domingo, 16 de agosto de 2015

D. Cleofás Berruezo Castaño (1854-1936)


Don Cleofás Berruezo Castaño nació en Bédar (Almería) el 16 de julio de 1854. Era hijo de Don Francisco Berruezo Ayora y Doña Ana Castaño García.

Su nacimiento en Bédar, como el de la práctica totalidad de sus hermanos, quizás estuviese motivado porque su padre era tratante, industrial y propietario, y también el representante de los negocios que la Casa Comercial de Don Manuel Berruezo Ayora poseía en ese municipio del levante almeriense.

Se crio en el seno de una de las familias de comerciantes más destacadas del levante de Almería. Además, su padre y tíos se habían distinguido como grandes impulsores de la constitución de Garrucha como municipio independiente en 1861. Prueba de ello fue que su tío Don Manuel Berruezo Ayora fue el Primer Alcalde de la naciente villa.

Grupo de personas entre las que se encuentran, a la derecha con canotier
y chaqueta negra, posiblemente, D. Cleofás Berruezo Castaño, el industrial
D. Simón Fuentes Caparrós (centro) y el Director de periódicos almerienses
y Diputado a Cortes D. José Jesús García Gómez (izquierda foto). Hacia 1900.
Col. José Berruezo García
Cortesía Juan Antonio García Berruezo

Como ya se ha comentado en alguna ocasión, en poco tiempo, Garrucha, al albor de la fructífera Sierra Almagrera y Sierra de Bédar, se convirtió en puerto natural exportador de gran parte de la riqueza minera y agrícola del levante almeriense, aumentando su importancia territorial hasta situarla entre las villas comerciales e industriales más importantes de España. Asimismo, la villa se transformó en un municipio muy cosmopolita y atractivo con la llegada anual de centenares de buques mercantes y de pasajeros, acaudalados inversores españoles y extranjeros. Se instalaron fundiciones mineras y diversas casas consulares, como por ejemplo, las de Alemania, Austria-Hungría, Francia, Grecia, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Portugal, Noruega, Uruguay y Perú.

Vista panorámica de Garrucha a finales del siglo XIX. Fotógrafo: F. de Blain

Ya es sabido que la familia Berruezo tuvo un papel de primer orden en la prosperidad y consolidación de Garrucha como municipio independiente, vinculándose de manera pública y notoria en sus primeros 70 años de vida, principalmente.

Don Cleofás fue educado en la gestión comercial e industrial, por lo que desde temprana edad aprendió los entresijos profesionales de este sector de manos de su padre y de su tío, el potente empresario Don Manuel Berruezo Ayora. Posiblemente, tras la muerte de su tío D. Manuel en 1874 comenzó a abrirse paso como comerciante. Se dedicó de manera exitosa al negocio del carbón, madera, loza, hierro… con almacenes para tal misión en Garrucha y también se sabe que disponía de una fábrica para aserrar mármoles en el municipio. Asimismo, fue una suerte de banquero, ya que se tiene constancia de que concedía préstamos a 0% de interés, lo que denota su carácter bondadoso de ayuda a sus vecinos. También, como buena parte de la burguesía almeriense de su época, fue partícipe del mundo de la minería, donde fue accionista de sociedades como por ejemplo de la Sociedad partidaria de la mina "Venus-Amante". Todo esto le hizo forjar una de las grandes fortunas de Garrucha.

Ejemplos de su gestión comercial
(Anuario de Almería. Año 1925)

A nivel político, Don Cleofás Berruezo Castaño fue un destacado líder del Partido Conservador de Cánovas del Castillo en Garrucha. En 1886, a la edad de 31 años, era Vicepresidente del citado partido en el municipio. A finales del siglo XIX asumió la jefatura del Partido Conservador y fue Alcalde de Garrucha en 1895. Asimismo, cabe decir que no fue el único Berruezo Castaño que se dedicó al servicio público, su hermano Don Manuel fue concejal varios años y Secretario Municipal en 1896.

Nota del periódico La Época (Madrid, 14/2/1886)

Don Cleofás representó en el municipio a la facción más conservadora de la familia Berruezo, dándose así la circunstancia de que los Berruezo ocuparon en Garrucha todo el arco político. Se sabe también que, tras el Desastre del 98, evolucionó ideológicamente, como muchos políticos comprometidos con el país, hacia tendencias reformistas y regeneracionistas.

Don Cleofás Berruezo fue siempre un ferviente patriota. Como anécdota y prueba de ello se puede reseñar que en 1898, en plena Guerra Hispanoamericana, colaboró económicamente con un donativo a la Suscripción voluntaria nacional para atender al fomento de la Marina y gastos de guerra. (BOPA, 17/7/1898)

Hombre de gran prestigio y relevancia, fue nombrado en 1917 Agente Consular de Francia en Garrucha y Villaricos. A partir de este nombramiento en plena Primera Guerra Mundial, veló por los intereses franceses en el levante almeriense. Era el segundo cargo diplomático que asumía la familia Berruezo, ya que conviene recordar que su primo-hermano D. Francisco Berruezo López fue Vicecónsul de Portugal en el municipio durante más de cuatro décadas. Don Cleofás fue Agente Consular del país galo casi 20 años, hasta su muerte en 1936. A su fallecimiento, su sobrino D. Miguel Martínez Berruezo le sucedió al frente de la Casa Consular de Francia.

