sábado, 6 de junio de 2020

Las olvidadas minas de Garrucha


Der: Vista actual del horno de calcinación ubicado en la concesión de la mina Melilla, copropiedad de Francisco Berruezo López.
Izq: Reconstrucción aproximada del mismo, a principios de siglo XX, realizada por Juan Antonio Soler Jódar.

Todo aquel que haya paseado por los cerros y ramblas circundantes al casco urbano de Garrucha se habrá percatado de la existencia de pozos, pequeñas canteras y ruinas de edificios que denotan una olvidada actividad minera.

La adjudicación y deslinde de su término municipal en 1994 ha permitido a Garrucha tener en su jurisdicción antiguas minas que hasta entonces se repartían Vera y Mojácar, por lo que hoy en día se puede hablar de que el municipio posee un coto minero, que puede erigirse en un atractivo turístico más con el fomento de rutas senderistas, colocación de cartelas explicativas, reconstrucción del horno de calcinación de la mina «Melilla» y su uso como mirador, etc. Aunque la existencia de estos vestigios mineros son conocidos por algunos, la historia que se esconde detrás de ellos es totalmente desconocida. Por ello, y con el afán de poner en valor esta parte del pasado industrial de la villa, estamos recuperando, aunando trabajo de campo y de archivo, los nombres de las minas, sus propietarios y su discurrir histórico desde mediados del siglo XIX.

Pese a estar eclipsado históricamente por las renombradas Sierras de Bédar y Almagrera, las cuales han centrado la mayoría de las investigaciones actuales, el coto minero de Garrucha está demostrando una cierta importancia en la historia minera del levante almeriense, a pesar de lo pequeño de su tamaño. El mismo abarca, principalmente, las zonas del Agüechar, Juan Jordana-Cañada de Flores, Tierras Royas y el pago de la Atalaya-Cañada de las Yeseras.

Hasta este momento se tiene constancia de más de 45 registros mineros a lo largo de más de un siglo de actividad y aunque no todas las minas se demarcaron, sí denota el interés que despertó el coto garruchero. La mayoría de las minas eran de hierro, aunque también las hubo de plomo, siendo las de este último metal los denuncios más antiguos que tenemos noticia y donde seguramente esté el origen de la minería garruchera en el siglo XIX, encuadrado dentro del boom de la minería del plomo de Almagrera. A este respecto, las minas más remotas que hemos localizado son las plúmbicas de nombre «Iglesia» y «Mercurio», registradas por el industrial Manuel Berruezo Ayora (primer Alcalde de Garrucha en 1861) en el pago de la Atalaya en 1850.

A partir de 1856, los nuevos procedimientos para la fabricación de acero a escala industrial requerían hierro sin fósforo, por lo que las siderurgias europeas comenzaron a demandar el mineral ferruginoso del levante almeriense, ya que poseía unas excelentes propiedades físico-químicas para tales procesos metalúrgicos. Desde Carboneras a Pulpí, a lo largo de todo el litoral levantino, se explotaron diversas minas cercanas a la costa, pues el bajo valor del hierro en el mercado solo hacía posible que, para que su minería fuese viable económicamente, las concesiones trabajadas debían estar a una distancia próxima al punto de embarque, no más lejos de 2-3 km. El mineral extraído se conoció en la época como el «mineral de La Garrucha», por ser éste el puerto de referencia por el que se exportaba, y llegó a considerarse uno de los mejores minerales de hierro del mundo, pues era idóneo para la obtención de acero.

Trancada de acceso en la mina Felicidad y Unión
(posterior mina Melilla).
Desde mediados de la década de 1850, el coto minero de Garrucha se centra principalmente en la extracción de hierro, contabilizándose en esos años hasta un total de 7 minas en explotación: «Camisa», «Ciudad de Garrucha», «Observador» y «Hernán Cortés», ubicadas en las zonas del Agüechar, Juan Jordana y Tierras Royas, propiedad las cuatro de Manuel Berruezo y registradas entre 1856 y 1859; «Aparecida», de 1857, ubicada en la Cañada de Flores-Juan Jordana y registrada por Alejandro Kirkpatrick, Vicecónsul inglés de Garrucha; «La Pastora», registrada por la empresa Ramón Orozco y Compañía en 1861, ubicada en la majada de la Culebra, y que se encontraba en terrenos de la Ferrería San Ramón; y «Felicidad y Unión», demarcada en 1856, perteneciente a Francisco Martínez, de Cuevas, y localizada en el pago de la Atalaya-Cañada de las Yeseras. Esta última, la más importante en cuanto a calidad y abundancia mineral, es conocida popularmente como «La Mina» y estuvo participada también por la familia Berruezo desde 1859. Todas se encontraban a una distancia menor a 2 km de la costa.

