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D. Isaac Peral, inventor del submarino
(Extraída de wikipedia) |
El 22 de mayo de 1895 fallecía en
Berlín el inigualable genio, luz de la ciencia, D. Isaac Peral, inventor del
submarino, como consecuencia de las complicaciones derivadas de una operación a
la que se sometió en Alemania para tratar su cáncer de piel. Su vida se
sumergió a edad temprana, a los 43 años.
El hombre cuyo invento pudo
situar la fuerza naval española a la vanguardia de las Armadas de los países
más potentes del mundo fue víctima de un oscuro complot, urdido por manos
nacionales y extranjeras, que involucró al Gobierno y a altos cargos de la
Marina, y que privó inexplicablemente a España de ser la primera Nación en
contar con la poderosa arma del submarino. Para más inri, no sería hasta 1916
cuando la Armada Española incorporó su primer sumergible (nombrado Isaac Peral), de manufactura
estadounidense, más de 25 años después de que se desechara de manera injusta e
intencionada el prototipo de Peral, que hubiera situado a España a finales del
siglo XIX en una posición hegemónica respecto a los países más desarrollados
del mundo.
Sin embargo, y pese a toda la
campaña difamatoria que sufrió, D. Isaac Peral fue un héroe para el pueblo,
que vio en él al Mesías que podía hacer emerger a España de las oscuras
profundidades abisales en que se encontraba tras una desastrosa centuria.
La prensa almeriense, que había seguido con interés las exitosas pruebas del submarino y apoyado al inventor, dedicándole en su momento extensos artículos, recogió la noticia de su fallecimiento el 25 de mayo, tres días después
de su óbito, aunque apenas fue una escueta nota informativa. No fue hasta el
día 28 cuando La Crónica Meridional de Almería
publicó una sentida necrológica, así como una reseña sobre la vida de Peral que
publicó el 29 de mayo. A continuación se transcriben:
Don Isaac Peral
Como
ya por telégrafo anunciamos, el ilustre cartagenero, el sabio electricista D.
Isaac Peral, gloria de España que hizo resonar su nombre en todas las naciones
del mundo, ha fallecido en Berlín.
El
pueblo que un día se enorgulleció con tener entre sus hijos al inventor del
submarino, llora hoy amargamente la ausencia del sabio que enterró con él lo
que podía habernos puesto a la cabeza de todas las naciones, trayendo consigo
la esplendorosa nota del progreso más grande, más ideal que pudo imaginarse.
Pocas
figuras se registran en la historia de la Humanidad tan grandes en el campo de
la ciencia moderna como el inolvidable Peral. Solo un hombre se le acercó, si
bien solo en idea; Julio Verne. Este soñó la existencia de un Nautilus
invencible, hermosa concepción, pero no tan hermosa como la realizada; no tan
plausible como la que se demostró, testigos de cien naciones, sobre las aguas
del Océano hace siete años aproximadamente.
Como
no podía ser menos, la lúgubre noticia que el telégrafo nos ha trasmitido desde
la capital alemana ha causado penosísima impresión. ¡Y qué verdad es que la inmortalidad de lo mortal aterra!
Peral
vivo sintetizaba una esperanza, una gloria en principio, para nuestro futuro;
el sabio muerto significa un recuerdo amargo, una diadema espléndida que se
guardará para siempre; pero ¡ay! Sin que aliente su brillo la mirada del genio
incomparable ni el palpitar grandioso de aquel corazón todo lleno de anhelos y
poder, anhelos que no han podido llegar a realizarse en toda su plenitud.
¡Pobre
mártir! ¡Héroe que fuiste bendecido por centenares de bocas, al empezar tu
triunfo, descansa en paz en las misteriosas profundidades del más allá, desde
donde estás ya viendo la humana pequeñez!
¡España
viste de luto ante la muerte del hijo predilecto. Dios haya concedido a éste el eterno descanso que merecen las almas nobles y generosas!
Mañana
publicaremos el retrato, en acero, del insigne ex marino y su biografía, llena
de esplendideces y… de amarguras.
