Don Francisco Berruezo Gerez fue
un personaje singular de la historia familiar, ya que una serie de
acontecimientos inesperados lo convirtieron en uno de los Berruezo más
relevantes de la primera mitad del siglo XX.
Puede decirse que la tranquila
vida del benjamín de los Berruezo Gerez comenzó a cambiar en 1907 cuando a los
25 años de edad su hermano mayor, el Alcalde de Garrucha don Pedro Berruezo, lo
nombró Administrador de su patrimonio y negocios para dedicarse de manera plena
a la política. Sin lugar a dudas, asumió una gran responsabilidad que se vería
incrementada de manera notable tras el fatídico fallecimiento en 1908 de su otro
hermano, el gran Bernardo Berruezo, pues se hizo cargo también del boyante
comercio que dejó éste, así como de la consignación de buques. Igualmente, en ese
año contrajo matrimonio con la que dicen que fue una de las mujeres más guapas
de Turre, la bella y dulce doña María Josefa Cánovas, perteneciente a una
familia de ricos propietarios agrícolas con gran influencia en el municipio
turrero, lo que le llevó a participar en la administración de diversas fincas dedicadas al
cultivo.
En muy poco tiempo se convirtió
en un importante capitalista, rigiendo desde Garrucha gran parte de los
negocios de la Casa Berruezo, aunque siempre bajo la atenta mirada de su padre,
el potentado don Francisco Berruezo López.
En 1912 adquirió todos los bienes, derechos
y acciones que pertenecían a la «Sociedad Arana y Compañía», de capital vasco.
Esta sociedad se había constituido en 1909 para la explotación de canteras de
yeso, cemento y cal hidráulica, y para cuyo propósito se construyó una fábrica.
Inicialmente, la compañía vasca, domiciliada en Garrucha, estaba compuesta por
los capitalistas D. Zacarías Arana y Landa, D. Manuel Mencheca Gorordo, D.
Francisco Bilbao Zubianrri y D. José Isasi y Zubiaga, aunque en la fecha de la
venta este último era el único propietario, pues había comprado a sus consocios
sus respectivas participaciones.
La fábrica de yesos de don
Francisco Berruezo Gerez contaba con maquinarias de vapor con dos volantes de 8
a 10 caballos de potencia, calderas de vapor, desintegradores o molinos para la
trituración del mineral, hornos para la calcinación de yesos y cal hidráulica,
balsa para depósito de aguas, etc.
Al año siguiente, en 1913 D. Francisco
compró diversas fincas en el término de Mojácar, que incluían canteras de yeso,
por lo que logró una competitividad de costos al hacer una integración hacia
atrás desde un punto de vista de estrategia empresarial; de esta manera
controlaba los precios de la materia prima y se deshacía de los posibles
sobrecostes derivados de la acción de los proveedores. No obstante, es probable
que no toda la materia prima que alimentaba su industria viniese de Mojácar.
Asimismo, en 1914 su fábrica fue
abastecida eléctricamente por la compañía “La Termo-Hidro-Eléctrica”,
empresa que resolvió los problemas de potencia y que proporcionó «la luz» y «la
fuerza» necesaria para satisfacer las necesidades de alumbrado de los
municipios y de las industrias del levante almeriense.
Se desconoce a ciencia cierta
hasta cuando estuvo en activo dicha fábrica, pero lo que sí se sabe es que en
1930 don Francisco Berruezo arrendó al ingeniero británico James Hocking
Chappel, por cinco años, aunque prorrogables hasta veinte, las canteras de yeso
que poseía en Mojácar. Se fijó el canon de arrendamiento en 0,50 pesetas por cada
tonelada extraída de yeso útil. Además, se fijó en el contrato que en el caso
de que Hocking no explotase las canteras, podría Berruezo obligarle a hacerlo y
si aun así el inglés no lo hacía, las canteras retornarían de nuevo al
arrendador.
El ingeniero James Hocking era un
viejo conocido de la minería andaluza, pues había sido representante de la
sociedad inglesa «Córdoba Copper Company Limited», que explotó las minas de
cobre de Cerro Muriano (Córdoba). Las primeras noticias de su llegada a Almería
se sitúan a finales de la década de 1920, ya que aparece como administrador de la
sociedad minera «Tigón S.A.» que explotaba minas de azufre en Gádor. Asimismo,
fue uno de los ingenieros que levantó las nuevas instalaciones electro-químicas
que la compañía «Bismuto Alcántara Palacios S.A.» construyó para la explotación
de Bismuto en la sierra de Córdoba.
Regresando a las canteras de
yeso, se desconoce su devenir bajo la administración de Hocking así como la
actividad industrial que mantenía Berruezo, aunque seguramente la llegada de la
Guerra Civil y la crisis económica derivada de la posguerra terminarían por
provocar su cese definitivo.
Albañiles picapedreros trabajando en una cantera. |