La siega, de Goya (1786). Esta estampa costumbrista pintada por el insigne artista no debió diferir mucho de la vida cotidiana de Turre |
Mi rama de la familia Berruezo se
asentó en Turre, procedente de Vera, en la segunda década del siglo XVIII, con
el probable motivo de haber sido nombrado en 1727 Cura párroco de dicho
municipio don Ginés Berruezo Osete.
Como era normal en la época, los eclesiásticos recibian una suerte de tierras,
por lo que solían acompañarlos familiares para que trabajasen y/o administrasen
estas propiedades rústicas.
En Turre permaneció mi familia de
forma más o menos fija, simultaneando su estancia con Vera, hasta las primeras
décadas del siglo XIX. Puede decirse que residieron en Turre
durante una centuria aproximadamente. A lo largo de esos años y como se verá,
tendrán una posición preponderante en la vida pública del municipio.
Pero antes de nada, ¿cómo era
Turre en el siglo XVIII?
A nivel económico, Turre era
eminentemente agrícola en esta época, destacando el cultivo de cereales, hortalizas,
viñas, frutales y también se producía miel. La ganadería era escasa, pues como
comentan los autores D. Juan Grima, Dña. Ana Alarcón y Dña. Josefa Alarcón en
su libro Turre. Historia, Cultura,
Tradición y Fotografía, “las Ordenanzas Municipales prohibían taxativamente que
en la Huerta (de Turre) entrasen los ganados, a fin de respetar los árboles.”
Con respecto a la demografía de
Turre, a lo largo del siglo XVIII va a estar en constante expansión. Gracias a
los diversos catastros y censos como el del Marqués de Campoflorido (1718),
Marqués de la Ensenada (1752), Conde de Aranda (1769) y Conde de Floridablanca
(1787) podemos saber la población que tenía el municipio en esos años. Turre
duplicará sus habitantes a lo largo del siglo, como se expone en la siguiente
gráfica:
La mayoría de la población se
dedicaba a trabajar la tierra como jornaleros. Asimismo, había un reducido
grupo de pequeños y medianos propietarios, entre los que se encontraban los
Berruezo, y un gran propietario o terrateniente, que era el Duque de Alba.
El municipio era gobernado por el
Concejo o Ayuntamiento, al que pertenecían los Alcaldes y los Regidores. Estos
cargos no recibían salario alguno, por lo que solían ser ostentados normalmente
por personas pudientes que buscaban en esto prestigio e influencia social. En
adición a estas autoridades municipales las figuras del cura párroco, el escribano, el
cirujano y la baja nobleza, los hidalgos, constituirán las fuerzas vivas que
van a controlar los pueblos.
Según se comenta en el citado
libro, la composición del Concejo de Turre en el Antiguo Régimen era el
siguiente, de acuerdo con lo que dictaminó a finales del siglo XVI el Rey
Felipe II:
- Dos Alcaldes
- Dos regidores
- Dos diputados de la población
- Dos procuradores (uno general y otro personero del común)
- Un alguacil
- Un pregonero
- Mayordomo de pósitos y de propios
- Escribano
Los Alcaldes ordinarios y los Regidores
se elegían cada año entre los habitantes de Turre, aunque dado que era un
oficio no remunerado y que absorbía tiempo, solía estar ostentados por un
círculo de prohombres de la villa. Es decir, por personas que tenían
garantizado su sustento y podían dedicarse de manera cómoda al servicio
público. Ser Alcalde y Regidor en esta época era un signo de estatus social,
siendo motivo de orgullo y reconocimiento ostentarlo. Por ello, va a ser una
práctica habitual en los municipios de la Edad Moderna la existencia de
familias que ejercían su influencia sobre otras para asegurar su voto favorable
hacia su candidatura a la Alcaldía.
Sobre los Alcaldes se comenta en
el mencionado libro “que tenían
competencias en toda clase de causas, tanto en función del tipo de delito como
por el valor de su cuantía, sin que existiera diferencia con respecto a las
facultades que tenían los alcaldes en los demás pueblos sometidos a cabeza de
partido”. Además, entre sus cometidos, junto con los regidores, se
van a encontrar:
- Nombramiento de los demás empleados del Concejo: mayordomos, pregonero y alcalde de riegos.
- Cobranza del Censo Real y demás contribuciones ordinarias y extraordinarias.