El destino de la producción minera de estas minas seguramente siguió el mismo camino de exportación a Inglaterra y Francia que seguían el de las otras minas ferruginosas explotadas en la costa levantina. También planteamos la hipótesis factible de que la fundición de hierro de Ramón Orozco se nutriera principalmente de estas minas garrucheras cercanas a su fábrica, ya que justificaría la instalación y viabilidad de un alto horno, y sin lugar a dudas era más rentable que traer el mineral de lugares más lejanos como Bédar o Cabrera.

La demanda internacional del «mineral de La Garrucha», así como el establecimiento de la ferrería San Ramón, provocaron un gran incremento de la actividad extractiva en esos años, llegando a situarse la producción almeriense como la segunda más importante de España. Sin embargo, el cierre de la fundición de Orozco en 1864 y de otras siderurgias europeas como la de Bestouan, en Cassis, o la de Marsella-Saint Louis que importaban el hierro levantino, provocaron una merma importante de la actividad en el coto minero de Garrucha a partir de 1865.

Plano de la mina La Gran Vía (1889), ubicada en el cerro del Calvario
de Garrucha. Propiedad de Francisco Berruezo López.

(AHPA, Signatura 16721: 14495) 
En el último cuarto del siglo XIX se produce una reactivación del interés en las minas garrucheras. La mayoría de los registros del coto datan de esta época, seguramente como consecuencia de la llegada de grandes empresas mineras como la Compañía de Águilas o la Chávarri, Lecoq y Cía, y a las que los propietarios esperaban poder arrendar sus minas o vender su producción mineral. De estos años conocemos minas importantes como «Melilla», registrada en 1894 en el lugar donde se encontraba la antigua «Felicidad y Unión», por Francisco Berruezo López (Alcalde de Garrucha y Vicecónsul de Portugal), y que estuvo en explotación hasta bien entrado el siglo XX, o minas ubicadas en lugares tan emblemáticos para Garrucha como el cerro del Calvario, donde se demarcó en 1889 «La Gran Vía», y que fue registrada también por Francisco Berruezo.

El último denuncio minero que tenemos constancia efectuado en el coto de Garrucha es el de la mina «Mi Esperanza», que lindaba con «Melilla», en el pago de la Atalaya, y que fue realizado por Heliodoro Delgado Hernández en 1956. Por tanto, el interés en las minas garrucheras se prolongó durante más de 100 años; una interesante y desconocida historia que continuamos investigando.

Nota: Artículo elaborado por José Berruezo García y Juan Antonio Soler Jódar.

miércoles, 3 de junio de 2020

El Ayuntamiento de Vera recomienda el blog Los Berruezo


El pasado 26 de mayo el Ayuntamiento de Vera, a través de su blog de Cultura, dedicó una entrada al blog Los Berruezo en la que lo recomendaba como «herramienta de calidad para el estudio de Garrucha y la comarca del levante almeriense» (Ver: Artículo publicado en blog de Cultura del Ayuntamiento de Vera). Nuestro agradecimiento al Consistorio veratense y en particular a Manuel Caparrós Perales, Director del Archivo Municipal, por la recomendación que hacen de este blog. 

Esta recomendación que nos tributa Vera se une a la que hizo en 2016 la Alcaldesa de Garrucha, María López, a todos los asistentes que concurrimos al acto público que tuvo lugar en el Centro Cultural de la localidad con motivo de haberle concedido el Pleno del Ayuntamiento a Manuel Berruezo Ayora, primer Alcalde de Garrucha, el título de Hijo Adoptivo de la Villa, de manera póstuma, y ponerle su nombre a dicho Centro Cultural.


martes, 7 de abril de 2020

La Garrucha de nuestros bisabuelos a color



Vista de la playa y paseo del Malecón (entonces paseo de Cánovas del Castillo) de Garrucha en 1926.
(Original en B/N extraída del fondo de imágenes de la Diputación de Almería)

Hubo que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para que Garrucha empezara a inmortalizarse a color en sus fotografías. No obstante, hoy día, gracias a la existencia de diversos programas informáticos que emplean avanzados algoritmos se pueden colorear de manera automática las antiguas fotografías en blanco y negro.  

