Como ya contábamos en la parte I
de su biografía, el 27 de octubre de 1841 fue nombrado Oficial 9º de la
Administración Principal de Correos de Barcelona. Asimismo, el 2 de octubre de
año siguiente fue ascendido por orden de S.M. La Reina a Oficial 8º.
Jamancios. Barcelona, 1843 |
En estos primeros años de la
década de 1840, Barcelona se veía inmersa en una ola de revoluciones de
carácter progresista y a las que D. Diego Burruezo no fue ajeno. La Jamancia
fue una insurrección de corte liberal del ala más radical del republicanismo
catalán que se produjo en agosto de 1843 al sentirse engañados con
los prometidos objetivos democráticos y de reforma social que el General Prim
les había manifestado para que Barcelona apoyara el pronunciamiento contra el
Regente Espartero durante el mes de mayo anterior, y que creyeron fue una
simple estratagema para que se unieran al movimiento revolucionario. Unos
cuantos empleados de Correos de Barcelona apoyaron la insurrección, entre ellos
Don Diego, que fue nombrado segundo al mando de la sublevada Administración
General de Correos de la ciudad condal. Finalmente, Prim fue el encargado de
reprimir la revuelta, que duró hasta el mes de noviembre, y la ciudad
fue duramente bombardeada desde el castillo de Montjuic, aunque recientes
estudios indican que la orden no provino del mencionado General, sino del Capitán General de Cataluña, D. Laureano Sanz.
Por su participación en dicha
revuelta, Don Diego Burruezo fue represaliado y cesó, a principios de octubre
de 1843, como empleado del ramo de Correos por mandato del Gobierno Provisional
de España. En esta situación se encontró durante toda La Década Moderada (1844-1854). Ante esta realidad de desempleo,
regresó al levante almeriense a finales de 1843, donde pudo abrazar nuevamente
a sus hermanos y visitar la tumba de sus padres, ya que desde 1830 permanecía
fuera de su casa natal. En los años que permaneció en el levante de Almería, se
asoció a la Casa Comercial que su hermano D. Manuel Berruezo estaba levantando
en Garrucha. Así pues, se compró una casa en este municipio (entonces todavía
pedanía de Vera) y se introdujo en la naciente inversión minera, que empezaba a
producir enormes beneficios a aquellos que se adentraban en este sector. Se
conoce que fue, al menos, accionista de la Mina Misericordia (1845), situada en
Sierra Almagrera (Cuevas del Almanzora), y Vicepresidente de la Sociedad que
pretendió explotar la Mina Seis Hermanos, situada en la misma Sierra, constituida
por su hermano Don Manuel Berruezo Ayora en 1843.
En el verano de 1854, Don Diego
Burruezo se encontraba en Madrid, procedente de Requena (Valencia), donde
algunos de sus hijos habían nacido. En la capital del Reino participó
activamente en la revolución, conocida como la Vicalvarada, que puso fin al gobierno de los moderados y dio paso
al llamado Bienio Progresista (1854-1856). Don Diego, tirando de su veteranía
como Teniente retirado de Caballería y su afinidad ideológica con los liberales
progresistas, se puso rápidamente al servicio de los sublevados, que triunfaron.
Por su actuación en dicho Levantamiento Nacional, fue agraciado en
1855 con el nombramiento de Capitán de Caballería por la Reina Isabel II,
auspiciado por el General D. Leopoldo O’Donnell.
Llegados los progresistas al
poder y, por tanto, cambiado el signo político del gobierno que lo había
represaliado, Don Diego solicitó en agosto de 1854 el reingreso como
funcionario. Así pues, el 12 de septiembre de dicho año, mediante Real Decreto,
la Reina Isabel II lo nombró Oficial 3º de la Administración Principal de
Correos de Lérida. Iniciaba de nuevo su carrera profesional, llegando a
ostentar en la década de 1860 el importante empleo de Administrador de las estafetas ambulantes del ferrocarril del Norte y de
la de Madrid-Barcelona. Las estafetas ambulantes eran los trenes correos.
Finalmente, Don Diego Burruezo
Ayora falleció en Madrid el 2 de mayo de 1874, a la edad de 63 años. En la
conmemoración del día del inicio de la Guerra de la Independencia expiró aquel
que vino al mundo en el transcurso de la misma, casualidades de la vida. Se le
dio sepultura en el cementerio de la Sacramental de San Lorenzo de la capital.
Concluía la vida de un destacado miembro familiar, de un hombre de su tiempo
comprometido con la causa liberal y el progresismo.
Como homenaje póstumo a este
célebre personaje dejemos la melodía del Himno de Riego, que tanta
significación debió tener para él, aquel himno monárquico constitucional de la
época fernandina que cantaban los bravos soldados isabelinos en sus marchas
durante la Primera Guerra Carlista y que fue el ritmo que exaltaba el corazón
de las revoluciones populares.
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