Es día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, y mañana se conmemora el Día de los Difuntos.
Emotivas fechas señaladas en el calendario, donde millones de personas en el mundo peregrinan al cementerio para rezar por los que
han acabado su vida terrenal, y que constituye un momento de nostálgico recuerdo
hacia aquellos familiares que nos dejaron.
En un blog en el que se
biografían a personas que hace tiempo abandonaron este mundo, es una fecha que
no se podía dejar pasar sin hacer una breve reseña recordándolos en este
señalado día.
Quienes hayan seguido el blog
habrán leído con atención las vidas de destacadas personalidades de la familia
Berruezo que significaron mucho en la Historia del levante almeriense. Potentes
y grandes comerciantes, industriales, diplomáticos, militares, Alcaldes… Una saga de prohombres
que en su época dieron lustre al apellido Berruezo y que hoy hacen que sus
descendientes podamos mirar hacia el pasado familiar y sentir profundo orgullo
y satisfacción. Herederos de un bello legado histórico que deposita sobre
nuestros hombros una responsabilidad, un gran honor para con el apellido, debiendo
dar ejemplo en la vida cotidiana con nuestra conducta.
Pero detrás de aquellos formidables
hombres se encontraba su ser más íntimo y personal: padres atentos,
buenos hermanos, amantes cónyuges, verdaderos amigos, hijos espléndidos… Admirables
y empáticos seres humanos en su trato diario que fueron queridos con verdadero afecto en
sus círculos de amistades y conocidos. Además, a todos ellos les unía una fe
inquebrantable, fueron devotos y piadosos cristianos católicos, que
encomendaron a viva voz sus almas a Dios y a la Santísima Virgen María en la
agonía de la muerte.
Esta noche, Noche de Ánimas, de
inmemorial recuerdo en la Historia del Hombre, en el que se dice que la pared
que nos separa del otro lado es más delgada que nunca, sentimos con más
cercanía el amor fraternal de aquellos que velan por nosotros en aquel mundo.
De aquellos que nos quieren, que nos protegen y que
mientras tanto esperan con infinita paciencia el día en que habremos de
reencontrarnos para fundirnos en el más grande e intenso de los abrazos.
En estos señalados días, estimado
lector, en los que recordamos con especial afecto a nuestros familiares
fallecidos más recientes, es momento también de acordarnos de todos aquellos
que nos precedieron, de cualquier época pretérita, ya que sin su existencia y
contribución no estaríamos aquí. No importa si fueron más o menos en su tiempo, simplemente son nuestros antepasados, que vivieron y sufrieron como humanos y a los que debemos nuestra particular historia familiar. Con una mentalidad culta, abierta y sensible hacia lo pasado, podremos sentirnos dichosos y fascinados por las vidas de nuestros ancestros, ya que como dijo el escritor alemán Goethe: "Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza, y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila".
A todos los que nos precedieron y en especial a mis antepasados va dedicada esta entrada con la certeza de que el Señor en su infinita Misericordia les ha concedido la vida eterna. Descansen en paz.
Hola, José. Preciosa dedicatoria. Paso por aquí de vez en cuando por falta de tiempo, pero siempre que lo hago disfruto de tus entradas, son siempre excelentes.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D. Aunque llevo muy retrasadas las respuestas a mis seguidores, por falta de tiempo; a ti, te he respondido en mi blog de inmediato, ya que me has cogido trabajando sobre el tema que has tratado.
Muchas gracias por tu participación.
Gracias por el comentario, Manuel. De vez en cuando me paso por tu interesante blog, donde siempre se aprende algo nuevo.
EliminarUn abrazo.