Para dar color a la muestra de instantáneas de Garrucha que exponemos en este artículo hemos utilizado la tecnología de MyHeritage En Color™, una potente herramienta de coloración de fotografías cuyos resultados son increíbles y más aún si tenemos en cuenta que se les da color de manera automática, en un proceso que lleva apenas unos escasos segundos.

El impacto que supone ver por primera vez las imágenes de aquella Garrucha centenaria a color, en una aproximación a cómo la debieron conocer nuestros bisabuelos y abuelos, crea un sentimiento de cercanía temporal, como si aún la Garrucha de las minas, los viceconsulados y el incesante comercio estuviera viva y palpable, como si aún existiera, como si pudiéramos pasear por sus calles, como si pudiéramos viajar en el tiempo hasta aquel pasado que se nos revela tan presente.

Vista general de Garrucha a principios del siglo XX. Fot: F. de Blain
(Original extraída de http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1)

Vista general de Garrucha hacia 1875. Fotógrafo: José Rodrigo.
(Original en B/N extraída del fondo de imágenes de la Diputación de Almería)

Vista del paseo del Malecón y de la Caseta de Salvamento de Naúfragos hacia 1909.
(Original en B/N extraída del fondo de imágenes de la Diputación de Almería)

Vista del paseo del Malecón y el Ayuntamiento de Garrucha a principios del siglo XX.
(Original en B/N fondo de imágenes de la Diputación de Almería)

Vista del Ayuntamiento de Garrucha a principios de siglo XX.
(Original en B/N extraída de la reedición del libro Historia de Garrucha. Autor: Juan Grima Cervantes)

Mujeres y niños en la playa hacia 1900.
(Original en B/N de González Billón, colección de Raúl Hevia)

Tareas de descarga de una barcaza hacia 1900.
(Original en B/N de González Billón, colección de Raúl Hevia)

Marineros y braceros posando en una de las barcazas cargadas hacia 1900.
(Original en B/N de González Billón, colección de Raúl Hevia)

Procesión de Semana Santa de Garrucha hacia 1930.
(Original en B/N Fotógrafo: José Garrido. Col. José Berruezo García)

Virgen de los Dolores de Garrucha en su trono hacia 1905.
(Original en B/N extraída del libro Memoria Histórica, Fotográfica y Documental de Garrucha (1861-1936). Vol. II)

Palacio de Vista Alegre a principios del siglo XX.
(Original en B/N extraída del fondo de imágenes de la Diputación de Almería)
Vista del puerto de Garrucha en construcción, hacia 1934.
(Original en B/N extraída del fondo de imágenes de la Diputación de Almería)

Y para concluir esta selección de fotografías de Garrucha, un par mineras, una del barranco Jaroso de Sierra Almagrera y otra del Pilar de Jaravía.

Barranco Jaroso de Sierra Almagrera, hacia 1875. Fotógrafo José Rodrigo.

Instalaciones mineras en el cerro de la Cruz, Pilar de Jaravía (Pulpí). Hacia 1875. Fot: José Rodrigo
(Fotografía en B/N extraída de https://www.mtiblog.com/2019/05/mina-quien-tal-pensara-pilar-de-jaravia.html
)

miércoles, 2 de octubre de 2019

EL MINERAL DE «LA GARRUCHA»


En el nº 32 de la revista DE RE METALLICA, editada por la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero (SEDPGYM), se acaba de publicar el artículo titulado «EL MINERAL DE LA GARRUCHA». EL INICIO DE LA MINERÍA DEL HIERRO EN EL LEVANTE ALMERIENSE A MEDIADOS DEL SIGLO XIX. El mismo ha sido elaborado por el que escribe estas líneas (José Berruezo García) en coautoría con Juan Antonio Soler Jódar, gran conocedor de la historia minera levantina y Presidente de la asociación Amigos del Patrimonio Minero de Bédar (APAMIBE).

