miércoles, 28 de septiembre de 2016

La Unión Republicana de don Francisco Berruezo López


El Desastre del 98 indudablemente dio alas a los republicanos. La derrota militar y la dolorosa pérdida de las provincias españolas de ultramar provocaron un sentimiento de desencanto popular hacia el Gobierno. El pueblo, engañado por la prensa, que vaticinó una victoria fácil ante unos subestimados Estados Unidos, le echó la culpa de los males de España a la clase política gobernante.

Nicolás Salmerón en un discurso. Hacia 1900
El movimiento republicano vio en esta crisis la posibilidad de instaurar la República. Para ello procuraron, de una parte, la concentración de las diversas fuerzas de esta tendencia y a tal efecto constituyeron un Partido Político, con la denominación de Unión Republicana para presentarse a las Elecciones Generales de 1903; de otra, realizaron intensas campañas dirigidas a la opinión pública para propiciar un clamor popular a favor del advenimiento de la República, pues como dijo Salmerón en su discurso de aceptación de la Presidencia de la Unión Republicana: “Los partidos monárquicos, por servir a la dinastía, han llevado a la Patria a la pérdida del imperio colonial, y sólo por la República puede redimirse la Patria.”

Del referido discurso de Nicolás Salmerón podemos resaltar el ideario político del Partido naciente, destacando algunas partes del mismo.

Salmerón atribuye a la Restauración Monárquica la causa de la pérdida del Imperio Español, considerando que la regeneración de España tiene que venir necesariamente con la instauración de la República. Así se desprende de sus palabras: “Nosotros podremos decir: Hubo una España que fue desmembrada, desposeída de su imperio colonial por la Restauración Austroborbónica, y ofreceremos una España seria, digna de la obra que realizaremos en holocausto de la Patria, cumpliendo así con nuestro deber.”

Por otra parte, se vuelve a la radicalidad de la acción política para hacerse con el poder: “Nosotros debemos ir a la conquista del Estado haciendo uso de todos los medios, haciendo uso, repito, de todos los medios; porque cuando se ha demostrado por una sistemática conducta de los Poderes Públicos que los medios legales están obstruidos, para que la soberanía de la nación se afirme, en el ejercicio de la soberanía ha de encarnarse la fuerza…”. A pesar de que la violencia había sido desterrada de la práctica totalidad de las ideologías políticas en España (porque aún perduraban en el recuerdo los procesos revolucionarios que casi provocaron la desmembración de España durante la I República), a principios del siglo XX la violencia como forma de acción política se constituyó como una de las nuevas religiones de la nueva centuria, que tuvo en el anarquismo a su mayor referente. Asimismo, era un mal necesario para dar cabida en la Unión a las facciones republicanas más radicales.

“La República es la negación de todo lo que hay en la Monarquía”, con esta frase sectaria se aleja de cualquier entendimiento con los partidos dinásticos a los que considera incompatibles con la democracia porque son los valedores del régimen.

Asimismo, Salmerón alude a que en la Unión Republicana se encuentran los verdaderos demócratas, alejados de la Demagogia (considerada por Aristóteles como la forma impura de gobierno de la Democracia), con la que algunos políticos  pretenden acceder y mantenerse en el poder mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos (populismo). También, el nuevo Partido busca el fin loable de la desaparición de la lucha de clases mediante la participación en las reformas sociales y económicas de todos los sectores, como se desprende de la siguiente frase: “Nosotros, a fuer de demócratas, pero de demócratas que distamos tanto de la demagogia, por el sentido en que apreciamos y cultivamos los principios democráticos, como el régimen monárquico, por radicalmente incompatible con la democracia, queremos que no haya lucha de clases; queremos que aquellas fuerzas que aún no han llegado al Poder, encarnen en el derecho para alcanzarlo e integrarlo con reformas económicas y sociales”.

En definitiva, la ilusión regeneracionista salvadora que predicaba la Unión Republicana se resume en las siguientes palabras de Salmerón: “La España que fue, fue obra de la Monarquía; esta España que renace, es la obra de la República”. Además, pretendían la restauración de la Constitución de 1869 y la convocación de Cortes Constituyentes con el objetivo de proclamar la República.

