carolinas, comprendió Peral que podía hacer gran beneficio a su Patria, y entonces fue cuando se atrevió a esbozar su obra haciendo algunos ensayos que llenó de elogios y protegió decididamente el Vicealmirante Sr. Pezuela, Ministro de Marina en aquella época.
En enero de 1888 se colocó la quilla del Peral, fue botado al agua en octubre del mismo año, y todos, todos los españoles recuerdan el entusiasmo, los vítores y animación que siguieron a las primeras pruebas del submarino.
Las naciones europeas, sin excepción, admiraron el sabio electricista tributándole todo género de honores.
¡Recuerdo venturoso; días felices que han venido a reducirse a la nada!
Sus últimos días
No han podido ser más amargos. Imposibilitado, por causas que nos disgusta recordar, a hacer valer su maravilloso invento, casi olvidado y herido en las fibras más sensibles de su alma, pidió su retiro, apartándose de aquel Cuerpo que adoraba y se dedicó sin otros compañeros que su virtuosa esposa y sus hijos, en el hogar, y su talento y constancia ante el mundo, a hacer instalaciones eléctricas en las poblaciones de Europa.
El ilustre inventor, el indiscutible sabio, se vio precisado a trabajar como un simple obrero para ganar un pedazo de pan con que mantener a su familia.
Tal vez por los grandes disgustos que ha sufrido y por el exceso de trabajo, adquirió una fatal dolencia en el ojo derecho, dolencia que presentó caracteres de cáncer y deseoso de curar aquel padecimiento pasó hace pocos meses a Berlín, con objeto de que le operase el sabio doctor Bergman.
Allí le fue extraído el ojo y cuando ya las heridas iban casi curadas, la fiebre, excediendo de todo límite, segó aquella vida llena de esperanzas y glorias, vida hermosa cuya pérdida jamás llorará España como se merece.
El cadáver del ilustre marino, acompañado de su inconsolable viuda y sus hijas, será trasladado a Madrid y desde allí a Cartagena, donde el malogrado inventor mostró siempre deseos de ser sepultado.
¡Peral ha muerto! ¡Tu luto, España, debe ser tan grande como el amor que él te tuvo y tan largo como tus días!
¡Pobre mártir!
(La Crónica Meridional, Almería, 28 de mayo de 1895)
Submarino Peral en la pruebas de navegación, 1889.
(http://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170522/isaac-peral-visionario-hundido-submarino-torpedero.html)

Nadie en su cabal juicio podrá comprender nunca el enorme crimen que se cometió con Peral y su invento. En ningún país sensato se hubiera hecho lo que se hizo y, por desgracia, España pagó con creces la lamentable decisión (intencionada) que tomó el Gobierno al abandonar el proyecto del submarino; nada menos que con la pérdida de su imperio de ultramar en el aciago año de 1898. Por suerte para el inventor cartagenero, su temprana muerte le ahorró tener que escuchar las dolorosas y ciertas palabras que pronunció el Almirante estadounidense George Dewey tiempo después de la Guerra de Cuba: “De haber tenido los españoles uno o dos de los submarinos inventados por Peral, me habría sido imposible conquistar Cavite”. ¡Cómo hubiese cambiado la Historia de España!

Por último, y en homenaje al gran inventor, a quien España estará siempre en deuda perpetua, recordar el sentido poema que le dedicó, con ocasión de su muerte, el poeta almeriense D. Ramón Blasco Segado:

¡PERAL!
             Trazó una poderosa llamarada
             en la historia del mundo; su talento
             venció al más atrevido pensamiento
             y su gloria inmortal fue adivinada.
            Sol esplendente de su patria amada;
             quiso hacerla brillar sobre otras ciento,
             y esta pagó su fe con el tormento,
            con desdenes su afán, su amor… con nada.
            Lo pobre crece y el valor se humilla,
            que no es siempre lo grande que asciende,
            ni es la peor virtud la más sencilla.
            Peral murió. ¡PERAL! Bien se comprende
            porqué el sol más en el espacio brilla.
           ¡Porque del genio el resplandor lo enciende!

Ramón Blasco Segado
(La Crónica Meridional, Almería, 28/5/1895)

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