El artículo ve la luz tras una compleja y rigurosa investigación, en la que se ha realizado tanto trabajo de campo visitando los yacimientos arqueológico-mineros, como documental, en el que se han consultado, entre otras fuentes, bibliografía francesa inédita del siglo XIX, prensa histórica, boletines de la provincia de Almería de época, así como diversos fondos del Archivo Histórico Provincial de Almería y del Archivo de la familia Berruezo.

En el artículo se aborda una etapa apenas estudiada de la historia minera del sudeste español, como es el inicio de la minería del hierro en Almería. En 1852 se han constatado las primeras referencias a esta minería en el levante almeriense, aunque fue a partir de 1856 cuando se incrementó la actividad de manera notoria a raíz de patentarse nuevos procedimientos para la fabricación de acero a escala industrial que requerían de hierro sin fósforo, como el del levante. Desde Carboneras a Pulpí, a lo largo de todo el litoral levantino, se explotaron diversas minas ferruginosas cercanas a la costa, pues el bajo valor del hierro en el mercado solo hacía posible que para que su minería fuese viable económicamente las minas debían estar a una distancia próxima al punto de embarque, no más lejos de 2-3 km. El mineral extraído, que fue muy demandado por las siderurgias europeas, se conoció en la época como el «mineral de La Garrucha», por ser éste el puerto de referencia por el que se exportaba, y llegó a considerarse uno de los mejores minerales de hierro del mundo por sus características fisico-químicas, que lo hacía idóneo para la obtención de acero.

Entre los aspectos destacables del artículo, cabe mencionar la publicación de la primera fotografía conocida de una locomotora del ferrocarril Bédar-Garucha y la descripción que se hace de la minería que se desarrolló en el actual término municipal de Garrucha, uno de los cotos mineros más desconocidos del levante almeriense. Dicho coto se ha dividido en varias zonas: La Atalaya, la más importante y donde se registraron minas de plomo e hierro, y Tierras Royas, El Agüechar y Juan Jordana, con minas de hierro.


Plano del término municipal de Garrucha con descripción de su coto minero
Extraído del artículo "El Mineral de la Garrucha. El incio de la minería del hierro en el levante almeriense
a mediados del siglo XIX", publicado en el nº 32 de la revista De Re Metallica, enero-junio 2019.

Autores: José Berruezo García y Juan Antonio Soler Jódar

Los denuncios mineros más antiguos de los que se ha tenido constancia en el pago de La Atalaya datan de 1850, concretamente los de las minas plomizas Iglesia y Mercurio, propiedad de Manuel Berruezo Ayora, mientras que la mina ferruginosa más antigua en dicho pago ha sido Felicidad y Unión, demarcada en 1856, siendo el interesado el cuevano Francisco Martínez Martínez. Esta mina de hierro, una de las más importantes del coto de Garrucha, estuvo participada en esta primera época por la familia Berruezo, pionera de la minería del plomo y del hierro en el levante de Almería. Años después, en 1894 esta mina fue renunciada por su entonces propietario, la Compañía de Águilas, circunstancia que aprovechó el empresario Francisco Berruezo López, sobrino de Manuel Berruezo Ayora, para registrar en los terrenos de la renunciada concesión una nueva mina de hierro de nombre Melilla, poniendo la mina en explotación y cediendo en 1896 a Diego Serrano Torres, minero y vecino de Garrucha, la mitad de las acciones porque en su momento había contribuido a sufragar la mitad de los gastos ocasionados para la concesión de la mina. 

La mina de hierro más antigua que se ha podido localizar en el cerro de Tierras Royas es Hernán Cortés, registrada en 1856 por Manuel Berruezo Ayora. Probablemente las catas iniciales debieron aventurarse prometedoras pues la familia Orozco, siguiendo la estela de la Berruezo, también se implicó en esta zona solicitando Juan Antonio Orozco Segura en 1857 el registro de la mina Por Precaución, un nombre más que indicativo del motivo del registro.