(La Crónica Meridional, Almería,
27 de mayo de 1895)
ISAAC PERAL
Su retrato
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Retrato de Isaac Peral publicado por La Crónica de Meridional de Almería |
Llenos
de profunda amargura al recordar la inmensa desgracia que hoy aflige a España,
madre adoradora del que supo guardarle todo su amor y respeto hasta la
sepultura que hoy encubre sus venerados restos, damos a conocer a nuestros
lectores el retrato del insigne electricista y sabio ex marino D. Isaac Peral y
Caballero, que acaba de morir en Berlín víctima de la traidora enfermedad que
le aquejaba.
Sus primeros años
Nació
el ilustre inventor del submarino en Cartagena el día 1º de Junio de 1851.
Sus
primeros años transcurrieron sin que nada notable se indicara en él, si bien su
aplicación en la escuela y el amor al estudio, que fue siempre su afán único
desde pequeño, dejaba adivinar en el niño algo grande para después, cuando
transformada la crisálida en mariposa hubiera de tender sus alas espléndidas
por las regiones más maravillosas de la ciencia.
A
los catorce años ingresó en el Colegio Naval, a cuya carrera mostraba decidida
inclinación, mereciendo por su inteligencia no vulgar el aprecio y estimación
de sus profesores y compañeros.
De
carácter generalmente pensador, se avenía mal con los juegos propios de la
juventud, y sus mayores diversiones consistían en resolver ecuaciones
intrincada o solucionar algún complicado problema.
Su primer viaje
Terminados
que fueron sus estudios preparatorios en la Escuela Naval, pasó a bordo deun
buque, destinado por el gobierno para emprender varios viajes que le sirviesen
de prácticas de instrucción.
El
primero que realizó fue el de Cádiz a Manila, dando la vuelta por el Cabo de
Buena Esperanza, a bordo de un barco de vela, viaje penosísimo y arriesgado, en
el que demostró el insigne matemático cuanto valía, acreditando sus excelentes
condiciones marineras.
A
su regreso a la península, en 1870, fue entusiastamente felicitado, obteniendo
su comportamiento el título de guardia marina de primera clase.
Su historia militar
Dos
años después del viaje referido, fue D. Isaac Peral nombrado Alférez de Navío.
Entonces demostró claramente que a más de ser un inteligente marino, era un
heroico soldado, expresando el amor que hacia su patria sentía, en 1873, frente
a las costas de Cuba, donde entonces ardía la guerra.
Allí
conquistó un buen nombre, probando su valor en la persecución y apresamiento de
buques filibusteros. Pero donde conquistó Peral laureles de imperecedera gloria
fue en Nuevitas, donde saltando a tierra al frente de doce hombres de la
dotación del cañonero Dardo, que él mandaba, logró dispersar a los insurrectos.
Por
esta acción fue premiado con la cruz roja del Mérito Naval.
Después
en la Península batió a los carlistas, logrando nuevos éxitos y recompensas.
Pasó
de allí a San Fernando en calidad de Catedrático y después siendo ya Teniente
de Navío fue destinado a Filipinas como individuo de la Comisión Hidrográfica
del Sur de Mindanao.
La invención del submarino
Vuelto
Peral a España, dedicose con verdadero afán al estudio de la navegación
submarina, trabajos que practicaba compartiéndolos con los que le acarreaba la Cátedra de Física que tenía a su cargo en la Academia de San Fernando; pero su
modestia le evitaba el dar a conocer lo que llevaba adelantado en sus estudios,
adelanto grandioso, sublime invención que había de colocarle poco tiempo
después entre los más aventajados sabios del mundo.
Ahora
bien, en el año de 1885, cuando los sucesos de las Carolinas, comprendió Peral
que podía hacer gran beneficio a su Patria, y entonces fue cuando se atrevió a
esbozar su obra haciendo algunos ensayos que llenó de elogios y protegió
decididamente el Vicealmirante Sr. Pezuela, Ministro de Marina en aquella
época.
