El 18 de abril de
1900 D. Rafael Gasset Chinchilla asumió la Cartera del Ministerio de Obras
Públicas, a la edad de 33 años. El nombramiento del joven político conservador, director del
importante e influyente periódico El
Imparcial de Madrid que abogaba constantemente por la realización de las
obras públicas necesarias en España, llenó de ilusión a los regeneracionistas. Su juventud y
disposición redentora hizo creer que las construcciones ineludibles para el
progreso del levante almeriense serían una realidad muy pronto. A este
respecto, el conocido regeneracionista y periodista garruchero D. Bernardo Berruezo Gerez, preocupado como siempre por los problemas que afectaban a sus convecinos, vuelve a insistir una vez más sobre sus soluciones y esperanzas, como lo demuestran los siguientes artículos que escribió:
D. Rafael Gasset Chinchilla (1866-1927), Ministro de Obras Públicas |
AL EXCMO. SR. MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS
Aun cuando aquellas impresiones que
otras veces sentíamos los españoles al cambiar un Gobierno o a la formación de
un nuevo Ministerio, se borraron ya por la triste experiencia de que todos
ofrecen para no cumplir nada, hay, sin embargo, que confesar, que la entrada de
V.E. lleva consigo esperanzas risueñas para esta desgraciada nación víctima
siempre del abandono a que la condenaron los que debieron velar por su
engrandecimiento.
V.E. que siente el vigor de la
juventud, V.E. que posee un talento esclarecido que hasta aquí ha dedicado
todas sus aptitudes al periodismo, sabe más que nadie las necesidades de la
madre patria, y puede prestarla un gran servicio coadyuvando poderosamente a la
obra piadosa de su regeneración.
La cartera que en la actualidad
maneja V.E., está sin duda alguna llamada a jugar un gran papel en esa obra;
porque la agricultura estuvo siempre muy abandonada en la fértil España; porque
su industria y comercio fueron siempre castigados en vez de protegidos, y
porque en Obras Públicas estuvimos siempre a la cola de todas las naciones.
Y ya que todo esto ha de correr bajo
el cuidado de V.E., fíjese por Dios en esta provincia, la más abandonada, la
más postergada, la más desatendida de todas por los tres conceptos, y muy
especialmente en lo tocante a obras públicas. Aquí vivimos en aislado rincón
por faltas de vías de comunicación y hace mucho tiempo que suspiramos por
algunas obras que constituyen nuestra vida y sin las cuales se hace
insoportable.
Muchas se las podrían citar a V.E.,
pero comprendemos que de una vez no puede hacerse todo. Por eso hay que
concretarse a lo más preciso, a lo más necesario, a lo que se hace
indispensable, y que de atenderlo V.E., habría millares de familias que verían
fundadas las esperanzas que la entrada de V.E. en el Ministerio les ha hecho
abrigar, y verían confirmado lo que tantas veces han leído en las columnas de
“El Imparcial”.
El ferrocarril de Lorca a Almería con su agregado de Zurgena
a Vera constituye la base de la redención de una gran zona, y la
vida y desenvolvimiento de la mayor parte de la provincia de Almería. El canal del Almanzora convertiría en
grande extensión productiva, innumerables hectáreas de terreno hoy estéril; y la Carretera
de Garrucha a los Gallardos, ya lo hemos dicho otras veces; desarrollaría
una hermosa y considerable agricultura; beneficiaría algunos pueblos
importantes que están hoy casi aislados; crearía bastantes industrias mineras
que en la actualidad no pueden en manera alguna moverse. Y esas tres obras, de las que tanto nos hemos ocupado ya y pensamos
ocuparnos, son el único medio de salvación de esta comarca agonizante.
Apiádese, pues, Sr. Gasset, de este
puñado de españoles sufridos como ningunos, olvidados más que todos, y
recordados sólo para exigirles su sangre en nombre de la patria y el producto
de sus afanes para mal invertirlo.
De ese modo cumplirá V.E. un deber de
conciencia, un destino sagrado, y dejaría bendita huella de su paso por el
camino que sólo debieran cruzar los que llevasen parte de la felicidad que
tanto necesita nuestra España.
Mucho confiamos en V.E., y Dios
quiera que los aplausos redoblen a las esperanzas.
B.B.
(El Eco de Levante,
Garrucha, 29 de abril de 1900)
EL CANAL DEL ALMANZORA
Era el Sr. D. Rafael Gasset y
Chinchilla, Director del importantísimo diario madrileño “El Imparcial”, y fue
siempre “El Imparcial” el periódico que recomendaba a los gobiernos la
necesidad de mirar con detenimiento la cuestión de pantanos, canales y demás
beneficiosas obras públicas, para dar impulso a nuestra Agricultura, a nuestro
Comercio y a nuestra Industria.
El Director de “El Imparcial” pasó a
formar parte de nuestro gobierno actual y, como para que sus deseos se vieran
cumplidos, se le nombró Ministro de Obras Públicas.
Vera, Cuevas, Zurgena, Huercal-Overa,
Garrucha y otros, son pueblos que suspiran desde muy antiguo por la
construcción del Canal de Almanzora, y sin embargo, es nombrado el Sr. Gasset,
consejero de la Corona, ostenta el exdirector de “El Imparcial” el título de
protector de la Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, y esos
pueblos permanecen inactivos, sin protección, y no gestionan ese canal que
habría de reportarles incalculables beneficios.
¿Merecemos, pues, el nombre de
desheredados? ¿Somos dignos de mayores cuidados? Yo creo que no, pues en todas
partes consiguen porque piden, se redimen con sus propios esfuerzos, y todos
los triunfos que redundan en bien del interés general, van precedidos de una
labor constante.
Aquí debe crearse una Junta Gestora
de ese canal; un puñado de hombres de prestigio que enteren a los poderes
públicos de la necesidad imprescindible de esa obra, y que canten ante todo el
mundo las excelencias de este suelo, del suelo que habrían de regar las aguas
que el cauce recogiera del caudaloso río.
Y con los trabajos de esa Junta, no
cabe dudar que se conseguiría al fin atraer la atención del gobierno, o aportar
los capitales de una empresa que reconociera el positivo rendimiento de un
negocio claro, evidente y digno del mayor agradecimiento por parte de los
muchos que indiscutiblemente verían enriquecidas sus propiedades y acrecentados
sus rendimientos.
Los pueblos más beneficiados con la
obra tantos años apetecida, tienen la palabra; tienen también las columnas de
EL ECO DE LEVANTE, siempre dispuestas, siempre apercibidas a pelear con bríos
por la vida de su desventurada región.
B.B.
(El
Eco de Levante, Garrucha, 9 de junio de 1900)
No hay comentarios:
Publicar un comentario