Por otro lado, en 1856 se tiene localizada en el paraje del Agüechar la mina ferruginosa Ciudad de Garrucha, a la que se añadieron al año siguiente las colindantes Camisa y Observador. Las tres eran propiedad de Manuel Berruezo Ayora y parece que sólo estuvieron en explotación en esos años iniciales, según testimonio documental. Asimismo, el registro más antiguo del que se ha tenido constancia en el pago de Juan Jordana es el de la mina de hierro Aparecida, cuyo interesado fue Alejandro Kirkpatrick, vicecónsul inglés en Garrucha.

Probablemente, el mineral de hierro extraído de las minas que se explotaron en Garrucha compartía el mismo destino europeo que el resto de minas del levante que se trabajaron próximas a la costa. También se abre la posibilidad factible de que la Ferrería San Ramón (1858-1864) se nutriese principalmente de estas minas garrucheras cercanas a la fábrica metalúrgica, ya que sin lugar a dudas era más rentable que traer el mineral de lugares más lejanos como Bédar o Cabrera.

Para descargar y leer el artículo completo pulse SEDPGYM 



jueves, 26 de septiembre de 2019

La casa de D. Manuel Berruezo Ayora en Garrucha



Casa-palacio de D. Manuel Berruezo Ayora en Garrucha, posteriormente del ingeniero D. Manuel Lacasa Valdés
Fotografiada por José Rodrigo hacia 1875. Original: Colección del Centro Cultural Espín de Lorca
Extraída del libro Memoria Histórica, Fotográfica y Documental de Garrucha (1861-1936) Vol. II. Autor: Juan Grima Cervantes

Hacia 1875 el conocido fotógrafo lorquino José Rodrigo inmortalizó la casa que poseía en Garrucha, en la entonces calle del Congreso (hoy Paseo del Malecón), el ingeniero de minas D. Manuel Lacasa Valdés. Probablemente, la singular belleza arquitectónica de la edificación motivó que la fotografiase como buen ejemplo del enriquecimiento que estaban viviendo aquellos hombres de negocios dedicados al comercio y la minería en el levante almeriense.

Hoy día se ha convertido en una fotografía icónica de aquellas casas-palacio que poseía la burguesía de Garrucha, símbolo de la opulencia vivida por el municipio en aquellos años de esplendor económico, y que se suele mostrar en libros o exposiciones sobre la historia del municipio.

Gracias a documentos que poseemos relativos a las propiedades que tenía el industrial y comerciante don Manuel Berruezo Ayora, sabemos que su último domicilio particular se encontraba en el nº43 de la mencionada calle, donde residió hasta su fallecimiento en 1874.

Una Providencia Judicial publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Almería, el 23 de febrero de 1886, confirmó que la casa del ingeniero Lacasa fue anteriormente la de D. Manuel Berruezo, ya que en dicha Providencia un juez saca a subasta pública diversas propiedades del ingeniero Lacasa para hacer frente a una deuda, entre las que se encuentra una “casa y almacenes contiguos, sitos en la población de Garrucha, calle del Congreso, número 43”. Por consiguiente, don Manuel Lacasa debió adquirir dicha propiedad a los herederos de D. Manuel Berruezo tras su muerte en abril de 1874, lo que coincide perfectamente con que Rodrigo la fotografiase al año siguiente y referenciase que el propietario era el ingeniero de minas en ese momento.

La casa-palacio, hoy desaparecida, de don Manuel Berruezo lindaba por la derecha con casa de los herederos del vicecónsul inglés D. Alejandro Kirkpatrick y Kirkpatrick, por la izquierda con casa de D. Juan Soto Vela, y por la espalda con la calle de La Libertad (hoy calle Mayor), desde la que también tenía acceso. Tenía una fachada de 32 metros, ocupando una superficie de 935 m2, y estaba compuesta de altos y bajos, así como de varias oficinas y almacenes. Fue reformada notablemente a partir de fincas urbanas que compró en 1856 y 1860 a su hermano D. Diego y a D. Francisco Galindo Carretero, respectivamente.

Tras lo expuesto, la fotografía de esta casa cobra un mayor interés e importancia para la historia de Garrucha, pues aparte de ser, como ya se ha dicho, un ejemplo representativo de las opulentas viviendas de la burguesía minera garruchera, se trata de la casa-palacio de don Manuel Berruezo Ayora, uno de los personajes más importantes del municipio, pues fue, como tantas veces hemos referenciado en este blog, el primer Alcalde de la villa.