El Desastre del 98 indudablemente
dio alas a los republicanos. La derrota militar y la dolorosa pérdida de las
provincias españolas de ultramar provocaron un sentimiento de desencanto
popular hacia el Gobierno. El pueblo, engañado por la prensa, que vaticinó una
victoria fácil ante unos subestimados Estados Unidos, le echó la culpa de los
males de España a la clase política gobernante.
Nicolás Salmerón en un discurso. Hacia 1900 |
El movimiento republicano vio en esta
crisis la posibilidad de instaurar la República. Para ello procuraron, de una
parte, la concentración de las diversas fuerzas de esta tendencia y a tal
efecto constituyeron un Partido Político, con la denominación de Unión Republicana para presentarse a
las Elecciones Generales de 1903; de otra, realizaron intensas campañas
dirigidas a la opinión pública para propiciar un clamor popular a favor del advenimiento
de la República, pues como dijo Salmerón en su discurso de aceptación de la
Presidencia de la Unión Republicana: “Los partidos monárquicos, por servir a la dinastía,
han llevado a la Patria a la pérdida del imperio colonial, y sólo por la
República puede redimirse la Patria.”
Del referido discurso de Nicolás
Salmerón podemos resaltar el ideario político del Partido naciente, destacando
algunas partes del mismo.
Salmerón atribuye a la
Restauración Monárquica la causa de la pérdida del Imperio Español,
considerando que la regeneración de España tiene que venir necesariamente con
la instauración de la República. Así se desprende de sus palabras: “Nosotros
podremos decir: Hubo una España que fue desmembrada, desposeída de su imperio
colonial por la Restauración Austroborbónica, y ofreceremos una España seria,
digna de la obra que realizaremos en holocausto de la Patria, cumpliendo así
con nuestro deber.”
Por otra parte, se vuelve a la
radicalidad de la acción política para hacerse con el poder: “Nosotros
debemos ir a la conquista del Estado haciendo uso de todos los medios, haciendo
uso, repito, de todos los medios; porque cuando se ha demostrado por una
sistemática conducta de los Poderes Públicos que los medios legales están
obstruidos, para que la soberanía de la nación se afirme, en el ejercicio de la
soberanía ha de encarnarse la fuerza…”. A pesar de que la violencia
había sido desterrada de la práctica totalidad de las ideologías políticas en
España (porque aún perduraban en el recuerdo los procesos revolucionarios que
casi provocaron la desmembración de España durante la I República), a principios
del siglo XX la violencia como forma de acción política se constituyó como una
de las nuevas religiones de la nueva centuria, que tuvo en el anarquismo a su
mayor referente. Asimismo, era un mal necesario para dar cabida en la Unión a
las facciones republicanas más radicales.
“La República es la negación de
todo lo que hay en la Monarquía”, con esta frase sectaria se aleja de
cualquier entendimiento con los partidos dinásticos a los que considera
incompatibles con la democracia porque son los valedores del régimen.
Asimismo, Salmerón alude a que en
la Unión Republicana se encuentran los verdaderos demócratas, alejados de la Demagogia
(considerada por Aristóteles como la forma impura de gobierno de la Democracia),
con la que algunos políticos pretenden acceder
y mantenerse en el poder mediante concesiones y halagos a los sentimientos
elementales de los ciudadanos (populismo). También, el nuevo Partido busca el
fin loable de la desaparición de la lucha de clases mediante la participación
en las reformas sociales y económicas de todos los sectores, como se desprende
de la siguiente frase: “Nosotros, a fuer de demócratas, pero de
demócratas que distamos tanto de la demagogia, por el sentido en que apreciamos
y cultivamos los principios democráticos, como el régimen monárquico, por
radicalmente incompatible con la democracia, queremos que no haya lucha de
clases; queremos que aquellas fuerzas que aún no han llegado al Poder, encarnen
en el derecho para alcanzarlo e integrarlo con reformas económicas y sociales”.
