El Brigadier Berruezo fue una
personalidad de la España de su época. Aunque veratense de nacimiento, se
asentó en el levante español, donde llegó a convertirse en una suerte de Espadón en Valencia.
Ya fuese como Diputado a Cortes, Gobernador
Militar, Presidente de la Liga de Propietarios, Comisario Regio de Agricultura
o Director del Hospital de Valencia, ejerció una gran influencia política y
económica en la región, donde tuvo afamados amigos personales, entre los cuales
se encontraban el Presidente del Gobierno D. Leopoldo O’Donnell, el Archiduque
de Austria D. Luis Salvador de Habsburgo-Lorena o el
destacado músico D. Francisco Barbieri, célebre compositor de Zarzuelas que es
considerado el creador del Teatro musical en español. Sobre este último se conservan en
el Archivo de la Biblioteca Nacional de España un par de cartas como pruebas de
la amistad que hubo entre ambos.
El Brigadier de Ejército D. José Antonio Berruezo y Berruezo, y el Compositor D. Francisco Asenjo Barbieri |
La primera está fechada en el
Campamento de Serrallo el 4 de enero de 1860, durante la Guerra de África, y se corresponde a una misiva de
respuesta en la que le agradece su felicitación por su ascenso a Brigadier
(General de Brigada) por méritos de guerra. Asimismo, es interesante las
apreciaciones que hace sobre la contienda y que se transcribe a continuación:
Campamento
del Serrallo 4 Enero de 1860
Querido
Barbieri:
Con
gran placer he recibido la tuya del 23 del pasado en la que tienes la bondad de
darme la enhorabuena por mi ascenso a Brigadier. Te doy las gracias porque eres
un buen amigo y dices lo que sientes.
Deseo
como todo buen español que se acabe la guerra, pero es preciso para esto que
quedemos con carne entre las uñas, pues la sangre y el dinero gastado no son
los puñeteros ingleses quien no los ha de dar. Además, ya estamos en baile y
sería una majadería no acabar el rigodón, porque la música es linda y nuestro
soldados hacen llevar el compás a los moritos de una manera admirable; ellos
son buenos bailarines, pero los nuestros lo hacen con más gracia.
No
extraño que los hombres dedicados a la asquerosa política no tengan entusiasmo
por una guerra que cuyo objeto es levantar muy alta la honra de nuestra noble
Nación, porque como ellos no tienen la primera, y su nobleza se funda en robar
y aniquilar a la 2ª por eso no piensan más que en estudiar el modo de cómo han
de subir al poder. Si estuvieran en esta tierra sufriendo los trabajos
consiguientes a una guerra dura y penosa, y observaran el entusiasmo que reina
en todas las clases en medio de tantas fatigas, vive seguro que variarían de
modo de pensar o se avergonzarían y los echaríamos a patadas de aquí y de
España.
No
extrañes lo mal coordinada que va esta carta, acabo de bajar del reducto de
Isabel 2ª que está cerca de la casa del Renegado y el viento me ha puesto la
cabeza como una bomba, este país tiene cosas muy buenas, entre otras, son, que
o hace un viendo espantoso o llueve como en los trópicos o hace un calor
insufrible.
Dentro
de pocos días estará el General en Jefe en Tetuán, esta noche campará en cerro
Negrón.
Adiós
querido Barbieri, da mis afectos a los amigos, y dispensa lo más pergeñado de
esta carta al que lo es tuyo afectísimo.
José Antonio Berruezo
Desde luego, la opinión del
Brigadier Berruezo sobre la clase política tiene una gran vigencia actual, pues
a pesar del tiempo transcurrido pocas cosas han cambiado en España en este sentido.
La segunda carta se sitúa 18 años
después de la primera y está escrita en un tono apreciablemente más cercano, lo
que denota que la amistad se mantuvo con el paso de los años.
Querido
Paco:
Se
va a poner en escena el sábado próximo a beneficio de este Santo Hospital de
que soy Director, tu obra titulada El Proceso de Can-Can.
Me
dice Martínez que sería muy posible vinieses a ésta a dirigirla. Me alegraría
por dos razones. La 1ª porque sacaría más producto de este establecimiento y la
2ª por tener el gusto de darte un abrazo tu afectísimo amigo.
José Antonio Berruezo
Por su posición, el ilustrado militar don José Antonio Berruezo y Berruezo tuvo muchos amigos, aunque indudablemente fue su carácter como hombre de honor, su honradez, sus altos valores morales, su lealtad y fidelidad con los suyos, lo que lo hizo muy apreciado por todos. Prueba de esto tuvo lugar en su funeral acaecido en Valencia en octubre de 1886, donde pudieron verse a muchas personalidades de la España de su tiempo acompañando en tan triste día a la familia del que en vida fue su entrañable y gran amigo.
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