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Familia Bueno Chereguini
De izq. a der. de pie: D. Serafín de la Piñera, Dña. Mª del Carmen Chereguini, D. Augusto Chereguini,
Don José Bueno Cordero, Dña. Socorro Chereguini, Dña. Mercedes Tapia y D. Benito Chereguini Buitrago
De izq a der sentados: Doña Rosario Chereguini (esposa de Bueno), D. Enrique Chereguini Patero y Dña. Rosario Buitrago.
Niños, de izq a der: Socorro, Fabio y Ana Bueno Chereguini
Cortesía Don Fabio Bueno Valero |
Don José Bueno Cordero nació en
Almería el 5 de diciembre de 1867. Era hijo de D. Fabio José Bueno Moreno,
natural de Granada, y de Dña. Ana María Cordero Ferrer, de Almería.
La familia Bueno Cordero era
conocida en los círculos de la burguesía almeriense. Su madre era hija del
impresor don Antonio Cordero Cano y sobrina del médico titular de Almería, don
Francisco Cordero Cano. Por su parte, su padre, D. Fabio J. Bueno fue concejal
del Ayuntamiento de Almería tras la Restauración Borbónica, Vicepresidente de
la Junta del Puerto de Almería y tipógrafo e impresor, ya que tras el
fallecimiento de su suegro se hizo cargo de la gerencia y administración de la
imprenta.
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Marca de impresor |
Don José Bueno Cordero se crio en
el seno de una familia acomodada que favoreció y fomentó la ilustración de
nuestro joven protagonista. Pasó buena parte su infancia entre libros, en la
imprenta familiar, lo que le hizo desarrollar una gran cultura humanística.
Particularmente destacó su erudición en la literatura, la poesía y la música.
Nuestro biografiado cursó sus
estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza de Almería, obteniendo el grado
de Bachiller en 1883, a los 15 años. En este centro educativo estudiaron
figuras tan destacadas como Nicolás Salmerón, Presidente de la I República, y
poetas de la talla de José Durbán, Francisco Aquino o Federico García Lorca.
La vida de la familia Bueno
Cordero pronto iba a dar un vuelco inesperado. Pocos días después de que el
joven José Bueno cumpliese los 16 años, su padre fallecía de muerte súbita,
dejando a todos destrozados. La prensa local recogió así la noticia: “El domingo, a las doce y media, al dirigirse
a su domicilio el conocido tipógrafo D. Fabio José Bueno fue atacado de una
apoplejía fulminante al llegar a la esquina de la casa donde está situada la
tienda de los herederos del Sr. Sicluna. El Sr. Bueno se desplomó como una masa
inerte, y auxiliado en el acto por D. Nicolás García, un dependiente de
comercio y varios transeúntes, fue conducido a su morada, donde acudieron
inmediatamente los médicos D. Eduardo Pérez Ibáñez y D. Francisco Cordero, pero
a pesar de los recursos de la ciencia, D. Fabio José Bueno expiraba a las tres
y media de la tarde, rodeado de su esposa, de sus sietes hijos y de toda su
amante familia, cuya inmensa aflicción era indescriptible al contemplar sin
vida a quien pocas horas antes gozada de salud perfecta y había estado ocupado
en sus habituales tareas. Nosotros éramos amigos del Sr. Bueno y estimábamos en
mucho su honradez y sus dotes de carácter. Almería ha perdido un buen
ciudadano, cuya existencia toda ha estado dedicada al trabajo, y su
desconsolada familia un padre cariñoso, que no pensaba más que en asegurar su
porvenir y felicidad de sus hijos. Reciba su esposa y familiar nuestro más
sentido pésame por la desgracia que tan justamente lloran y que nosotros
lamentamos con la misma intensidad que ellos experimentan.” (La Crónica
Meridional, Almería, 18 de diciembre de 1883)
Fue un momento duro para la
familia y los hijos mayores tuvieron que echar una mano en la economía del
hogar. Así pues, en 1886 don José Bueno sentó plaza como Auxiliar de la
Depositaría Provincial de la Diputación de Almería. Sin embargo,
Bueno no se adaptaría al rol de funcionario y pronto consagraría su vida a su
verdadera pasión: las Bellas Artes.
A finales de la década de 1880 don
José Bueno Cordero era ya conocido como un destacado poeta y pertenecía a La Colonia Artística-Literaria de
Almería. En el seminario El Organillo
(1889-1890) publicó algunas de sus composiciones poéticas y se codeó de pleno
derecho con la intelectualidad literaria de la capital.
