Posible retrato de Dña. Eloisa López del Arenal Realizado por Adolfo en Garrucha hacia 1865 Col. José Berruezo García Cortesía Dolores Peyrallo Pérez |
El patriarca de los Berruezo no
podía creerse que su gran amor de juventud acabase de fallecer, la mujer que lo
había visto forjarse como un gran empresario de éxito y la que lloró de
felicidad aquel histórico primero de enero de 1861 cuando vio a su marido
convertirse en el primer Alcalde de la naciente Garrucha. No podía imaginarlo,
aunque la cruel e infrenable dolencia se la fuese arrebatando día a día, no
podía entenderlo. Su bella Carmen, su dulce nijareña ya no iba a agarrarse de
su brazo paseando, ya no iba a acompañarlo en sus viajes de negocios, ya no iba
a ser su serenidad en tiempos de tempestades… Y es que el matrimonio
Berruezo-Caravaca estuvo muy compenetrado, pues la imposibilidad de tener
descendencia unió aún más a la pareja. Ambos debieron aceptar este destino y
prueba de ello es que don Manuel Berruezo en su primer testamento, de 1864,
asumió que no iba a tener hijos, ya que dejó como heredero de su imperio
económico a una enigmática persona cuyo nombre se encontraba en un papel en el
cajón de su despacho. ¿Quién sería el agraciado que iba a ostentar el mando de una de
las Casas Comerciales más importantes del levante almeriense? Seguramente
alguno de sus sobrinos, siendo don Francisco Berruezo López el candidato más
firme de ellos, dada la relación y excelentes cualidades que tenía y demostró
para el mundo empresarial. Otro hecho que avala esta hipótesis es que don Francisco era su hombre de confianza, hasta el extremo de otorgarle plenos poderes para la gestión de su
boyante comercio e industria.
D. Juan Miguel del Arenal Fernández (Extraída Biografías. Diputación de Almería) |
Ambos linajes se beneficiaban
mutuamente de este enlace matrimonial. Los Berruezo tenían de esta manera una
relación más allá de la amistad y los negocios con los Arenal, una de las
familias más importantes de la comarca de los Vélez, mientras que éstos se
emparentaban con una de las más influyentes y pujantes del levante almeriense.
Pero no todo marchó como debió. Apenas un año después de haber contraído
matrimonio, el 24 de abril de 1874, don Manuel Berruezo falleció en Garrucha de
manera inesperada. Horas antes de su muerte, don Manuel, quizá influido por la
creencia de un posible estado de buena esperanza de su mujer, revocó su primer
testamento y testó nuevamente. En el mismo declaró que: “Si mi esposa actual librare felizmente de su embarazo y la prole
naciere en las condiciones legales necesarias para serlo, viviendo el tiempo
marcado por la ley, desde luego instituyo por mi heredero o por mis herederos al
hijo o hijos que hubiere procreado en este matrimonio, debiendo serlo de todos
mis bienes sin excepción alguna y por partes iguales si el parto es doble o
triple.” En caso contrario, es decir, si no se produjese el natalicio de
ningún infante, nombró por herederos a sus hermanos y a su esposa. Desgraciadamente
para él, no nació ningún hijo y se cumplió esto último. Los hermanos Berruezo
Ayora y doña Eloísa liquidaron todos los bienes del finado y se repartieron una
millonaria herencia para la época, siendo la velezana la que obtuvo la mayor
parte.
Tras un año escaso de matrimonio,
doña Eloísa López del Arenal regresó a Vélez Rubio con una gran fortuna. La
joven y rica viuda de don Manuel Berruezo no tardaría en casarse de nuevo, pues
el 16 de diciembre de 1875 contrajo segundas nupcias con el propietario D. Juan
Fernando Andreo Navarro. De este enlace sí que nacerán hijos y, además, andado
el tiempo, se convertirán en personalidades de la vida pública de Vélez Rubio,
pues fueron concejales del Ayuntamiento, aunque eso ya es otra historia.
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