Nota del periódico El Día (Almería, 4/2/1917)

Nota del periódico El Pueblo (Almería, 14/9/1917)

A nivel social, Don Cleofás, por su posición, se movió en los círculos de la alta burguesía del levante almeriense y fue una figura relevante en Almería. Prueba de ello es la siguiente nota de prensa, donde una mera visita a la capital de la provincia era recogida por la prensa.

Nota del periódico El Día (Almería, 31/1/1917)

Asimismo, es de destacar que en Garrucha fue, al menos, de 1910 a 1934 Presidente del importante y culto Casino. Tras más de dos decenios al frente, a sus ochenta años, se apartó de la primera línea y la presidencia de la distinguida institución local fue asumida por su familiar D. José López Berruezo. No obstante, y pese a su avanzada edad, no se retiró de este resorte de poder y fue Vicepresidente del Casino hasta su muerte dos años más tarde. Sin lugar a dudas fue uno de los miembros más representativos de esta elitista Sociedad de prohombres a la que perteneció toda la familia Berruezo.

Nota del periódico La Independencia (Almería, 28/1/1914)

Conviene recordar que el Casino de Garrucha fue una institución con gran poder político y económico en el municipio. A ella sólo tenían acceso los propietarios de la villa y, dado lo exclusivo de sus asociados, fue una Sociedad que influyó en muchos ámbitos en la vida de Garrucha. En el artículo primero de su Reglamento de 1907 puede leerse el objetivo del mismo: Esta sociedad denominada "Casino de Garrucha" tiene por objeto estrechar las relaciones de amistad entre sus asociados, procurándoles, así como a sus familias, los recreos y esparcimientos propios de personas cultas; coadyuvando al mejoramiento moral y material de esta localidad, cuando así lo acuerde.

En otro sentido, cabe decir también que Don Cleofás Berruezo Castaño fue vocal de la Junta Local de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos de Garrucha desde el 10 de mayo de 1910 hasta el 5 de febrero de 1911.

Por otro lado, Don Cleofás Berruezo también fue colaborador de la revista quincenal IDEAL, que versaba sobre Arte, Literatura y Deportes. Se editó en Garrucha en 1915.

Nota de la revista Ideal (Garrucha,15/6/1915)

En el terreno personal, Don Cleofás se casó con Dña. María Fernández Giménez. El matrimonio no tuvo hijos, por lo que ambos estuvieron muy unidos y arropados por el calor familiar de sus primos y sobrinos. También estuvieron muy vinculados a las cofradías y la Semana Santa de Garrucha, como prueba de ello consta el siguiente donativo recogido en la prensa.

Nota del periódico El Eco de Levante (Garrucha, 30/3/1901)

Pero la aparente felicidad inicial del matrimonio iba a ser efímera, ya que una cruel dolencia se apoderó a temprana edad de Doña María. Ambos le plantaron cara a la terrible enfermedad y Don Cleofás viajó en incontables ocasiones con su esposa a Madrid para que recibiera las mejores atenciones de manos de las más avanzadas técnicas médicas de su tiempo.

Nota del periódico El Eco de Levante (Garrucha, 30/5/1900)

No obstante, todo fue en vano y la época no daba para más. Doña María Fernández Giménez falleció el 6 de abril de 1907, a la edad de 45 años, tras largos años de enfermedad. Su muerte sumió a D. Cleofás en una depresión, ya que tuvo que ver con suma impotencia como paulatinamente iba apagándose la luz vital de su esposa hasta el triste final. Al año siguiente volvió a pasar la fatídica parca su guadaña y sesgó la vida, a los 33 años, de D. Bernardo Berruezo Gerez, popular y destacado periodista, comerciante y consignatario de buques garruchero, Don Cleofás, primo del finado, fue uno de los miembros de la familia que tuvo el honor de presidir el duelo.

Finalmente, Don Cleofás Berruezo Castaño falleció en Garrucha el 13 de diciembre de 1936, a la edad de 82 años. Su muerte en plena Guerra Civil le privó del último gran homenaje póstumo a este magno Berruezo. Acabó la vida de una relevante personalidad del municipio, donde había destacado de manera exitosa como comerciante, político y diplomático, sin olvidar que durante largos años fue la mismísima encarnación del prestigioso Casino de Garrucha. Sin lugar a dudas, junto a su primo-hermano y buen amigo Don Francisco Berruezo López, fueron los hijos más destacados de aquella gran saga de hermanos, los Berruezo Ayora, padres fundacionales de Garrucha.

viernes, 7 de agosto de 2015

D. Juan Francisco Berruezo Torres (1829-1907)


Don Juan Francisco Berruezo Torres nació en Vera (Almería) el 2 de junio de 1829. Era hijo del empleado de la Real Hacienda, D. Pedro Berruezo Soler, y de su primera esposa, Dña. Antonia Torres Cano. Se crio en el seno de una familia acomodada de hacendados con histórica tradición, desde la época de su bisabuelo, en el servicio de la Administración de Contaduría y Depositaría de Vera.