En poco tiempo se consagró como
uno de los jóvenes escritores más prometedores de Almería y en 1894 fundó el
semanario literario La Caricatura que,
aunque de escasa vida pues desapareció al año siguiente, supuso para Almería la
confirmación de que la culta Colonia
Artística-Literaria seguía viva y muy activa. No obstante, la desaparición
de la dicha revista semanal en 1895 no supuso un revés para los círculos
artístico-literarios de Almería pues sus miembros seguían reuniéndose
periódicamente en La Trastienda, en
la parte trasera de la librería de don Fernando Estrella. A estas ilustres
tertulias acudían asiduamente célebres poetas y novelistas como don José
Durbán, don Francisco Aquino, don José Jesús García, don Antonio Ledesma, don
Fermín Gil, don Ricardo Rull… y, por supuesto, don José Bueno Cordero.
Asimismo, Bueno también colaboró,
como pianista, con la Sociedad Artística Almeriense en las veladas que tuvieron lugar en el Teatro Principal en enero de 1895.
El 26 de septiembre de 1897
contrajo matrimonio, en la capilla del Palacio Episcopal de Almería, con doña
Rosario Chereguini Buitrago, hija de don Enrique Chereguini Patero, Capitán de Fragata,
Coronel de Infantería de Marina y Comandante de Marina de la Provincia de
Almería. Al día siguiente del enlace matrimonial, los desposados partieron a
Garrucha, donde fijaron su residencia.
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Vista de Garrucha a principios del siglo XX. Fotógrafo: F. de Blain
(http://www.portalmanzora.es/a/modules.php?name=coppermine&file=displayimagepopup&pid=6217&fullsize=1) |
La Garrucha en la que recaló el matrimonio Bueno Chereguini latía al son de la industria minera y el comercio. Era
una rica villa de ilustrados hombres de negocios en constante expansión
demográfica y económica. Sin lugar a dudas, uno de los mejores lugares para
asentarse y prosperar en la Almería de finales del siglo XIX.
En Garrucha, don José Bueno entró
rápidamente en contacto con la intelectualidad local, con los Berruezo, Gea,
Lacal, Moldenahuer… y pronto se hizo un hueco entre ellos.
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Nota del periódico El Eco de Levante |
Aunque este municipio levantino
vivía un gran desarrollo económico y social, era evidente que si quería
perdurar en el tiempo y no depender exclusivamente de su rada para el comercio,
debía contar con las infraestructuras necesarias para sostener un progreso
armonioso. En este sentido, don José Bueno se adhirió firmemente a las causas
redentoras que reclamaban los Regeneracionistas garrucheros emanados tras el
Desastre del 98. Para ello, y como medio de propaganda y presión para obtener
sus loables demandas, Bueno, junto a otros amigos, refundó el viejo periódico
local El Eco de Levante.
Bajo la dirección de don José
Bueno Cordero nacía nuevamente en agosto de 1899 este conocido semanario de
cuatro páginas en las que se abogaba firmemente por la realización de proyectos
esenciales para la regeneración de Garrucha y su comarca: la construcción
del ferrocarril de Lorca a Almería, del canal del Almanzora, de un verdadero
Puerto y de la carretera de Garrucha a los Gallardos. También se trataban temas
de agricultura, comercio, minería, literatura y sociedad. La cuarta página
estaba destinada a anuncios de publicidad comercial. Al frente de tan ambicioso
periódico le acompañaron como redactores: don Pedro Gea (médico y comerciante),
don Antonio Lacal (médico) y don Bernardo Berruezo (comerciante y consignatario
de buques).
Durante los casi 5 años que
estuvo en activo El Eco de Levante,
tuvo mucho impacto mediático y fue el mejor medio de difusión periodístico de
Garrucha; fue uno de los semanarios más leídos del levante almeriense y Murcia.
De tendencia republicana, reformista y patriótica fue el arma más eficaz que
tuvieron los regeneracionistas garrucheros. Hoy en día es una fuente de primer
orden para conocer las vicisitudes de la villa a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX.
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Nota publicitaria de la Academia que abrió en Garrucha en 1903 (El Eco de Levante, 9/1/1903) |
Pero en Garrucha, Bueno no sólo
fue Director del comentado periódico, también fue profesor y abrió una Academia
preparatoria para el Bachillerato en enero de 1903. Asimismo, fue representante de diversas casas comerciales, como la de Ortiz & Cusso, dedicada a la venta de pianos, o la de Ubaldo Abad, dedicada a la venta de muebles,
cristalería, vajillas, lampistería…
La vinculación pública de Bueno
con Garrucha fue muy estrecha. También consta en 1906 como Secretario del
Patronato del Cementerio. Sin lugar a dudas, su pertenencia a esta institución,
creada en 1903, fue de especial importancia, ya que a través de ella promovió
la cultura en el municipio. Como indica D. Juan Grima en su libro “Memoria
Histórica, Fotográfica y Documental de Garrucha”: “este Patronato será una de las instituciones más volcadas y
representativas del mundo de la cultura en Garrucha durante el primer tercio de
este siglo, siendo su labor a todas luces encomiable. Entre sus actividades
usuales destacarán la organización de fiestas, conciertos, corridas de toros,
veladas de teatro, exposición de películas, rifas, etc”.
