Feria de ganado a las afueras de la población de Garrucha. Hacia 1875. Fot: José Rodrigo (Extraída de El Siglo Minero, IEA, pág. 111, CAM-FCE) |
Una de las primeras decisiones
que en 1861 tomó el naciente Ayuntamiento de Garrucha, presidido por su Alcalde
Manuel Berruezo Ayora, fue el establecimiento de una feria anual. Así pues, el
17 de enero de dicho año, apenas dos semanas después de constituirse el
municipio, el Pleno acordó la celebración de una feria del 12 al 20 de agosto,
aprovechando la gran afluencia turística que recibía Garrucha en verano. El 4
de abril fue aprobada por el Gobernador Civil y unos días más tarde el Consistorio
garruchero comenzó la promoción de la feria con el siguiente comunicado
publicado en el Boletín Oficial de la Provincia:
FERIA DE GARRUCHA
Partido Judicial de Vera
Los
cuantiosos recursos con que el pueblo de Garrucha cuenta en su recinto para la
celebración de una feria han impulsado a su Corporación Municipal a
establecerla, con la oportuna autorización del Sr. Gobernador Civil, en los días
12 al 20 de agosto inclusives.
La
época designada es la más segura garantía de su prosperidad y engrandecimiento,
si se tiene en cuenta la asombrosa afluencia de forasteros de todas partes que
por dicho tiempo concurren a tomar los baños del mar.
El
clima templado de este país, los vientos suaves que en él se disfrutan y la
alegre perspectiva que forma su posición topográfica, bajo un cielo brillante y
despejado de ordinario y junto a la misma orilla del Mediterráneo, cuyas aguas
bañan sus primeras casas, le han hecho siempre uno de los puntos más sanos de
la Península, donde multitud de familias de los pueblos circunvecinos han
hallado seguro refugio contra las enfermedades estacionales y contra el cólera
morbo de que por fortuna jamás se vio invadido.
Una
fonda servida y surtida según los adelantos del día, casa de pupilos, tres
buenas posadas, mucha hospitalidad en el vecindario, abundantes géneros de
consumos de la mejor calidad y de todas partes, ricas y saludables aguas de la
sierra de Mojácar, todo se congrega para hacer grata, cómoda y económica la
estancia de los forasteros.
También
se propone influir el Ayuntamiento a fin de que los socios del Casino permitan
la libre entrada en este establecimiento a todos los feriantes que reúnan las
circunstancias que el Reglamento del mismo exige para aquellos; impulsará la
frecuente ejecución de funciones teatrales, bailes y demás espectáculos
públicos y proporcionará a los concurrentes cuantas distracciones sean
compatibles con el buen orden.
El
comercio de efectos encontrará en todo el ámbito de la extensa y espaciosa
calle Mayor buenos y cómodos aparadores donde colocar sus géneros, por una
módica e insignificante retribución que contraten con los operarios. El de
ganados de todas clases se extenderá en la inmensa llanura que al Este de la
población se encuentra con vista al mar, donde hay buenos pozos de agua, así
como también en el sitio de la Espesura, donde uno de los dueños permitirá
entre a pastar gratis.
Si
el Ayuntamiento consigue establecer algunos premios para las mejores razas de
ganados que se presenten, se avisaría, y en cualquier concepto las autoridades
dispensarán toda clase de protección al comercio y a las personas, procurando
siempre el fomento y la prosperidad de los industriales.
Garrucha
15 de Abril de 1861. El Alcalde Presidente de Ayuntamiento, Manuel Berruezo.
Por acuerdo de dicho Cuerpo Municipal, Francisco López Teruel, Secretario.
(BOPA, 5/5/1861)
Como se ha podido leer, el
Ayuntamiento cuidó hasta el más mínimo detalle en el fomento de su feria,
aludiendo a la bonanza de su clima, su “industria hotelera”, su gastronomía,
etc. La feria tenía un carácter dual, por un lado la celebración de
espectáculos públicos (bailes, representaciones teatrales, etc) y expositores o
casetas en la calle Mayor donde los comerciantes interesados podían vender sus
géneros aprovechando la semana festiva, y por otro una feria de ganado a las
afueras del casco urbano. Sin duda, Garrucha puso un especial esmero en su
primera feria, como no podía ser menos, pues, aparte de las positivas
repercusiones económicas, era una cuestión importante en aquellos momentos para
consolidar su identidad como municipio independiente e igualarse, en cuanto al
establecimiento de una gran fiesta local popular, al resto de pueblos.
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