Dña. María del Mar Gerez Segura. Hacia 1880 Col. José Berruezo García |
El pasado 15 de febrero se
cumplió el centenario del fallecimiento de don Francisco Berruezo López,
notable prohombre que dejó profunda huella en la historia de Garrucha y el
levante almeriense, y que fue oportunamente homenajeado con una Santa Misa celebrada
en la Iglesia Parroquial de San Joaquín.
Sin embargo, sería injusto dejar
pasar la efeméride sin recordar a su querida mujer, pues como suele decirse: detrás de un gran hombre hay una gran mujer.
Por ello, queremos dedicar unas líneas a la que fue su esposa: la bondadosa
Dña. María del Mar Gerez Segura.
Doña María del Mar fue una
influyente dama de la alta sociedad garruchera. Era hija del rico propietario, inversor minero y destacado político local don Bernardo Gerez Soler, uno de los padres fundadores de
Garrucha, y de su esposa doña Concepción Segura Cervantes. Recibió una
exquisita educación, propia de aquella pujante y acaudalada burguesía minera de
mediados del siglo XIX.
El 4 de marzo de 1865 contrajo
matrimonio en Garrucha con don Francisco Berruezo López; ella tenía 22 años y él
23. El enlace tuvo lugar en la casa del padre de ella y fue oficiado por el
cura coadjuntor don Gabriel de Haro Garrido, siendo los padrinos don Manuel
Berruezo Ayora y su esposa doña Carmen Caravaca Hernández, y testigos don Pedro
Berruezo Soler, don Juan Francisco Berruezo Torres y don Asensio Fernández
Morán, significados familiares y personalidades de la localidad. Fruto de este matrimonio
nacieron seis hijos, aunque sólo cinco de ellos llegaron a edad adulta: Pedro,
Bernardo, Francisco, Concha y Mariquita Berruezo Gerez, los que andado el
tiempo harían historia en Garrucha.
Mucho podría decirse de la mujer
ejemplar que fue, pero qué mejor que sea la prensa de época la que nos la
recuerde con el siguiente artículo que escribió el erudito escritor don José
Bueno (pseudónimo Lusitania) con ocasión de su fatídico fallecimiento en enero
de 1912.
Doña María del Mar Gerez de
Berruezo
Anoche
a las siete, entregó su alma a Dios confortada con los auxilios de nuestra
Religión, la muy distinguida señora Doña María del Mar Gerez Segura, esposa de
nuestro queridísimo y respetable amigo el rico propietario y comerciante don
Francisco Berruezo López, y madre política del opulento capitalista y hombre de
negocios don Simón Fuentes Caparrós.
Una
cruel y larga dolencia adquirida a raíz de la nunca bastante llorada y
prematura muerte de su hijo, el inolvidable amigo Bernardo Berruezo, ha llevado
al sepulcro a aquella dama, modelo de madres, de esposas, de cristianas, doña
María del Mar Gerez constituyó durante muchos años, casi todos los de su vida
ejemplar, algo peculiar y característico de Garrucha, que la tenía por hija
predilecta y hermoso modelo a quien imitar en todo.
Desde
su cargo de Camarera de Nuestra Señora de las Angustias, fue una firme baluarte
de la fe católica, una mano siempre dadivosa para el pobre, una fiel guardadora
de las costumbres populares de este pueblo creyente y bueno.
Cuantos
la conocieron venerarán su memoria, como la respetaron y amaron en vida; para
todas las clases sociales fue una bienhechora constante, una amiga sincera que
no vacilaba ante el propio sacrificio, si necesario era. Doña María del Mar fue
ante todo un gran corazón.
Ha
fallecido relativamente joven, y deja un vacío muy difícil de llenar, tanto por
sus talentos, como por sus dotes de dama caritativa y noble. Esta desgracia
sume en duelo a las principales familias de Garrucha, con quien estuvo
emparentada en vida tan llorada señora.
Apenas
fue conocido el triste fin, la casa mortuoria se vio invadida por todo el
pueblo, deseoso de unirse al justo dolor de la familia.
A
toda ella enviamos la más sincera y cordial expresión de nuestro pésame: al
esposo infortunado, a las hijas cariñosas, a los hijos que tanto la veneraban…
Y al desearles a todos la resignación cristiana necesaria para sobrellevar tan
rudo golpe, nos complacemos en pensar que Dios Misericordioso habrá dado ya a
aquella gran alma el premio que merecía por sus virtudes.
El
cadáver, contenido en el lujoso féretro rodeado de multitud de artísticas
coronas fue colocado en una severísima capilla ardiente, en la que cual fue
velado por deudos, amigos, dependientes de la casa y de la Corporación Municipal,
que está presidida por don Pedro Berruezo, hijo de la difunta.
Su
entierro, verificado esta tarde, ha sido una imponente manifestación de duelo,
en el que han tomado parte los habitantes de todos los pueblos de esta zona,
que han enviado nutridas comisiones para que los representen.
LUSITANIA
24 Enero 1912
(La Independencia, Almería, 27 de
enero de 1912)
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