Joven con inquietudes culturales e intelectuales, se educó en el Colegio Santo Tomás de Aquino de Almería. Posteriormente, pasó a estudiar la carrera de jurisprudencia, denominación antigua del actual Derecho, a la Universidad de Granada, donde se licenció el 13 de junio de 1852, a la edad de 23 años.

Terminados sus estudios universitarios, regresó a casa, donde se incorporó al Colegio de Abogados de Vera en diciembre de 1853. También, en septiembre de 1856 hizo lo propio en el Ilustre Colegio de la ciudad de Granada. 
Uniformes Cuerpo Jurídico Armada

Al año siguiente decidió ingresar en el Cuerpo Jurídico de la Armada Española, así pues el 13 de octubre fue nombrado, por la Dirección General de la Armada, Asesor de Marina del Distrito de Águilas, perteneciente al Departamento de Cartagena (Murcia). Años más tarde, en abril de 1862 fue promovido, por Real Orden, a Fiscal de la Comandancia Militar de Marina de la Provincia de Almería. Asimismo, a primero de septiembre del año siguiente fue nombrado Asesor de la misma Comandancia.

El 9 de junio de 1864 se retiró como jurista militar para emprender vida civil en Garrucha. Hacia apenas tres años que esta villa se había constituido como municipio independiente respecto de su matriz, Vera. En la consecución de esta misión la familia Berruezo había sido una de las más destacadas, baste decir que formaron parte del primer gobierno municipal Don Manuel Berruezo Ayora, como Alcalde, y Don Pedro Berruezo Soler, como regidor.

Vista panorámica de Garrucha a finales del siglo XIX. Fotógrafo: F. de Blain

En poco tiempo, Garrucha, al albor de la fructífera Sierra Almagrera y Sierra de Bédar, se convirtió en puerto natural exportador de gran parte de la riqueza minera y agrícola del levante almeriense, aumentando su importancia territorial hasta situarla entre las villas comerciales e industriales más importantes de España.

Asimismo, la villa se transformó en un municipio muy cosmopolita y atractivo con la llegada anual de centenares de buques mercantes y de pasajeros, acaudalados inversores españoles y extranjeros. Se instalaron fundiciones mineras y diversas casas consulares, como por ejemplo, las de Alemania, Austria-Hungría, Francia, Grecia, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Portugal, Noruega, Uruguay y Perú.

Ayuntamiento de Garrucha a principios del siglo XX
(Extraída de la reedición del libro Historia de Garrucha)

Don Juan Francisco Berruezo Torres fue Alcalde de Garrucha diversos años, en 1865, 1866, 1883 a 1884 y 1886 a 1887. Durante su mandato, se reactivaron las obras de mejora de la todavía Iglesia en construcción, con una nueva dotación municipal para ello:

[…] la Corporación acordó que se inviertan en dichas obras los ocho mil reales consignados para ello, facultando al Presidente (D. Juan Francisco Berruezo Torres) para que por sí y en unión de la Junta nombrada al efecto, se lleven a cabo las obras referidas.
(Actas capitulares. Sesión 30 de marzo de 1865. Archivo Municipal de Garrucha)
Asimismo, el 15 de enero de 1866, siendo Alcalde se procedió a la solemne inauguración de la pila bautismal de la Iglesia de Garrucha. Este acto fue de suma importancia, ya que a partir de esta fecha los nacidos en Garrucha serían bautizados en el municipio y no tendrían que desplazarse a Vera para ello. Por tanto, gracias a la consecución de la pila bautismal, desde 1866 hasta la actualidad los nacidos en Garrucha son oficialmente garrucheros. En sesión plenaria D. Juan Francisco Berruezo comentó a este respecto:

Señores Concejales, el acontecimiento que en el día de mañana se va a llevar a cabo en esta Población debido a la autoridad de este municipio, que ha sabido interesar con el párroco y las personas allegadas al Sr. Obispo, para que consiga la instalación de los Santos Sacramentos, es de trascendencia tal, que debe considerarse como la base de la origen de esta Población. Desde mañana serán llamarán hijos de Garrucha los que nazcan y reciban las saludables aguas del Bautismo en la pila que para este objeto quedará establecida; tendrán la naturaleza de su país natal, y no tendrán que exponerse, como hasta aquí, a los peligros que corrían los que buscaban lavarse del pecado original.
La religión consolará con sus divinos sacramentos al cristiano pecador que moribundo los reclame, y en este templo que tantos afanes nos cuesta, quedará constantemente depositada la Hostia Consagrada, imagen y representación del divino Dios.
El acto que va a celebrarse merece, y deseo, que se acompañe con toda la pompa y ostentación posible, y para ello se invitará particularmente a todas las personas que tengan carácter oficial en la población, y generalmente a todos los habitantes de ella, para que tanto en la ceremonia religiosa que ha de tener lugar en la Iglesia, como para la procesión que después ha de hacerse por las principales calles, acompañe a el Santísimo Sacramento, a cuyo efecto, se ha publicado por Bando se iluminen las casas en esta noche y se pongan colgaduras por donde haya de pasar la procesión.
Sólo me resta decir a esta Corporación que debemos dirigirnos al Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis, dándole las gracias por la concesión de habernos otorgado la instalación de Sacramentos, y, al mismo tiempo, darlas también al canónigo D. Diego Latorre, que se ha tomado la molestia de –en su edad–, exponerse a los rigores de la estación, por asistir a la ceremonia que con tanto afán ha deseado, haciéndolas extensivas al Párroco de Roquetas, D. Juan Ros de Latorre, que ha venido a explicar con la palabra de Dios los beneficios que este Pueblo Cristiano ha recibido con la instalación de los Sacramentos.
 (Actas capitulares. Sesión 14 de enero de 1866. Archivo Municipal de Garrucha) 
También destaca su papel como Alcalde de Garrucha en la constitución de la benéfica Sociedad de Salvamento de Náufragos en febrero de 1887, institución importante dado el carácter marinero del municipio y la peligrosidad de los temporales. Fue Vicepresidente de la Junta Local de la citada Sociedad de Salvamento de Náufragos desde el 27 de febrero de 1887 hasta el 12 de enero de 1890.

