Miembros del Gobierno Provisional de España (1868) |
A lo largo de los años 60 del siglo XIX, la crisis económica, el descontento social y la inestabilidad política propiciada por los espadones a base de pronunciamientos, fue alimentando el germen de cultivo para atacar a la Monarquía Isabelina. La Camarilla Palatina que se movía en torno al trono de Isabel II, cada vez más claramente anticonstitucional y cercana a las posturas más reaccionarias del moderantismo, influía en las políticas decisorias de la Reina. Progresistas y demócratas se veían alejados de ostentar de nuevo el gobierno de la Nación, pese a las promesas de turnismo pacífico que quería implantar O’Donnell cuando asumió otra vez las riendas de Estado en 1865. Los llamados “obstáculos tradicionales”, que enunció el progresista D. Salustino Olózaga referente a que la Monarquía y la Religión eran frenos para el progreso liberal de España, fueron calando en la sociedad y la clase política con cada vez más fuerza ante la falta de normalidad constitucional y democratización real del Estado y la Monarquía.
La vuelta al Gobierno de España
en 1865 de la Unión Liberal, tras los sucesos de la Noche de San Daniel, hizo que se nombrara en Garrucha un nuevo equipo municipal compuesto por unionistas, progresistas y moderados: D. José
Laguna López, D. Andrés Sánchez Egea, D. Alfonso Cervantes Quesada, D. Juan
Antonio Orozco Segura, D. Juan Salvador López, D. Bernardo Gerez Soler, D. Francisco
de Gea y D. Tomás de Haro. La figura del primer Alcalde de Garrucha y líder
local del Partido Unión Liberal, don Manuel Berruezo Ayora, que había presidido
el Ayuntamiento de 1861 a 1863, no aparece más presidiendo gobiernos
municipales, pero sí constan como regidores destacados Berruezistas como los Sres. Laguna, Cervantes Quesada o Gerez Soler.
Berruezo siguió controlando y ordenando las directrices del unionismo
garruchero hasta su muerte acaecida en 1874.
D. Leopoldo O'Donnell |
Como consecuencia de todo esto, a
partir de 1866, los unionistas, moderados, demócratas y progresistas garrucheros,
que hasta entonces habían remado juntos dejando a un lado sus intereses
partidistas para consolidar el éxito de la naciente Garrucha como municipio
independiente, empezaron a disentir y apartarse del consenso político. Los
progresistas de D. Ramón Orozco, y los demócrata-republicanos de D. Enrique
Calvet, siguiendo las directrices generales de sus Partidos se retiraron del
juego político; los unionistas de D. Manuel Berruezo perdieron el favor de la
Reina al caer en Madrid su Gobierno y sufrieron la defenestración por parte de los moderados,
que no siguieron el turnismo político que quiso imponer O’Donnell; los
moderados de Sánchez Ortiz y Fernández Morán, fuertes ahora, acaudillados en
España bajo su gran líder el General D. Ramón Narváez, dominaban la política de Garrucha.
La deriva de la situación
política en España, unida a la gran crisis financiera de 1866 y de subsistencias
de 1867 y 1868, provocó que los progresistas, que aspiraron a gobernar tras la
caída de O’Donnell, y los demócratas se retrajesen del juego parlamentario y
conspiraran para derribar a la Monarquía Isabelina. Mediante el Pacto de
Ostende, firmado en esta ciudad belga el 16 de agosto de 1866, progresistas y
demócratas sellaron la definitiva caída de los Borbones en España.
En 1867 el ruido de sables y olor
a pólvora revolucionaria recorría toda España. El temor a un pronunciamiento
militar que acabase con el Gobierno moderado y la Monarquía de Isabel II hizo que
se tomaran medidas de vigilancia y represión en todos los municipios por parte
de los reaccionarios. Así ocurrió en Garrucha:
Se
dio lectura de una Orden del Sr. Gobernador de la Provincia, fecha 31 de Agosto
próximo pasado, en que se transmite la Real Orden de 27 del mismo, relativa a
las disposiciones de orden público, mandadas observar. Y el Sr. Presidente (D.
Rodrigo Sánchez Ortiz) además invitó a los Sres. Concejales a que coadyuven
todos y cada uno de por sí a llevar al servicio de vigilancia tan interesante,
dándole conocimiento de cualquier cosa que notaren o llegaren a saber, y pueda
ser atentatoria a la seguridad y orden público; y que inculquen en la población
la idea de que la mayoría de la Nación – y por consiguiente de los pueblos –,
es y debe ser contraria a los principios revolucionarios; así como de la grave
responsabilidad en que incurre el que por apatía, incuria o, intencionalmente,
dejare de darle conocimiento de cualquier novedad que notase, en sentido de
desorden o conspiración.
El
Ayuntamiento solemnemente ofreció cumplir con eficacia cuanto se recomienda por
la citada real disposición.
El
Sr. Presidente manifestó, además de darles las gracias por el interés que
manifestaron al ofrecer llevar cumplidamente los referidos deberes, que se
abstenían de publicar un Bando al efecto, por considerarse sin atribuciones
para ello, en razón al estado excepcional en que se halla declarada la Nación,
razón por la que recomendaba a dichos señores inculcar a todos las
prescripciones y deberes que impone la citada Real Orden y prevenciones del Sr.
Gobernador.