En
enero de 1888 se colocó la quilla del Peral, fue botado al agua en octubre del
mismo año, y todos, todos los españoles recuerdan el entusiasmo, los vítores y
animación que siguieron a las primeras pruebas del submarino.
Las
naciones europeas, sin excepción, admiraron el sabio electricista tributándole
todo género de honores.
¡Recuerdo
venturoso; días felices que han venido a reducirse a la nada!
Sus últimos días
No
han podido ser más amargos. Imposibilitado, por causas que nos disgusta
recordar, a hacer valer su maravilloso invento, casi olvidado y herido en las
fibras más sensibles de su alma, pidió su retiro, apartándose de aquel Cuerpo
que adoraba y se dedicó sin otros compañeros que su virtuosa esposa y sus
hijos, en el hogar, y su talento y constancia ante el mundo, a hacer
instalaciones eléctricas en las poblaciones de Europa.
El
ilustre inventor, el indiscutible sabio, se vio precisado a trabajar como un
simple obrero para ganar un pedazo de pan con que mantener a su familia.
Tal
vez por los grandes disgustos que ha sufrido y por el exceso de trabajo,
adquirió una fatal dolencia en el ojo derecho, dolencia que presentó caracteres
de cáncer y deseoso de curar aquel padecimiento pasó hace pocos meses a
Berlín, con objeto de que le operase el sabio doctor Bergman.
Allí
le fue extraído el ojo y cuando ya las heridas iban casi curadas, la fiebre,
excediendo de todo límite, segó aquella vida llena de esperanzas y glorias,
vida hermosa cuya pérdida jamás llorará España como se merece.
El
cadáver del ilustre marino, acompañado de su inconsolable viuda y sus hijas,
será trasladado a Madrid y desde allí a Cartagena, donde el malogrado inventor
mostró siempre deseos de ser sepultado.
¡Peral
ha muerto! ¡Tu luto, España, debe ser tan grande como el amor que él te tuvo y
tan largo como tus días!
¡Pobre
mártir!
(La Crónica Meridional, Almería,
28 de mayo de 1895)
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Submarino Peral en la pruebas de navegación, 1889.
(http://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170522/isaac-peral-visionario-hundido-submarino-torpedero.html) |
Nadie en su cabal juicio podrá
comprender nunca el enorme crimen que se cometió
con Peral y su invento. En ningún país sensato se hubiera hecho lo que se hizo
y, por desgracia, España pagó con creces la lamentable decisión (intencionada)
que tomó el Gobierno al abandonar el proyecto del submarino; nada menos que con la pérdida de
su imperio de ultramar en el aciago año de 1898. Por suerte para el inventor
cartagenero, su temprana muerte le ahorró tener que escuchar las dolorosas y
ciertas palabras que pronunció el Almirante estadounidense George Dewey tiempo después
de la Guerra de Cuba: “De haber tenido los españoles uno o dos de los submarinos inventados por Peral, me habría sido imposible conquistar Cavite”. ¡Cómo hubiese cambiado la Historia
de España!
Por último, y en homenaje al gran
inventor, a quien España estará siempre en deuda perpetua, recordar el sentido
poema que le dedicó, con ocasión de su muerte, el poeta almeriense D. Ramón
Blasco Segado:
¡PERAL!
Trazó una poderosa llamarada
en la historia del mundo; su talento
venció al más atrevido pensamiento
y su gloria inmortal fue adivinada.
Sol esplendente de su patria amada;
quiso hacerla brillar sobre otras ciento,
y esta pagó su fe con el tormento,
con desdenes su afán, su amor… con nada.
Lo pobre crece y el valor se humilla,
que no es siempre lo grande que asciende,
ni es la peor virtud la más sencilla.
Peral murió. ¡PERAL! Bien se comprende
porqué el sol más en el espacio brilla.
¡Porque del genio el resplandor lo enciende!
Ramón Blasco Segado
(La Crónica Meridional, Almería,
28/5/1895)