Fragmento de Acta Capitular (BOPA, 17/8/1883)

Sobre algunas de las mejoras que se hicieron en el municipio bajo su mandato cabe recoger la siguiente nota de prensa:

[…] Observamos muchas mejoras que se han realizado en la población (Garrucha), que demuestran los afanes en bien de sus administrados del celoso Alcalde Don Juan Francisco Berruezo. Son las principales: la anchurosa plaza frente a las Casas Consistoriales y el prolongado Malecón, que partiendo de este punto termina al final del barrio de Cuevas, malecón en cuyo centro se han colocado multitud de asientos de piedra y larga fila de faroles, que hacen de este sitio un lugar ameno y delicioso, y en el que en la próxima temporada de baños, la mucha concurrencia que va a aquellas playas ha de pasar tardes y noches deliciosas. Pero tenga en cuenta la digna autoridad de Garrucha, que, para que la temporada de baños sea más animada y acudan mayor número de personas, debe seguir el ejemplo de las poblaciones que, como Garrucha, tienen condiciones para gozar de las delicias del baño y el refrigerante ambiente del mar; esto es, proporcionar a los bañistas la mayor parte de las distracciones posibles, como son: funciones de teatro, fuegos artificiales, regatas y, sobre todo, que una buena música deje oír sus armoniosos ecos por las tardes del paseo. Estamos seguros que con estos y otros alicientes, Garrucha sería visitada por muchas más familias que las que hasta aquí ordinariamente concurren todos los años.
(El Minero de Almagrera, Cuevas del Almanzora, 30/5/1887)

D. Santiago Durán y Lira
En su dedicación al servicio público, Don Juan Francisco Berruezo no sólo fue Alcalde y Concejal, también fue Juez de Paz en 1868 y Juez Municipal de 1872 a 1875 y de 1905 a 1907 en el municipio. Además, en octubre de 1875 solicitó al Ministro de Marina, D. Santiago Durán, desempeñar el empleo de Asesor Jurídico de Marina del Distrito, cargo que le fue otorgado por Real Orden a fecha 4 de enero de 1876.

Por otro lado, en el aspecto minero, Don Juan Francisco Berruezo Torres no fue ajeno a este negocio que originaba enormes beneficios a aquellos que tenían la capacidad económica para desarrollarse en el mismo. Así pues, se adentró en este sector como accionista de Sociedades Mineras como la de la Virgen del Carmen de Gómez Larios, de Cuevas del Almanzora, y también registró diversas minas como por ejemplo la de Nuestra Señora de la Cabeza, en Cuevas en 1870, o la Aureola en Carboneras en 1874. Asimismo, junto a su buen amigo y familiar D. Francisco Berruezo López, fue uno de los impulsores en 1887 de la construcción del cable aéreo para el transporte de mineral desde el Pinar de Bédar a Garrucha.

A nivel familiar, se casó con Doña Ana Haro López, con la que tuvo dos hijos: Dña. Isabel y D. Gabriel Berruezo Haro. 

Finalmente, Don Juan Francisco Berruezo Torres falleció en Garrucha el 1 de octubre de 1907, a la edad de 78 años. Atrás quedaba la vida de este jurista y hacendado tan vinculado con diversos empleos públicos al servicio de sus vecinos. Fue uno de los máximos representantes de la familia Berruezo en el campo profesional del Derecho, donde destacó de manera sobresaliente. Su muerte fue muy sentida en Garrucha, ya que fue uno los prohombres que más destacó en la prosperidad y consolidación de Garrucha como villa independiente.


lunes, 3 de agosto de 2015

Las hijas de Don Antonio Burruezo Ayora


Vista la reseña biográfica de Don Antonio Burruezo Ayora, se exponen a continuación algunas notas sobre la vida sus hijas. Quizás en un futuro algún descendiente de estas mujeres, que lea estas líneas, quiera ponerse en contacto a través del correo electrónico del blog para intercambiar y/o compatir información histórico-familiar.

Antes de pasar escribir sobre las hijas de Don Antonio, conviene decir que su mujer falleció en Madrid el 27 de octubre de 1890. Recibió sepultura en el cementerio sacramental de San Isidro, siendo enterrada en el Panteón de la familia Labernia.