En definitiva, la ilusión
regeneracionista salvadora que predicaba la Unión Republicana se resume en las
siguientes palabras de Salmerón: “La España que fue, fue obra de la
Monarquía; esta España que renace, es la obra de la República”. Además, pretendían
la restauración de la Constitución de 1869 y la convocación de Cortes
Constituyentes con el objetivo de proclamar la República.
En 1902 se procedió a la
reorganización de las variadas fuerzas republicanas para constituir la Unión
Republicana. En Garrucha se constituyó en septiembre la siguiente Junta
Directiva:
Reunión republicana
Convenidos
algunos republicanos de este pueblo, celebraron el domingo último una reunión
para designar su Comité o Junta Directiva, contribuyendo así a la
reorganización del partido en esta provincia, que se está operando ahora por
iniciativa de los elementos de la Unión Republicana de Almería.
Este
Comité ha quedado constituido en la siguiente forma:
Presidente:
D. Enrique Calvet y Lara
Vicepresidente: D.
Francisco Berruezo López
Tesorero:
D. Marcos Giménez
Vocales: D.
Bernardo Berruezo, D. Cándido González, D. Miguel Martínez, D. Ricardo Guevara,
D. Manuel González y D. Pedro Gea.
(El Eco de Levante, Garrucha, 16
de septiembre de 1902)
Es destacable la aparición del prestigioso
republicano progresista don Enrique Calvet que, después de años de
ausencia, regresaba a Garrucha para asumir la presidencia del Partido. Sin
lugar a dudas era un cargo honorífico pues el anciano Calvet pronto regresó a
su domicilio de Madrid, donde falleció tres meses más tarde, en diciembre de
1902, a la edad de 74 años. Desde entonces, don Francisco Berruezo López,
baluarte del republicanismo posibilista garruchero, asumió de manera oficial
una presidencia que ya ejercía de facto.
D. Bernardo Berruezo Gerez Col. José Berruezo García |
También es reseñable, aunque no
sorprendente, que el joven D. Bernardo Berruezo Gerez (hijo de D. Francisco
Berruezo López) fuese vocal de la Unión Republicana. Este comerciante y
periodista garruchero, adscrito desde temprana edad a la doctrina salmeroniana,
se distinguía en la prensa por su lucha contra las injusticias sociales y
económicas, además de abogar siempre por la Regeneración del levante
almeriense.
En lo concerniente al ámbito local,
los republicanos solicitaban la autonomía municipal y una mayor participación
de los ciudadanos en la vida pública, aunque el gobierno debería ser ostentado
por vecinos pudientes, ya que así se entendía que el enriquecimiento personal
ilícito sería más improbable: “Porque
democracia es el gobierno del pueblo, y aquí el pueblo no es nada más que
víctima del caciquismo. Ni él interviene en las elecciones, ni él fiscaliza los
actos de la Administración Pública, ni nadie le da cuenta de la inversión de
los fondos comunales. ¿Y para qué? El pueblo es indocto y nada entiende, se
deja explotar y siente el malestar y calla, paga lo legal y lo ilegal, y sufre.
Por eso, lo menos malo será que seamos gobernados por los pudientes, por los
que tengan lo bastante para cubrir sus necesidades; y si además son gentes
educadas y de buenos sentimientos, procurarán nuestra instrucción y el alivio
de los tributos.” (El Eco de
Levante, Garrucha, 16 de diciembre de 1902)
D. José Jesús García (Extraída Biografías. Dip. Alm.) |
Dos años más tarde, los
republicanos se prepararon para dar un nuevo empujón a su unificada fuerza en
las Elecciones Generales del 10 de septiembre de 1905. Y aunque no consiguieron
aumentar el número de escaños, se produjeron importantes victorias en Madrid,
Cataluña y Valencia. En Almería consiguieron que el buen amigo de la familia
Berruezo, Pepe Jesús, como era popularmente conocido D. José Jesús García
Gómez, fuera diputado por la circunscripción almeriense.
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