(Actas Capitulares. Sesión 2 de septiembre de 1867. Archivo Municipal de Garrucha)
Tras la muerte del General
O’Donnell, acaecida el 5 de noviembre de 1867, el liderazgo de la Unión Liberal fue
asumido por el General D. Francisco Serrano. Pese a que O’Donnell rechazó
formar parte de la coalición revolucionaria, tras su fallecimiento, Serrano se
adhirió al Pacto de Ostende. Por consiguiente, salvo los moderados, que
gobernaban con políticas cada vez más reaccionarias y autoritarias en España,
el resto de fuerzas políticas estaban unidas para derribar la Monarquía Isabelina.
Alegoría de La Gloriosa (1868) |
Almería se adhirió al
pronunciamiento el 28 de septiembre, con la llegada del vapor de guerra Vigilante que llevaba a bordo al Brigadier D. Carlos Palanca con la misión de sublevar la
provincia oriental de Andalucía. El objetivo de los revolucionarios almerienses
se sintetiza en la frase-resumen del manifiesto publicado en Almería el 1 de
octubre de 1868: "En una palabra, descentralización completa, política y
administrativa y libertad en todas sus manifestaciones."
Por su parte, Garrucha se sumó al
levantamiento y creó una Junta Local Revolucionaria, que tomó el gobierno del
municipio el 29 de septiembre y depuso al Alcalde moderado D. Asensio Fernández
Morán. La Junta revolucionaria se hizo con el poder al grito de “¡Viva la Libertad!
¡Abajo lo existente!”.
Junta revolucionaria de Garrucha
¡VIVA LA LIBERTAD! ¡ABAJO LO EXISTENTE!
En la población de Garrucha a veinte y
nueve de Septiembre de mil y ochocientos sesenta y ocho, los buenos españoles
de la misma, reunidos a los gritos con que se encabeza este acta, componiendo
la mayoría de este vecindario, nombraron una Junta de gobierno, que se
denominará Junta revolucionaria de Garrucha, en imitación de las que en los
demás puntos de la Nación se han constituido, en virtud del glorioso alzamiento
iniciado por los valientes marinos de nuestra escuadra.
Por aclamación fueron designados para:
Presidente: D. Enrique Calvet Lara
Vicepresidente: D. Modesto Orozco Segura
Vocales:
- D. Emilio Orozco Segura
- D. Francisco de Gea Blanco
- D. Ramón Cervantes Cervantes
- D. Telesforo Segura Imbernón
- D. Francisco Cervantes Guarnios
- Secretario: D. Tomás de Haro Haro
Esta Junta acordó que inmediatamente se
prevenga a D. Asensio Fernández Morán, Alcalde de esta población, resigne su
autoridad en la Junta, con la entrega de la vara y documentos que tenga en su
poder, con lo que se dio por terminada este acta, que firman, de que certifico.
= Siguen firmas.
(Historia de Garrucha. Autores: Ramón C. y Miguel Flores González-Grano de
Oro, 1921)
A la vista de lo anterior, en
Garrucha tomaron un papel protagonista demócratas y progresistas, como se deja
ver en los nombres de la Junta Revolucionaria. Don Enrique Calvet, presidente
de la misma y líder del partido demócrata de Garrucha, ya abiertamente llamado republicano, puso el matiz radical y antimonárquico de la revolución en el municipio.
D. Ramón Orozco Gerez Opulento capitalista que fue largos años líder del Partido Progresista Almeriense (Extraída Biografias Diputación de Almería) |
Tres meses después de la
Revolución, el 1 de enero de 1869, se constituyó el primer Ayuntamiento del Sexenio
Democrático en Garrucha. Los hijos (D. Modesto, D. Ramón y D. Emilio)
del progresista D. Ramón Orozco Gerez tomaron verdaderamente el control de la
política garruchera en los primeros años del Sexenio. Apoyándose en sus hijos,
Orozco controló, en aquellos primeros compases, uno de los municipios más importantes a nivel comercial e
industrial de la provincia de Almería. A su vez, D. Ramón Orozco Gerez presidió la
Junta Revolucionaria de Almería, demostrando una vez más quién era el jefe
indiscutible del progresismo almeriense.
INSTALACIÓN DEL NUEVO AYUNTAMIENTO
Acto seguido, los mencionados señores
Regidores y Presidente, habiendo concurrido los nuevamente elegidos: D.
Bernardo Gerez Soler y D. Juan Salvador López, el Sr. Presidente les recibió
juramento en la forma prevenida, y habiéndose retirado los señores que salen de
la Corporación: D. Enrique Calvet y Lara, D. Telesforo Segura Invernón y D.
Marcos López García, se procedió a la elección de Alcalde, quedando elegido
para este cargo D. Ramón Orozco Segura.
Seguidamente se hizo la designación de
Regidores, quedando numerados por el orden siguiente:
- D. Modesto Orozco Segura
- D. Francisco Cervantes Guarnios
- D. Bernardo Gerez Soler
- D. Ramón Cervantes Cervantes
- D. Juan Salvador Segura Invernón
- D. Juan Salvador López Soler
Y acordando reunirse previa citación, se
terminó el acta que firman los Sres. de que certifico. Ramón Orozco.
(Actas Capitulares. Sesión 1 de enero de 1869. Archivo Municipal de Garrucha)
Pese a las buenas intenciones iniciales del Gobierno Provisional, el llamado Sexenio Revolucionario o Democrático (1868-1874) acabó por convertirse en uno de los pasajes de la Historia de España más turbulentos de nuestra Edad Contemporánea. Pronto derivó en una inestabilidad política y económica sin precedentes en la Nación, y donde la integridad territorial de la patria estuvo en tela de juicio. Sólo con la Restauración Borbónica en la figura de Alfonso XII y el turnismo pacífico entre los dos grandes partidos dinásticos, España volvió a una estabilidad, hasta entonces, prácticamente desconocida.