Esquela en La Correspondencia de España (Madrid, 28/10/1890)

Como ya se vio en la segunda parte de la biografía de Don Antonio Burruezo, tuvo cuatro hijas: Dña. María de las Mercedes, Dña. Adelaida, Dña. Antonia y Dña. Elisa.

Doña María de las Mercedes Burruezo Martínez nació en Málaga el 1 de noviembre de 1852. El 26 de diciembre de 1877 se casó en Madrid con el médico D. Antonio de Diego Nieto. El matrimonio tuvo seis hijos: Doña Mercedes, Doña Luisa, Don Manuel, Doña Victoria, Don Alberto y Don José de Diego Burruezo. Quizás de estos hijos, el más destacado fuese el último que fue escritor.

Nota de La Mañana (Madrid, 6/8/1880)

Doña Adelaida Burruezo Martínez nació en Valencia el 24 de noviembre de 1843. El 17 de mayo de 1882 se casó en Madrid con el comerciante y propietario D. Joaquín Serrano Cuéllar. El matrimonio tuvo una hija: Dña. María Antonia Serrano Burruezo. Esta hija casó con el abogado D. Eusebio Boccherini y Ouradou, descendiente directo del famoso músico y compositor Luigi Boccherini, con el que tuvo cuatro hijas: Doña Adelaida, Doña Carmen, Doña Elisa y Doña Antonia Boccherini Serrano.

Esquelas publicadas en el periódico ABC

Doña Antonia Burruezo Martínez nació en Málaga el 23 de abril de 1849. Esta señora contrajo matrimonio en dos ocasiones. En primeras nupcias con el destacado comerciante e industrial D. José María Labernia Cruz, con el que tuvo tres hijos: D. Francisco, Dña. María de la Cruz y D. José Labernia Burruezo. Éste último fue el único que llegó a edad adulta, siendo un destacado letrado. En segundas nupcias se casó en Madrid con el comerciante D. José María Manresa y Galiana, el 28 de julio de 1895.

Esquela publicada en La Correspondencia de España (Madrid, 13/3/1875)

Doña Elisa Burruezo Martínez nació en Granada el 11 de mayo de 1847. Se casó en Ginebra (Suiza), en primeras nupcias, con el prestigioso arquitecto suizo Marc Jules Deleiderrier el 29 de agosto de 1864. El matrimonio tuvo dos hijos: Dña. Julia y D. Antonio Deleiderrier Burruezo. Tras enviudar, Doña Elisa, de su primer marido el 20 de marzo de 1900, se casó nuevamente en Ginebra con el profesor suizo Ferdinand Théodore Havemann, el 23 de marzo de 1916.

Concluye esta entrada con la esperanza y deseo de poder contactar en el futuro con algún descendiente de estas célebres mujeres.


domingo, 2 de agosto de 2015

D. Antonio Burruezo Ayora (1818-1887). Parte II


Panorámica de Valencia a mediados del siglo XIX, por Alfred Guesdon

Terminada la Primera Guerra Carlista, Don Antonio Burruezo se asentó en Valencia, donde ingresó el 10 de junio de 1842 en el Cuerpo de Carabineros con la graduación de Cabo. En dicho cometido estuvo hasta que cesó del mismo el 31 de agosto del año siguiente.

Carabinero del Reino montado. Año 1842
En Valencia conoció a la que fue su gran amor, Dña. María de la Cruz Martínez Sánchez, natural de Orihuela (Alicante), con la que acabó casándose y teniendo cuatro hijas: Dña. Adelaida, Dña. Elisa, Dña. Antonia y Dña. María de las Mercedes.

Tras su paso por el Cuerpo de Carabineros decidió ir a Turre (Almería) en 1843, a su hogar de la infancia. Hacía casi 10 años que no veía a su familia, tampoco pudo asistir al entierro de su padre D. Cleofás, ya que cuando éste falleció en 1839, todavía permanecía en el frente. El encuentro ante la tumba de su padre debió ser sumamente emotivo, ya que de él aprendió valores importantes como el patriotismo, abnegación, disciplina, responsabilidad, sentido del deber, etc.

Debió también pasar una temporada en Garrucha, una pedanía de Vera, donde su hermano Don Manuel se había asentado recientemente como exitoso comerciante. Asimismo, Don Antonio en este tiempo estudió leyes. 

A principios de la década de 1850 ingresó en el Ministerio de Gracia y Justicia como escribano de número, ejerciendo la fe pública en el partido judicial de Archidona (Málaga).

Sobre los requisitos para el desempeño de este trabajo, se recuerda el art. 8 del Decreto de 13 de abril de 1844 en el que se establece que: “nadie podrá obtener el título de escribano ó de notario de los reinos, excepto los abogados, sin acreditar, además de las cualidades que se exigen por la legislación vigente, haber cursado y probado dos años académicos, y de haber practicado después del examen del último curso un año completo en el oficio de un escribano, incorporado en alguno de los colegios de esta clase”.