- La administración del caudal del Pósito, repartiendo entre los vecinos la cantidad de grano necesario para la simiente, cuidando de la devolución del mismo en tiempo oportuno
- Proveer de abastecimientos indispensables para la subsistencia del vecindario.
- La administración y fomento de las casas y suertes de población, a fin de que estas fueran en aumento y no en disminución.
- Las demás atribuciones de inspección, gobierno, justicia y administración, propias de todo el municipio.
La información que se ha obtenido
hasta la fecha sobre la presencia de mi linaje en Turre en el siglo XVIII resultara
interesante. Principalmente ha sido conseguida de los Registros Parroquiales de
Mojácar y Turre, así como del Archivo Municipal de Vera y del Archivo Histórico
Provincial de Almería. Sin embargo, la fuente clave para ahondar con mucha
mayor profundidad en la huella de mi familia en el municipio hubiera sido
consultar las Actas Capitulares de esta época en el Archivo Municipal de Turre;
pero por desgracia, la práctica totalidad de éste se ha perdido/destruido con
el paso de los años por la desidia y falta de interés hacia la Historia de los
políticos locales de turno. Una tragedia que condena inevitablemente al
municipio a conocer su pasado sólo a rasgos generales.
Capitán General D. José Carrillo de Albornoz, a sus órdenes debió combatir en Italia mi antepasado don Juan Berruezo Osete |
Don Juan Berruezo Osete se casó
en Cuevas del Almanzora con doña Luisa Soler Molina en 1730. Los hijos de este
matrimonio fueron los primeros Berruezo nacidos en Turre (de mi linaje), y entre ellos es
de destacar las figuras históricas de don Jacinto y don José.
Durante el reinado de Carlos III fue Alcalde ordinario de Turre don Jacinto Berruezo |
Aunque por desgracia son escasos los datos
que se tienen sobre su gestión como Alcalde, sí podemos dar una pincelada sobre
un asunto que se motivó durante su mandato:
El 30 de marzo de 1779 don Jacinto
Berruezo (Alcalde), don Damián de Cazorla (Alcalde) y seis personas más como
diputados, regidores, síndicos generales y personeros del lugar de Turre,
jurisdicción de la Ciudad de Mojácar, remitieron un escrito a Granada, capital
del Reino del que dependían, en demanda de la reparación de la fuente pública y
la Casa Concejal (Ayuntamiento) que se encontraba en ruinas y habían tenido que
sacar y depositar provisionalmente en la casa de un vecino la pólvora y
municiones con gran peligro porque en los bajos había una tienda. La petición
fue autorizada y se hizo un expediente en el que se presupuestaron la
reparación de la única fuente pública en 2.696 reales y la Casa Consistorial en
6.254 reales.
Por otro lado, sobre su hermano don José Berruezo Soler (n. Turre, 1737) se sabe que con 15 años era Oficial de la Escribanía de la ciudad de Mojácar (Catastro del Marqués de la Ensenada, 1752). Posteriormente, se haría militar de caballería y se dedicaría con éxito a la compra-venta de propiedades, dada la cantidad de protocolos notariales que existen al respecto a lo largo del último tercio del siglo XVIII.
Don Jacinto Berruezo Soler se
casó en Turre con doña Antonia de Aro Sáez en 1756. De este matrimonio es de
destacar la figura de don Cleofás Berruezo de Aro (n. Turre, 1773),
propietario, militar y funcionario de Hacienda que tendría una actuación
destacada durante la Guerra de la Independencia (Ver: reseña biográfica de don Cleofás Berruezo). Y su hermano
don Jacinto Berruezo, hacendado que en ausencia de Cleofás administrará las
propiedades familiares.
Mi antepasado don Cleofás Berruezo
de Aro fue el último de los miembros de mi linaje nacidos en Turre en el siglo
XVIII. No obstante, no será el último turrero pues algunos de sus hijos
nacieron en este municipio en el siglo XIX. De ellos cabe destacar a don Manuel
Berruezo Ayora (n. Turre, 1816), próspero comerciante e industrial minero que
fue el primer Alcalde de Garrucha y que ha sido nombrado recientemente Hijo Adoptivo de esta villa, y al
prestigioso jurista asentado en Madrid don Antonio Berruezo Ayora (n. Turre,
1818).
No hay comentarios:
Publicar un comentario