Desfile de la Guardia Civil en 1900 (http://www.guardiacivil.es/es/institucional/Conocenos/historiaguacivil/galeria_imagenes/index.html?pagina=3&buscar=si&query=&category=0) |
En la Garrucha del último tercio del siglo XIX, donde el 70% de su población pertenecía al estamento proletario, calaron pronto las ideologías que promovían las reivindicaciones laborales de esta clase social tan deprimida y desamparada. El despertar de la conciencia obrera en el municipio se focalizó, esencialmente, contra las dos grandes compañías que desde finales de la centuria venían explotando las ricas minas de hierro de la cercana Sierra de Bédar, estas eran la Compañía de Águilas y la de la Casa Chávarri.
Los obreros, tanto los mineros de
Bédar como los braceros encargados de la carga y descarga de los buques, pronto
se organizaron en demanda de mejoras salariales y de reducción de la jornada de
trabajo, principalmente. Para ello, fundaron periódicos locales como El Obrero
(1891), La Unión Obrera (1901) o El Porvenir (1914), así como diversos
sindicatos “La Unión Obrera”, “La Luz” o “La Precisa”, entre otros. De manera
pareja, tuvieron lugar importantes huelgas, como las de 1890, 1902 o 1911.
Encuadrado en estas
reivindicaciones, la lucha obrera fue más allá, seguramente buscando una mayor
visibilidad a sus demandas, y en 1899 tuvo lugar un acontecimiento que supuso
un antes y un después en la Garrucha de su tiempo:
Accidente grave. Pudo serlo mucho, y hasta ocasionar varias desgracias entre los
conductores del tren, el sucedido a la una de la tarde del día 18 del actual al
tren nº2 del ferrocarril minero de los Sres. Chávarri, Lecoq y Compañía, en la
curva que por detrás de la finca Vista Alegre da acceso a las agujas de la
estación de Garrucha.
Manos
criminales arrastraron una gran piedra hasta la vía, y la colocaron sobre los
raíles, y en sitio en que por el gran desarrollo de la curva, entre trincheras,
no pudo ser vista por el maquinista y fogonero hasta que la máquina se echó encima,
y por el pronto que el maquinista pudo parar y evitar milagrosamente un
descarrilamiento, no sufrieron bastantes desperfectos la locomotora nº3, que
era la que arrastraba el convoy, y cuatro vagones de los que bajaban cargados
de mineral.
Hecho
tan salvaje merece la execración de todos por las intenciones que revela; y
como no es el primero, ni será el último, y la vigilancia en toda esta zona
deja bastante que desear, por estar confiada sola y exclusivamente a guardas
particulares, sin autoridad ni prerrogativas, EL ECO DE LEVANTE llama la
atención de las autoridades, y reclama una vez más el establecimiento en Garrucha
de un puesto de la Guardia Civil que persiga y corrija a tales cafres.
(El Eco de Levante, Garrucha, 21
de diciembre de 1899)
A raíz de este atentado, las
poderosas Compañías Mineras, que se resistían a las demandas obreras, presionaron
al Ayuntamiento para que hiciese las gestiones necesarias para la instalación
de un Cuartel de la Guardia Civil en Garrucha, con el que lógicamente evitar
hechos tan graves como el ocurrido y que las manifestaciones no derivasen en alteraciones
del orden público. Así lo comunicaba el Alcalde al Consistorio en 1900:
Por
el mismo Sr. Presidente (D. Martín García Cánovas) se manifestó a la
Corporación, que siendo mucha la aglomeración de forasteros debido a los
trabajos de embarque y desembarque en el Cable Aéreo de esta población a Bédar
y vía férrea de la Sociedad Chávarri y Compañía, se hacía necesario solicitar
de la autoridad competente la instalación de un puesto de la Guardia Civil en
este pueblo, para evitar en su caso cualquier algarada o alteración del orden
público. El Ayuntamiento en vista de lo manifestado por el Sr. Presidente y
teniendo en cuenta las ventajas de lo expuesto por el Sr. Alcalde para esta población,
se acordó por unanimidad autorizar a su Presidente para que haga cuantas
diligencias sean necesarias hasta lograr la instalación del indicado puesto de
la Guardia Civil en esta localidad.
(Actas capitulares, Garrucha,
sesión de 21 de enero de 1900)
En enero de 1902 el Ayuntamiento
alquiló una casa propiedad de Carlos Amorós Capel para instalar el que fue el primer Puesto de la Guardia Civil en Garrucha. El arrendamiento fue por cuatro
años, sufragando el 70% del alquiler las Compañías Mineras, lo que denota
quiénes eran los verdaderos responsables de la llegada de la Benemérita. Terminado el tiempo de alquiler
de la vivienda, se buscó otra que se adecuase
mejor a las necesidades del Instituto Armado. Así pues, se arrendó en 1907 la
propiedad que poseía Pedro Cánovas Campoy, de nuevo por cuatro años,
repartiéndose el pago del alquiler el Consistorio y la empresas mineras, siendo
éstas de nuevo las que se hicieron cargo de la mayor parte. La nueva Casa-Cuartel tenía
pozo y estaba compuesta por cinco pabellones de tres habitaciones cada uno,
sala de armas, patio y cuadra, una porchada y un cercado frente a la casa con
jardín. Asimismo, el Ayuntamiento estaba obligado a suministrar gratuitamente a
los guardias y sus familias todo lo referente a servicios médicos y
farmacéuticos.
Meses después de su instalación
en Garrucha ya se notaba su efecto en el municipio, como recogió la prensa
local:
[…]
Al servicio de la Guardia Civil se debe, sin duda, el que desde la creación del
puesto en Garrucha haya disminuido la criminalidad, siendo cada vez menor el
número de atentados que se registran contra las personas. Continúen los
beneméritos individuos que aquí prestan sus servicios al frente de su digno
Comandante, vigilando a borrachos y gente de mal vivir, que aquí venían
perturbando la tranquilidad de este honrado vecindario, […]
(El Eco de Levante, Garrucha, 31
de diciembre de 1902)
D. Federico Bueno y su familia (Extraída de La Guerra Civil en Garrucha Violencia Republicana y Represión Franquista (1936-1945). Autores: Manuel León y Eusebio Rodríguez. Ed: Arráez Editores) |
Hoy día continúa habiendo Puesto de la Benemérita en
Garrucha, siendo uno de los Cuerpos de Seguridad del Estado más valorados y
queridos por todos los españoles, por méritos más que sobrados en sus más de
170 años de Historia.
Por último, me gustaría recordar
al Sargento D. Federico Bueno, Jefe del Puesto de Garrucha, que fue vilmente
asesinado en Garrucha al comienzo de la Guerra Civil por un grupo incontrolado
de milicianos procedentes de Mojácar. Sirva este modesto artículo en su memoria
y en la de tantos otros guardias civiles que dieron su vida en el desempeño de sus
funciones.
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