Se encontraba en Málaga ejerciendo su empleo cuando la Reina Isabel II, por Real Orden de 12 de marzo de 1855, lo nombró escribano criminalista de uno de los Juzgados de Primera Instancia de Madrid. Así pues, el 12 de abril siguiente tomó posesión de su cargo jurando "por Dios y los Santos Evangelios guardar la Constitución de la Monarquía Española, ser fiel a la Reina Doña Isabel Segunda, observar las Leyes del Reino y cumplir bien y fielmente las obligaciones de su cargo”. Su nuevo trabajo lo desempeñó en el antiguo distrito madrileño de Lavapiés. 

Panorámica de Madrid a mediados del siglo XIX, por Alfred Guesdon

El 31 de diciembre de 1867 cesó como criminalista por supresión de estas particulares escribanías. No obstante, siguió ejerciendo como escribano judicial en los distritos de la Latina y del Hospital en los años 70 y principios de los 80 del siglo XIX.

En Madrid formó parte de los círculos de la alta burguesía madrileña, destacando como un versado jurista muy respetado por los profesionales del Derecho. Asimismo, perteneció a la elitista Sacramental de San Isidro, donde ostentó tanto él como su mujer el rango de Mayordomo de Dios.

D. Enrique de Borbón
El 15 de marzo de 1870 fue enterrado en el cementerio de San Isidro de Madrid el Infante D. Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, cuñado de Isabel II. Había muerto tres días antes en duelo con el Duque de Montpensieur. La causa del mismo fueron unos artículos injuriosos que publicó en la prensa contra el Duque, por lo que decidieron batirse en duelo para redimir sus animadversiones personales.

Don Antonio Burruezo participó en el entierro del citado Infante, ya que fue el encargado de dar fe legal como notario de que la persona que se iba a proceder a enterrar era Don Enrique de Borbón. A continuación se expone la noticia publicada a este respecto, el 15 de marzo de 1870, en el periódico madrileño La Correspondencia de España:

La Correspondencia de España (Madrid, 15/3/1870)

Por otro lado, Don Antonio Burruezo Ayora poseía una importante biblioteca de diversa temática en la que destacaba el elevado número de volúmenes que poseía sobre Derecho. En abril de 1870 donó a las Bibliotecas populares de Madrid 62 ejemplares de la Cartilla métrico-decimal, “dándole las gracias en nombre de la Nación por tan patriótico y generoso desprendimiento” el Regente del Reino D. Francisco Serrano, a través del Ministro de Fomento D. José Echegaray. (Gaceta de Madrid, Lunes, 9/5/1870)

Rey D. Amadeo I
A lo largo de la década de 1870 iba a incrementar su posición social y económica de manera notoria. 

El 5 de febrero de 1871 fue nombrado, por el Rey Don Amadeo I, Comendador ordinario de la Real Orden de Isabel La Católica.

A finales de abril de 1874 falleció su hermano Don Manuel en Garrucha (Almería). Como albacea testamentario y uno de los herederos de este potente comerciante del levante almeriense, recibió una buena parte de la millonaria herencia. 

En marzo de 1875 murió en Lorca (Murcia) su yerno, el destacado industrial minero D. José María Labernia Cruz, casado con Doña Antonia Burruezo Martínez. Este hombre dejó una importante herencia: la activa Fundición San Antonio situada en Los Lobos, Cuevas del Almanzora, y diversos prósperos negocios que pasaron a manos de sus herederos (su mujer e hijos). Éstos constituyeron la Casa Comercial "Viuda de Labernia e Hijos", a cuyo frente estuvo Don Antonio Burruezo Ayora.

La siguiente Tabla recogida en la Tesis Doctoral "La minería almeriense en el periodo contemporáneo" del Sr. Pérez de Perceval, da idea de la potencia exportadora de plomo (en toneladas) en diferentes años de la compañía "Viuda de Labernia e Hijos" a través del Puerto de Garrucha. También de la "Sres. Manchón y Labernia", ya que en 1870, D. José María Labernia, se asoció con otro gran industrial minero, D. Diego Fernández Manchón.


Así pues, Don Antonio Burruezo compaginó su labor como secretario judicial con la de gestor de los diferentes negocios que por diversas causas familiares quedaron en sus manos. Su prestigio en Madrid aumentó considerablemente y entró en los círculos mineros de los más acaudalados empresarios y aristócratas residentes en la Capital de Reino. Asimismo, fue uno de los socios fundadores de la importante Sociedad General de Crédito de la Industria Minera, constituida en Madrid el 16 de marzo de 1878.

Gaceta de los Caminos de Hierro (Madrid, 31/3/1878)

La Sociedad General de Crédito de la Industria Minera tenía por objeto:

Gaceta de los Caminos de Hierro (Madrid, 31/3/1878)

Finalmente, tras una intensa e interesante vida como militar, jurista y gerente de los negocios familiares, Don Antonio Burruezo Ayora falleció en Madrid el 26 de marzo de 1887, a la edad de 68 años. Se le dio sepultura en el Cementerio Sacramental San Isidro, a cuya institución pertenecía, siendo enterrado en el Panteón de la Familia Labernia. Su muerte fue muy sentida en Madrid y en Garrucha (Almería). Había fallecido uno de los miembros más destacados de la histórica saga de los hermanos Berruezo Ayora. Sus hijas y sus nietos honraron su memoria durante las décadas siguientes. 

