Portada del libro con letras doradas Col. José Berruezo García |
Barcia llegó en 1914 e intentó hacerse con el
acta de Diputado a Cortes por Vera en la Elecciones Generales de ese año, y aunque su candidatura ganó ampliamente en Garrucha, gracias al apoyo de familias como la Berruezo o la Fuentes, el cómputo global en
el resto de municipios del distrito decantó la balanza hacia el conservador D. Manuel Giménez. No obstante, sí logró salir elegido Diputado en 1916, 1918
y de 1919 a 1923.
Detalle de la justificación de la edición de la obra. Col. José Berruezo García |
Destacadas personalidades alabaron su figura y la realización del libro, como el jurista y escritor D. Antonio Zozaya que dijo al respecto:
D. Augusto Barcia en 1936. Durante la Guerra Civil fue Ministro de Estado y Gobernación, así como Presidente del Gobierno |
"Esto de que los electores de un diputado –
que no es cacique ni cuenta con el padrinazgo de los que lo son, ni es
protegido del Gobierno, a cambio de benevolencias, ni siquiera monárquico – se reunan,
recauden fondos y coleccionen en un volumen elegantísimo editado y encuadernado
a todo coste, los discursos de su representante en la Cámara popular, es
absolutamente nuevo en España. Claro es que otros discursos han sido editados,
pero no en circunstancias tan diáfanas. Barcia puede enorgullecerse de que en
este homenaje que sus electores le tributan, no han entrado sino dos únicos
factores: el cariño y la admiración.
Don Augusto Barcia es, sencillamente, uno de los hombres de
más valía de la actual generación política; su nombre viene rodeado, desde hace
muchos años de un extraordinario prestigio; sobre su talento no puede colocarse
sino otro don aún más excelso: su integridad. Recto, pundonoroso, sanamente
viril; desinteresado, enamorado de todos los ideales de justicia y de
democracia, merece él solo cien ciudadanías. No son su doble entereza varonil,
ni su decisión inquebrantable para arrollar cuantos obstáculos pueda oponerse a
sus altos propósitos, las que le captan el respeto público; es, ante todo, su
elevación de ideas, su pureza de determinación y su austeridad ciertamente espartana.
Con su organización vigorosa, casi atlética, contrasta su ingenuidad casi
infantil; con sus prematuras canas que en la flor de la vida, brillan sus
reflejos argénteos entre sus cabellera negra y abundante. Barcia es «un niño
precoz del futuro», y en sus pupilas relampagueantes hay siempre una
transparencia que se llama adivinación.
Y luego, su cultura es lo que se llama
formidable. Hace muchos años brillaba en la Universidad; luego deslumbró en el
Ateneo con su saber extraordinario y su dialéctica invencible, y en las
Academias y Sociedades de cultura con su documentación, su método riguroso y su
clarividencia científica. Aunque jamás hubiera ocupado un escaño en la Cámara,
Barcia hubiera sido siempre un político eminente y afamadísimo; un político al
estilo de Mohl, de Zachadise de Schac y de Posadas; porque a diferencia de lo
que hacen ciertos profesionales del parlamentarismo, Don Augusto Barcia ha
querido dominar el campo de la filosofía del derecho y del Derecho positivo
todo el mundo, sabe que es un letrado insigne de la política teórica y de la sociología
moderna, antes de presentar al Congreso sus doctrinas y sus planes perfectos de
regeneración.
Asombra maravilla; deslumbra la labor
realizada por este hombre, verdaderamente extraordinario, en un solo año de
actuación parlamentaria; no tiene precedentes sino que en aquellos tiempos de
las Constituyentes en que pasmaron con su deber y su elocuencia Castelar, Pi,
Salmerón, Figueras, Martos; Ruiz Zorrilla, Labra, Aparici y Guijarro,
Manterola, Orense Cánovas y Romero Robledo. Parece mentira que un solo cerebro
haya podido estudiar a fondo tantas y tan diferentes cuestiones, tan varios y
complejos problemas. Y no hay más que leer los discursos, en que la forma
plasma a los moldes perdurables clásicos, hasta encajar en ellos como una
cristalización magna, para adquirir la certidumbre de que son ejemplo de
doctrina y guía de enseñanza.
En un año solo Barcia ha realizado una tarea que
es incapaz de llevar a cabo la mayor parte de los hombres que presumen de
parlamentarios en toda una vida. [...]"
(El Día, Almería, 10 de agosto de 1917)
Primera página de la obra Col. José Berruezo García |
- La política internacional
- La modificación de la Ley de 12 de junio de 1911 que suprimió el impuesto de consumos
- Sesión necrológica en honor de don Alfredo Vicenti
- Arrendamiento de las operaciones de producción de azogue en las minas de Almadén
- Gastos de reconstitución nacional y autorización para emitir deuda
- El problema de la emigración
- La reorganización del Cuerpo Diplomático y del Cuerpo Consular
- La polítical postal y telegráfica en España
- Los servicios postales, telegráficos y telefónicos en España
- La política hispanoamericana
- El presupuesto de “Gastos de reconstitución nacional” y el presupuesto de Marina
- La política ferroviaria en España
Al final del libro se listaron
todos los suscriptores de los pueblos mencionados que hicieron posible la
edición del mismo. En el caso de Garrucha, donde se recaudó la considerable cantidad para la época de 614,50 pesetas, siendo por ello la segunda localidad que más constribuyó tras Albox, aparecen 403 personas; entre las
primeras están don Simón Fuentes Caparrós, don Francisco Berruezo López y los
hermanos don Pedro y don Francisco Berruezo Gerez, los principales sostenes del
barcismo en el municipio.
Detalle de los primeros suscriptores de la extensa lista para Garrucha Col. José Berruezo García |
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