Como ya se ha dicho, don José
Bueno fue miembro destacado del Regeneracionismo garruchero y participó
activamente en todas las causas que reclamaban éstos para hacer llegar el
progreso al municipio y, en general, al levante almeriense. En este sentido,
cabe destacar, que aparte de solicitar enérgicamente la construcción del
ferrocarril de Lorca a Almería desde las páginas de su periódico, también
perteneció, como vocal, a la Junta Gestora que se constituyó para reclamar tal
redención para la comarca del Bajo Almanzora.
La desaparición de El Eco de Levante en abril de 1903 no
supuso para Bueno el final de su faceta como periodista, donde destacó por una
bella, cómoda y fácil prosa. En Garrucha fue hasta 1916 corresponsal de los
periódicos almeriense La Independencia y El Radical.
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Nota del periódico El Radical (Almería, 24/6/1909) |
Don José Bueno Cordero también
fue conocido en su época como un notable compositor. En este sentido cabe
destacar sus obras “Himno a la Bandera” (1908) y el vals lento Boston
“Cyclamen” (1908), que se tocó con buena acogida en Almería, Madrid y Barcelona. Tal
fue su calidad que la Diputación dedicó una partida de sus presupuestos a
comprar 30 ejemplares de este vals.
La familia Bueno Chereguini
residió en Garrucha cerca de 20 años y durante este tiempo dejaron profunda
huella. La impronta de don José Bueno en la cultura local fue muy importante
como se ha podido leer, aunque tampoco conviene olvidar a los Chereguini,
aristrocrática dinastía de oficiales al servicio de la Armada Española, que
pasearon sus elegantes uniformes por el Malecón, coadyuvando a dar ese toque de
distinción al municipio.
Hacia 1916 don José Bueno y
familia regresaron a Almería. En la capital fue designado Director del Orfeón
Osiris y prosiguió con su labor periodística, llegando a ser, en poco tiempo,
redactor, redactor jefe y Director del periódico reformista El Día. Asimismo,
continuó con su labor docente, siendo profesor de música del Conservatorio y Director de un Colegio preparatorio para el
ingreso en las Escuelas Normales de Maestros y Maestras.
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Nota de despedida que le dedicó el periódico El Día (Almería, 11/5/1917) |
Y tras media centuria viviendo en
Almería, el 11 de mayo de 1917 la familia Bueno Chereguini embarcó en el vapor "Cabo San Antonio" rumbo a
Cádiz. En la tacita de plata fijaron su residencia, motivado por decisiones
profesionales y familiares, ya que buena parte de la familia de su esposa vivía allí.
En Cádiz don José Bueno fue
director del Orfeón Gaditano y Jefe de Revistería del Astillero. Además, en 1919
fue nombrado profesor auxiliar de la Sección de Letras de la Escuela Normal de
Maestros y en 1920 fue designado cajero-interventor de la sucursal en Cádiz de
la compañía Yost de máquinas de
escribir. También promovió, junto a su amigo el músico don Joaquín Quintero
Hidalgo, la creación de una Academia de Canto en Cádiz.
En la trimilenaria ciudad de
Gades, el erudito don José Bueno Cordero falleció a edad avanzada. Atrás
quedó ya la vida de este prohombre tan vinculado al periodismo y a la música,
Hijo ilustre de Almería que por suerte para Garrucha pudo disfrutarlo largos
años.
En la familia Berruezo se le
quiso con verdadero cariño, fue un buen amigo que lloró y rio con nosotros las
tristezas y alegrías que da la vida. Sobre nuestro hombro se sostuvo cuando
fallecieron dos de sus hijos en Garrucha y nos dio el más cálido y sentido de
los abrazos cuando la parca se llevó inesperadamente al bueno de Bernardo
Berruezo, compañero de redacción y gran amigo. Mientras fue periodista, fue
quien se encargó de hacer los artículos necrológicos de los Berruezo, donde,
empleando su mejor prosa, destiló todo su afecto hacia aquellos que tanto lo
quisieron en vida.
Y qué curioso, Sr. Bueno Cordero,
que un siglo después de su paso por Garrucha sea un Berruezo el que le dedique este modesto artículo biográfico. Perdóneme si he errado en algo de su biografía, pero he querido rescatar su figura para la olvidadiza Garrucha, para
que recuerde que una vez tuvo a uno de los hombres más ilustrados de Almería al
frente de su mítico periódico, El Eco de Levante.