Don Antonio Burruezo sentó las bases en Madrid de una nueva generación que con sus hijas y sus respectivos maridos engrandecerán el apellido en los años venideros. Fue un buen ejemplo de prosperidad profesional y servicio a España, al igual que sus hermanos.

Esquela presente en el periódico La Correspondencia de España (Madrid, 28/3/1887) 


sábado, 1 de agosto de 2015

D. Antonio Burruezo Ayora (1818-1887). Parte I


Don Antonio Burruezo Ayora nació en Turre (Almería) el 31 de julio de 1818. Era hijo del veterano militar, Cabo del Resguardo y Héroe de la Guerra de la Independencia, D. Cleofás Burruezo de Aro, y de su mujer, Dña. Juana Ayora Guevara, hija del militar y empleado de la Real Hacienda D. Fernando Ayora Mellado.

Vino al mundo en una época dura, en un tiempo de posguerra, España todavía se lamía sus heridas, ya que hacía apenas cuatros años que había concluido la Guerra contra el francés. No obstante, Don Antonio se crió y educó en el seno de una familia acomodada, los Berruezo disfrutaban de una posición holgada con tierras para cultivo en Turre y municipios de alrededor. Fue el noveno y último hijo habido en el matrimonio, por lo que su infancia debió transcurrir en la tranquilidad y permisividad que proporciona ser el benjamín de la familia.

No obstante, la muerte de Fernando VII en 1833 iba a cambiar el devenir del país. España se embarcó en una sangrienta guerra civil entre los cristinos o isabelinos (los partidarios de Isabel II, la hija del Rey fallecido) y los carlistas (partidarios del infante Don Carlos, hermano de Fernando VII, que no aceptaban la Pragmática Sanción de 1830). Los primeros abogaban por la implantación en España de una monarquía liberal, constitucional, al símil de los países más desarrollados de Europa, mientras que los segundos apostaban por la continuidad de la monarquía tradicional. Dio comienzo la que fue conocida como Primera Guerra Carlista (1833-1840).


El recrudecimiento de la Guerra y el rumbo adverso que aparentemente tomó el conflicto para los liberales (isabelinos) al principio de la contienda hizo que, a finales de enero de 1835, se ordenase el alistamiento de “todos los jóvenes que, habiendo cumplido la edad de 17 años, se hallen aún en sus casas”.

A primeros de abril de 1835, a tres meses de cumplir los 17 años, Don Antonio sentó plaza como soldado en el Regimiento de Infantería fijo de Ceuta nº 19 de Línea, encuadrado dentro del Ejército liberal de Isabel II.

En agosto del mismo año ya se hallaba combatiendo con su Arma a los carlistas del famoso General Cabrera, conocido como El Tigre del Maestrazgo, en el frente del levante español y del bajo Aragón. El 26 de agosto se halló en la acción de las inmediaciones de la Chana y un mes más tarde en la de las Sierras de Manzanera (Teruel). Asimismo, el 27 de septiembre de 1835 participó en la importante toma de la plaza fuerte de Mora de Rubielos (Teruel), que había sido tomada dos semanas antes por los carlistas. También, el 18 de octubre se halló en las acciones ocurridas contra “los enemigos de la libertad” en las Montañas de la Cenia de Rosell (Castellón).


Dado su valor y arrojo en el combate, el 1 de abril de 1836 fue ascendido a Cabo 2º. Al día siguiente, sirviendo a las órdenes del Mariscal de Campo D. Juan Palarea, Jefe del Ejército isabelino en Aragón, combatió y venció al General carlista Cabrera en la conocida como Primera Batalla de Chiva (Valencia).

En enero de 1836 marchó con su Cuerpo a Antequera donde permaneció hasta finales de julio, habiendo ascendido a Cabo 1º en mayo y a Sargento 2º en junio del mismo año a instancia del Excmo. Sr. Inspector General del Arma. Don Antonio no tenía todavía 18 años cuando ya ostentaba galones de Sargento por méritos de guerra.

Sin embargo, a finales de septiembre de 1836 causó baja en Infantería para ingresar el 1 de octubre como soldado en el Regimiento de Caballería del Rey 1º de Línea. Posiblemente esta migración de Cuerpo estuviese influenciada por su hermano mayor Don Diego, que venía sirviendo en dicha Arma de Caballería. Desde el 1 de octubre hasta final de diciembre del citado año permaneció en los cuarteles de Valencia haciendo su servicio. El cambio de Infantería a Caballería le supuso comenzar de nuevo en el escalafón militar. Así pues, el 15 de marzo de 1837 fue promocionado a Cabo 2º.

Medalla conmemorativa
de la victoria en Chiva el 15 de julio de 1837
El 15 de julio de 1837 se halló en la afamada Segunda Batalla de Chiva (Valencia); su valentía demostrada en la contienda contra la ferocidad de los enemigos le valió ser condecorado y declarado Benemérito a la Patria. Esta victoria isabelina sobre el ejército carlista de D. Vicente González fue tan famosa en su época que la Reina Gobernadora Dña. María Cristina mandó emitir una medalla-condecoración conmemorativa para recompensar a los participantes en ella.

