De izq. a der.: Madre Soledad Torres, hermana sor Angustias Jiménez y María del Mar Burgos, protectora, en 1876. (Extraída de la Revista Científica Colegio de Enfermería de Almería, Feb. 2003) |
Las Siervas de María Ministras de los
Enfermos es una congregación religiosa católica femenina de derecho
pontificio que fue fundada en Madrid por la Madre Soledad Torres Acosta en 1851
y aprobada por el Papa Pío IX el 11 de julio de 1876. Esta Orden nació con el
objetivo principal de la atención domiciliaria de enfermos sin recursos.
Esta congregación llegó a Almería el 7 de julio de 1876, a petición del Obispo D. José María Orberá, ya que éste, ante la situación de miseria y pobreza en que se encontraban muchas barriadas almerienses, solicitó la colaboración de órdenes religiosas para mitigar esta lamentable situación. Las Siervas de María se asentaron en la capital en las dependencias del cementerio de Belén, que con el paso del tiempo se convirtió en el Convento de San Blas. Asimismo, en pocos años esta congregación estableció casa-residencias en otros lugares de la provincia como Vélez Rubio, Berja o Garrucha.
La marcha de las Hijas de la Caridad, como consecuencia de la clausura del Hospital de los Anglada en 1885, dejó a Garrucha desvalida de un servicio social y educativo importante, ya que las monjas se habían encargado de la atención a los desfavorecidos y la instrucción de muchas niñas. No obstante, el hueco dejado por esta congregación religiosa fue cubierto rápidamente por las Siervas de María, gracias a las gestiones que hicieron al respecto el cura párroco D. José María Moreno y el célebre Obispo de Almería, Sr. Orberá.
En enero de 1886 se instalaron en
Garrucha, siendo las 5 hermanas fundadoras de la casa-colegio: Remedios
Grafia (Superiora), Petra Lacalle, Maravillas Donato, Inocencia Puigrós y
Jacinta Oyarzun. En el municipio llevaron a cabo su apostolado: el cuidado de
enfermos a domicilio y la educación de unas 150 niñas, la mayoría pobres.
A las Siervas de María no les
resultaba desconocida Garrucha pues ya en septiembre de 1876 la fundadora de la congregación,
Madre Soledad Torres, junto a sor Josefa Díaz y el canónigo Eusebio Sánchez
habían estado en el municipio y en otros de la zona durante su peregrinación para
solicitar dinero para su obra.
En Garrucha realizaron una
excelente labor durante los casi 30 años que estuvieron, siendo muy queridas y
respetadas por la población. Sin embargo, en 1913 la buena relación del pueblo
con la congregación religiosa sufrió un punto de inflexión, ya que la decisión de
la Madre Superiora de mandar dos monjas muy estimadas por el vecindario a otra
casa-residencia tuvo unas consecuencias que provocarían, a la postre, la salida
de la orden de Garrucha.
Tal fue el malestar de la
población por la retirada de las dos religiosas, especialmente por la salida de
la segunda, Sor Matilde, que el Ayuntamiento intervino
de la siguiente manera:
Por
el Primer Teniente de Alcalde, D. José López López, se manifestó a los
concurrentes que, a su juicio, la superioridad que dirige la “Asociación de las
Siervas de María”, ha tratado con bastante desconsideración al pueblo de
Garrucha, pues después de haber retirado a la Hermana Sor Delfina, cuyas aptitudes
para la enseñanza eran inmejorables y cuya solicitud y esmero para los enfermos
pobres se elogiaba unánimemente, acaba de darnos el disgusto general al retirar
a la virtuosa Sor Matilde, que durante 26 años residió entre nosotros, asistiendo
a nuestros enfermos y dando educación cristiana, primero a nuestras esposas, y
más tarde, a nuestros hijos.
Que
conmueve el ánimo el recuerdo del espectáculo triste a que dio lugar la
inesperada y rápida marcha de aquella bondadosa Ministra de los enfermos, que
arrancó lágrimas de amargura a nuestras familias y aún a nosotros mismos; que
no se olvida fácilmente a la que, por espacio de tantos años, veló a la cabeza
de nuestros enfermos queridos, y nos prodigó frases de consuelo en nuestros
dolores. “No niego, no puedo negar que quedan venerables Siervas que sustituyen
a Sor Matilde, con igual amor e idéntico cariño en la asistencia de nuestro
seres queridos, empero, aquella Hermana era algo que ya consideraba el pueblo
como suyo y no puede conformarse con que se les arrebate. Al hablar así en este
acto, creo interpretar fielmente el sentir general del vecindario, y sus
impulsos sigo al proponer a la Corporación que se acuerde retirar la pensión
que se tiene señalada a las Siervas de María por la asistencia que presta a los
enfermos pobres, hasta tanto que no se reintegre a esta Comunidad local la
Hermana Sor Matilde. Las lágrimas que derraman a diario nuestros hijos desde
aquella ausencia se hace preciso enjugarlas o condenarlas”.
El
Presidente (D. Pedro Berruezo Gerez) manifiesta: que si bien piensa en un todo
como el Sr. López, le parece algo violento el retirar la pensión a las Siervas
de María sin esperar el resultado de las gestiones que todo el pueblo viene
haciendo cerca de la Reverenda Madre General, para la vuelta de Sor Matilde, y
propone que se suspenda el acuerdo hasta la sesión próxima.
El
Regidor Síndico Sr. Hernández se muestra conforme por completo con lo expuesto
por D. José López, afirmando que el llanto de los hijos requiere un acto de
protesta enérgica por parte de los padres, y puesto a votación el asunto, por
siete votos contra tres, el Municipio ACUERDA: que con certificación literal de
este extremo se notifique a la Madre Superiora de esta Comunidad de Siervas de
María y a la Reverenda Madre General que, desde el día de hoy, retira este
Ayuntamiento la pensión que tiene señalada a la benéfica Asociación, como
protesta al acto de haber retirado de la villa a la Sierva Sor Matilde.
(Actas Capitulares. Sesión 1 de junio de 1913. Archivo Municipal de Garrucha)
Su A.R. La Infanta doña Isabel de Borbón |
Como ha podido leerse, y pese a
la razonable oposición del Alcalde don Pedro Berruezo, el Ayuntamiento le retiró la
subvención a la congregación. Y lo que en un primer momento se entendió como
una forma de presión para que la Orden restituyese a Sor Matilde, se
terminó por enquistar y la Superioridad General de las Siervas de María decretó la supresión de su casa-residencia de Garrucha.
Ante la fatídica decisión de la Congregación de marcharse de Garrucha, las autoridades del municipio y el cura párroco D. Juan Bautista Sánchez intentaron por todos los medios la revocación de esta determinación e incluso se solicitó la intercesión de la Infanta Dña. Isabel, la carismática tía de Alfonso XIII. Sin embargo, de nada sirvió y Garrucha quedó desvalida de enseñanza religiosa
hasta que en 1925 se instalaron las Hermanas de San Vicente de
Paúl.
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