En 1902 se procedió a la reorganización de las variadas fuerzas republicanas para constituir la Unión Republicana. En Garrucha se constituyó en septiembre la siguiente Junta Directiva:

Reunión republicana
Convenidos algunos republicanos de este pueblo, celebraron el domingo último una reunión para designar su Comité o Junta Directiva, contribuyendo así a la reorganización del partido en esta provincia, que se está operando ahora por iniciativa de los elementos de la Unión Republicana de Almería.
Este Comité ha quedado constituido en la siguiente forma:
Presidente: D. Enrique Calvet y Lara
Vicepresidente: D. Francisco Berruezo López
Tesorero: D. Marcos Giménez
Vocales: D. Bernardo Berruezo, D. Cándido González, D. Miguel Martínez, D. Ricardo Guevara, D. Manuel González y D. Pedro Gea.
(El Eco de Levante, Garrucha, 16 de septiembre de 1902)
D. Enrique Calvet y D. Francisco Berruezo, los dos grandes líderes del republicanismo garruchero
 a finales del siglo XIX y principios del siglo XX
Foto Calvet: Extraída del libro Memoria Fotográfica de Garrucha (1838-1936): La Historia Quieta
Foto Berruezo: Colección José Berruezo García

Es destacable la aparición del prestigioso republicano progresista don Enrique Calvet que, después de años de ausencia, regresaba a Garrucha para asumir la presidencia del Partido. Sin lugar a dudas era un cargo honorífico pues el anciano Calvet pronto regresó a su domicilio de Madrid, donde falleció tres meses más tarde, en diciembre de 1902, a la edad de 74 años. Desde entonces, don Francisco Berruezo López, baluarte del republicanismo posibilista garruchero, asumió de manera oficial una presidencia que ya ejercía de facto.

D. Bernardo Berruezo Gerez
Col. José Berruezo García
También es reseñable, aunque no sorprendente, que el joven D. Bernardo Berruezo Gerez (hijo de D. Francisco Berruezo López) fuese vocal de la Unión Republicana. Este comerciante y periodista garruchero, adscrito desde temprana edad a la doctrina salmeroniana, se distinguía en la prensa por su lucha contra las injusticias sociales y económicas, además de abogar siempre por la Regeneración del levante almeriense.

En lo concerniente al ámbito local, los republicanos solicitaban la autonomía municipal y una mayor participación de los ciudadanos en la vida pública, aunque el gobierno debería ser ostentado por vecinos pudientes, ya que así se entendía que el enriquecimiento personal ilícito sería más improbable: “Porque democracia es el gobierno del pueblo, y aquí el pueblo no es nada más que víctima del caciquismo. Ni él interviene en las elecciones, ni él fiscaliza los actos de la Administración Pública, ni nadie le da cuenta de la inversión de los fondos comunales. ¿Y para qué? El pueblo es indocto y nada entiende, se deja explotar y siente el malestar y calla, paga lo legal y lo ilegal, y sufre. Por eso, lo menos malo será que seamos gobernados por los pudientes, por los que tengan lo bastante para cubrir sus necesidades; y si además son gentes educadas y de buenos sentimientos, procurarán nuestra instrucción y el alivio de los tributos.” (El Eco de Levante, Garrucha, 16 de diciembre de 1902)

D. José Jesús García
(Extraída Biografías. Dip. Alm.)
El objetivo general de la Unión era presentarse con una sola candidatura republicana a las Elecciones Generales de 1903, donde consiguieron 30 escaños sobre un total de 403 en el Congreso de los Diputados, habiendo doblado su presencia con respecto a las Elecciones Generales de 1901. No obstante, no lograron sacar diputado por la circunscripción de Almería en estas elecciones.

Dos años más tarde, los republicanos se prepararon para dar un nuevo empujón a su unificada fuerza en las Elecciones Generales del 10 de septiembre de 1905. Y aunque no consiguieron aumentar el número de escaños, se produjeron importantes victorias en Madrid, Cataluña y Valencia. En Almería consiguieron que el buen amigo de la familia Berruezo, Pepe Jesús, como era popularmente conocido D. José Jesús García Gómez, fuera diputado por la circunscripción almeriense.


No hay comentarios:

Publicar un comentario