También demostró su arrojo el 22 de septiembre de 1837 en la batalla de Arcos de la Cantera (Cuenca), donde a las órdenes del General Amor, Jefe de la Caballería Isabelina, realizó una memorable carga contra el ejército carlista del General Cabrera, acción decisiva para la victoria liberal. De tal importancia fue para la batalla la contribución de la dicha carga de caballería, que los escuadrones participantes (Calatrava, España, 1º del Rey y 2º de la Reina) fueron recompensados con la Corbata de San Fernando para los Estandartes de sus Regimientos

Asimismo, el 25 de diciembre de 1837 se halló en la acción de Alloza (Teruel). En resumen, en 1837 estuvo persiguiendo y azotando a las tropas carlistas en el Este Español.

El 1 de mayo de 1838, dada su valía en el campo de batalla, fue ascendido a Cabo 1º de la 6ª Compañía de su Regimiento de Caballería. La Guerra no daba tregua y el 15 del mismo mes tuvo Don Antonio Burruezo una participación muy destacada en la batalla de Onda (Castellón), donde fueron derrotados tres batallones carlistas.

Desde el 24 de julio al 19 de agosto de 1838, Don Antonio Burruezo Ayora participó activamente con su Regimiento de Caballería en el sitio al municipio de Morella (Castellón), bastión del carlismo defendido tenaz y valerosamente por las tropas del General D. Ramón Cabrera.

Carga de Cabrera en Morella (Castellón). Pintor: Ferrer Dalmau

El 29 de julio de 1838 se estableció definitivamente el cerco isabelino sobre Morella, estaba compuesto por más de 20.000 soldados, 2.000 caballos y 18 piezas de artillería. No obstante, los sitiados contaban en el exterior con la ayuda de una fuerza carlista de 10.000 soldados y 1.000 caballos, que hostigaban a los isabelinos, por lo que el sitio al municipio por parte del ejército liberal no fue nada fácil.

Dentro del contexto del sitio a Morella, destacó la actuación de Don Antonio Burruezo en la carga que realizó el 8 de agosto contra las posiciones carlistas en la Masía de Torre Miró, encuadrado en el 3er escuadrón de su Regimiento.

Pese a los intentos del General isabelino D. Marcelino Oráa de someter la ciudad, finalmente el 19 de agosto de 1838 tuvo que levantar el sitio sobre Morella y emprender la retirada hacia Alcañiz (Teruel). Atrás quedaron unas elevadas bajas de 2000 muertos o heridos en el bando liberal frente a poco más de 200 carlistas muertos y casi 800 heridos. La victoria carlista fue la más sonada en la carrera militar del General Cabrera, resonando la exitosa defensa numantina del municipio castellonense por toda Europa. El temido y formidable líder carlista, victorioso, que había dirigido las operaciones desde el exterior, aprovechó el momento de gloria e hizo su entrada triunfante en Morella, a lo que “la población entera le recibió de rodillas, en tanto que las campanas resonaban en estruendoso repique, y que el clero, cabildo e individuos de la Junta salían en procesión, con el palio, a derramar flores y bendiciones sobre el afortunado General. Su triunfo había sido completo. […]” (Testimonio del contemporáneo escritor liberal D. Niómedes-Pastor Díaz Corbelle).

D. Leopoldo O'Donnell
Durante todo el año de 1839 permaneció con su Regimiento de Caballería participando en las acciones del Ejército del Centro. El 6 de abril se halló en la acción sobre Segura. Asimismo, el 17 de julio del citado año participó valerosamente en el levantamiento del Sitio de Lucena del Cid (Castellón), donde las tropas del General Cabrera fueron derrotadas por las isabelinas del General O’Donnell. La sobresaliente actuación de Don Antonio Burruezo en la rotura del cerco carlista sobre Lucena y victoria sobre los mismos, le valió el ascenso a Sargento 2º de manos de Don Leopoldo O’Donell, General en Jefe del Ejército del Centro y Capitán General de Aragón, Valencia y Murcia.

Del 27 de abril al 2 de mayo de 1840 Don Antonio Burruezo Ayora tomó parte en el sitio y toma del Castillo de Alpuente (Valencia), en manos carlistas. Fue una de las últimas acciones de la Primera Guerra Carlista. La conquista del citado castillo por las tropas isabelinas fue de vital importancia, ya que era considerada una de las plazas más fuertes de la zona, por lo que la pérdida para los intereses carlistas fue muy importante.

Tras esta victoria liberal, Don Antonio permaneció hasta finales de agosto de 1840 sirviendo con su Regimiento de Caballería en el Ejército del Centro. El resto del año lo pasó en la Escuadra de Albacete y en cuartel en Valencia, habiendo hecho servicio de Palacio desde el 24 de agosto hasta final del mismo.

Finalmente, terminada la Guerra con victoria isabelina en 1840, obtuvo la licencia en el Servicio de las Armas a finales de julio de 1841. Don Antonio Burruezo dio así terminó a algo más de 6 años luchando valerosamente por la causa liberal en España. Sus superiores siempre destacaron su total entrega, entusiasmo, compromiso y honradez en todas las acciones en las que participó. En ese tiempo ascendió por méritos de guerra en seis ocasiones, aunque en dos Cuerpos distintos: 3 en Infantería y 3 en Caballería.

[Continuará]